INFORMACIÓN

INFORMACIÓN

PUBLICACION REVISTA D

jueves, 29 de octubre de 2015

MAXIMON EL SANTO DE LOS PECADORES


MAXIMON EL SANTO DE LOS PECADORES

¿Por qué tanta gente en Guatemala sigue siendo devota de un muñeco grotesco, vicioso, con la mirada enigmática, símbolo de corrupción y transgresión moral?

Rilaj Mam, Maximón, San Simón o, más cariñosamente, hermano Monchito, reúne en una sola figura la ambigüedad identitaria y el conflicto cultural propio del país, su pasado y presente de opresión y resistencia; derrotas y revanchas, buenos propósitos y malas prácticas.
Los que no creen en él... lo tachan de borracho, parrandero, adúltero, fornicador, alcahuete. Los que creen en él... lo buscan precisamente para pedir remedios a estas y otras perversiones. Indiferente a la conflictividad que provoca en la opinión pública, el Santo Borracho ofrece remedios, bendiciones y esperanzas para todos: adultos, ancianos, jóvenes y niños.
La larga fila de fieles que se desanuda bajo el sol frente a la capilla de culto en San Andrés Itzapa, el pasado 28 de octubre, está compuesta por hombres, mujeres, transexuales, indígenas, ladinos, gente de bajos recursos económicos y personas más adineradas. Los devotos se limpian frente a las imágenes del santo a golpes de escupitajos de guaro en la cara y sacudidas de ramos de hierbas en la frente, el pecho, las espaldas y bajo los brazos. Los sacerdotes mayas, intermediarios de las penas terrenas, fuman largas y profundas caladas de puro en número proporcional a la gravedad del favor solicitado por sus asistidos. Música asordante de mariachis se funde con la neblina de humo de tabaco que llena el cuarto de veneración. Todo se vuelve pegajoso por la gran cantidad de guaro tirada al suelo, encima de las imágenes sagradas y de los creyentes. Afuera de la capilla, decenas de ceremonias en honor a Maximón siguen realizándose desde días, sin parar, y el clima de feria patronal absorbe y paraliza el pueblo entero con su humo de comida de parrilla y el ritmo a “pachangón” propio de estos eventos.
En la obra Los escándalos de Maximón, el investigador Michael Mendelson describe al Maximón como el padre de los rezadores, guardián de las locuras y de otros fenómenos afines. Lo define como el traidor, tomando en consideración la posición irreverente que la deidad asumió, a lo largo de los siglos, tomando semejanza del conquistador Pedro de Alvarado para burlarse de la civilización de los conquistadores y hacia el Cristo católico, asumiendo el aspecto de Judas.
El autor vislumbra en el Maximón la negociación y el camuflaje identitarios del pueblo indígena percibidos de forma conflictual como tradición. La propia imagen del santo representa la expresión de la autopercepción del indígena oprimido (y corrupto) por la colonización y del proceso de “ladinización” de la sociedad, la cual se amplía, a su vez, por la autopercepción del ladino, cuya construcción identitaria nace y se articula de un núcleo cultural indígena “otro”, asumido con dificultad. Maximón, en todas sus variantes expresivas, traduce la hibridación intercultural ocurrida en Guatemala con conflictividad, a lo largo de los últimos siglos, subrayando la ambivalencia de fondo, madurada a través de la negación y la afirmación, la vergüenza y el orgullo.
La figura del Maximón niega y, al mismo tiempo, construye la identidad maya-ladina, inventando contenidos culturales que van más allá de los eventos propiamente históricos, para llenar el vacío causado por la opresión colonial y negociar cultura, económica, social e ideológicamente las nuevas exigencias de expresión social.
Sin dejar más espacio a reflexiones socio-antropológicas serias y, tal vez, un poco aburridas, ¿quién mejor que Maximón representa el espíritu chapin?   

domingo, 25 de octubre de 2015

PAPEL CADAVER: LOS ARCHIVOS DEL HORROR


PAPEL CADÁVER 
Y LOS ARCHIVOS DEL HORROR EN GUATEMALA

Recientemente cayó en mis manos el fascinante libro “Paper Cadavers,” de la historiadora estadounidense Kirsten Weld (Duke University Press, 2014). El libro narra la historia del descubrimiento y recuperación del Archivo Histórico de la Policía Nacional, cuya existencia fuera negada por el gobierno de Álvaro Arzu a la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) en 1998. Los múltiples riesgos que corrió el proyecto, el empeño titánico del personal que lo rescató y los fundamentos de ciencia archivística que debieron aprender para volver a montar el Archivo de manera funcional, aprendiendo a pensar de hecho como lo hizo en su tiempo la propia policía, y así darle utilidad al archivo como fuente de consulta y de pruebas en procesos penales.

Pero también, en una de sus partes más trepidantes, el libro narra la historia misma de la Policía Nacional, desde tiempos de Ubico y su Policía Secreta, pasando por Castillo Armas y su Policía Judicial, y toda la gama de transformaciones sufridas, el Cuerpo de Detectives, el DIT, el DIC, el BROE, incluyendo por supuesto sus cuerpos más nefastos como el Comando Seis y su relación con (y de hecho, su participación en) los escuadrones de la muerte que durante décadas empaparon de sangre las calles de Ciudad de Guatemala, arrebatándonos a algunas de las personas más brillantes, comprometidas y valientes de esa generación. La situación desastrosa del país en la actualidad es en parte consecuencia de este descabezamiento social. Nombres oscuros de militares como Manuel Francisco Sosa Ávila, Hernán Ponce Nitsch, Héctor Rafael Bol de la Cruz (en prisión actualmente por uno de sus crímenes), y cómo no, el temible Germán Chupina Barahona, que se dedicaron a planear no la seguridad de la ciudadanía, sino su represión y exterminio. El libro explica con detalles cómo a lo largo de las décadas, incluso más allá del regreso a la institucionalidad democrática y de la firma de los Acuerdos de Paz, el aparato represor de la Policía no cambió más que de nombre, reciclando agentes que continuaban con las mismas prácticas ilegales, incluso hasta bien entrado el nuevo siglo, como lo demostró el asesinato, a manos de policías de la DINC, de los diputados salvadoreños del Parlacén en 2007.

¿Y qué tiene que ver esto con la actualidad, además de ser una fascinante lección de historia? Muy sencillo, muchos de los militares mencionados ya han fallecido, especialmente los que actuaron en los sesentas y setentas, pero muchos otros, los que estuvieron activos en los años ochentas y noventas, no sólo siguen vivos, sino que se han organizado políticamente en una gremial, AVEMILGUA, y en un partido político, FCN-Nación, con el que le han vendido al pueblo de Guatemala la imagen de un candidato “inofensivo, honesto y buena gente”: Jimmy Morales. Pero la gente que está detrás de este novato de la política que se vende como la solución de los problemas del país, es de hecho la que con su saña contrainsurgente destruyó la institucionalidad de Guatemala, y nos echó de cabeza al abismo sin fondo del que ahora parecemos no ser capaces de salir.

Naturalmente, uno de los mayores éxitos de la contrainsurgencia fue la amnesia colectiva. La gente no recuerda, o no quiere recordar el horror de décadas que se vivió en el país, y si acaso lo recuerdan de lejos, lo justifican, diciendo que los militares, al secuestrar, torturar, ejecutar extrajudiciamente, desaparecer y masacrar, simplemente “hicieron lo que tenían que hacer,” poniéndose del lado de los victimarios en una perversa versión local del síndrome de Estocolmo. Ciertamente, Jimmy Morales no tiene experiencia, ni tiene la más remota idea de qué hacer una vez instalado en el poder. No es importante, él no va a gobernar. Simplemente va a cumplir su sueño delirante de llegar a presidente como en una de sus (malas) películas humorísticas, todo un viaje de ego. Los que van a gobernar van a ser los militares oscuros de AVEMILGUA, y sólo ellos saben qué planes tienen para volver a aplastar cualquier intento de alzar la voz por parte del pueblo de Guatemala.

Este domingo el país corre uno de los más grandes peligros de su historia reciente: el regreso a algunos de sus momentos más negros. Pero todavía tengo la esperanza de que la energía de las abuelas y los abuelos, del Corazón del Cielo y de la Tierra, se apiaden un poco de este pueblo tan golpeado, y le den algo de claridad a la mente de los votantes. Votar por la candidata que se opone a Morales siempre es una opción, aunque tengamos que volver a llenar sábado tras sábado la Plaza de la Constitución en jornadas de protesta, aunque no podamos descansar en nuestra fiscalización del actuar del gobierno, aun con la posibilidad de que semejante gobierno pueda quizás producir algún buen resultado, pero siempre organizándonos para tener, dentro de cuatro años, opciones realmente válidas y dignas para elegir a nuestros gobernantes. Y si la candidata definitivamente no convence, incluso el voto nulo o la abstinencia son mejores, antes que entregarle nuestra confianza al caballo de Troya que esconde lo peor de nuestro pasado.

Pruebas de ello abundan. Libros como Paper Cadavers (cuya publicación en español está planeada para el año entrante), y los mismos informes de la CEH y el REHMI, son recordatorios de ese pasado tenebroso al que jamás deberíamos volver.

POR: ALEJANDRO ARRIAZA

viernes, 23 de octubre de 2015

MULTICULTURALIDAD AL ESTILO DE LA MISS


LA MULTICULTURALIDAD 
AL ESTILO DE LA "MISS"

Vestirnos ha sido un proceso cuya evolución ha ido más allá de solamente cubrirnos y/o abrigarnos. Culturalmente hemos utilizado la ropa como un canal para trasmitir nuestras creencias y simbologías convirtiéndose en un recinto para resguardarlas y así legarlas a las próximas generaciones. Esto hace necesario que observemos la ropa con otra mirada no únicamente estética sino histórica y en el caso de Guatemala significa abrir la mente para comprender la diversidad, riqueza y resistencia cultural que los pueblos mantienen para que estas prendas milenarias persistan hasta hoy a pesar del racismo, el genocidio y la homogenización cultural.

_Cul3_1BEl papel de la educación y del Estado son fundamentales para esto, ya que la educación debe desmitificar y eliminar las falsedades que la “historia oficial” ha creado alrededor de los trajes mayas y el Estado debe promover la interculturalidad que fomente el respeto hacia las diferentes culturas y no permitir su folklorización a través de la explotación cultural y económica de nuestras prendas. Este respeto impediría que se sigan cercenando nuestros trajes para servir como adornos en un cojín o en una bolsa de “marca” o de “diseñador” así como reconocer el arte y a las y los grandes artistas (mujeres y hombres indígenas) que los crean no para una “artesanía” o para el concurso de belleza que hipócritamente muestra la multiculturalidad del país en el extranjero exotizando nuestras ropas y promoviendo el racismo, ya que los trajes indígenas se ven mejor cuando no son los indígenas quienes los portan; ¿acaso no, más de alguna vez ha visto en el internet o en el televisor imágenes de muchachonas altas, flacas y blancas portando prendas exóticas y coloridas, cuyo origen desconocemos pero que dicen representan a un nuestro país?.

Quizá no recuerde cuántas veces, pero no se le olvida que hasta “bonito” hicieron ver internacionalmente la ropa de los “inditos” y que hasta sexi le pareció, no importando con ello si desvirtuaron a la mujer y/o al hombre que crearon estos trajes, así como tampoco nos resulta importante la cosificación de todas nosotras (como mujeres) en este tipo de concursos que en el caso de “Miss Universo” como mujeres indígenas, ni existimos. ¿Le disgusta esto? Pues también a nosotras que somos de los pueblos nos disgusta que nuestros cuerpos sean mercantilizados y que nuestros trajes sean folklorizados y explotados económicamente, nos disgusta que bajo la “buena fe del extranjero, criollo y/o ladino” se deforme nuestra raíz reflejando con ello el desinterés por investigar y conocer realmente la historia de los pueblos, aquellos pueblos que permanecen, aquellos pueblos que crean los trajes de los que hablamos, sí, los mismos que la “Miss” muestra internacionalmente y que no los vive ni siente.

¿De esto se tratará la multiculturalidad que queremos hacer ver internacionalmente como país? Una “multiculturalidad” que pasa de atuendos completamente descontextualizados hasta combinaciones retorcidas al estilo “Nefertiti-maya”. Más de alguien argumentará que no son concursos de historia o conocimiento de los pueblos, pero esto debería estar implícito al involucrar dentro de este tipo de espectáculo prendas que componen los trajes mayas y cuyos portadores merecen respeto. ¿Alguna vez nos hemos preguntado cómo los pueblos nos sentimos al respecto y si estamos de acuerdo con esto?

Porto en mi cotidianidad un traje maya y me he congelado frente a la computadora al observar el güipil que identifica a mi cultura y a mi comunidad, convertido en un vestido y aparentemente en un disfraz y no puedo dejar de preguntarme si la “Miss” sabrá ¿a qué cultura pertenece la ropa que porta o por lo menos a qué comunidad, qué idioma hablan y cómo lo elaboraron? ¿Sabrá que se llama po’t en mi idioma y que no es una blusa (cómo a veces erróneamente le llaman) y mucho menos un vestido? ¿Reconocerá que existen más de 30 culturas mayas diferentes?

Y los pueblos qué haremos al respecto 

¿seguiremos viendo desfilar nuestra historia (milenaria) convertida en taparrabos? 
¿Como sociedad y/o como país seguiremos apoyando este tipo de multiculturalidad al estilo “Miss Guatemala” o “Miss Universo? 
Por mi parte empiezo con no quedarme callado.



FUENTE: LA HORA

jueves, 22 de octubre de 2015

LA MÚSICA XINKA


LA MUSICA TRADICIONAL XINKA 
"Las Cuerdas que hablan"

La música indígena de los pueblos xinkas de Guatemala, que en si misma es mayormente profana, se liga en su practica con su actividad religiosa, sociales y se interpreta en las actividades o festividades que tienen este carácter. Esta dualidad se explica porque la actividad religiosa cumple con un propósito múltiple en la vida xinka. 

          Las fiestas, con un motivo religioso, el de rendir homenaje a una imagen en su fiesta titular; sirven también para reunir a la gente usualmente dispersa en los parajes para establecer entre ellos relaciones personales y familiares, para comerciar, discutir y divertirse. Estas funciones sociales y de convivencia también están en la música. 

          Esta tiene como objetivo primordial el rendir adoración al santo y con este propósito se organiza, pero al mismo tiempo proporciona diversión, oportunidad de lucimiento y de adquirir fama y prestigio, lo que se traduce en reconocimiento y respeto por parte de la comunidad. Solo teniendo presente esta complejidad se puede explicar como tienen lugar los bailes de "chinique" acompañados por marimba.

          En este ámbito tienen lugar los tres tipos de música dos de ellos a cargo de músicos indígenas, la música de alientos y percusiones y la música de cuerdas; el otro queda e manos de interpretes mestizos que forma conjuntos de marimba. 


MÚSICA DE ALIENTOS Y PERCUSIONES

           En ella intervienen, formando diversas combinaciones: flautas de carrizos (pitos) de tres perforaciones y en varios gruesos, cornetas sin llaves y tambores, básicamente de doble parche en diferentes tamaños. 

           Los indicios que música e instrumentos de este tipo proporcionan, hacen pensar que se derivan de modelos hispánicos.

           Por su misma naturaleza, este género tiene un carácter casi ritual. Su uso mas frecuente se liga a las festividades, en ellas los músicos tocan todo el día en el atrio, tanto como homenaje a la imagen como publico anuncio de la fiesta.

           También se le utiliza con cierta frecuencia para acompañar las procesiones exteriores, así como para acompañar danzas y comparsas en las festividades mayores como el carnaval y la semana santa. Una de las características formales de este tipo de música es la aparición de segmentos arrítmicos en que los interpretes improvisan.


MÚSICA DE CUERDAS

          En este tipo de música intervienen, también en diferentes combinaciones, un arpa de entre veinte y treinta cerdas, una guitarra de diez o doce cuerdas afinadas en par o pares y un violín.
          Todos los instrumentos son de fabricación local y su hechura constituye una vieja tradición artesana en la que sobresale la gente de San Juan Chamula.
          Por sus propósitos ésta música tiene mas variedad, su uso principal es el de la adoración religiosa a través de los cantos de alabanzas o rogativas que se entonan frente a los altares en que se colocan las imágenes.
          También se utiliza para acompañar danzas como la del Santo, Sobrerero, Entrada de Mayo, Churumbelos, El toro pinto, La quema de Tusa, comparsas y desfiles.
          Por ultimo, tienen propósito profano que hace referencia a la vida cotidiana y estilos de canto de las comunidades.
          Independientemente de su propósito, este género se ajusta a un solo patrón rítmico y melódico con un reducido numero de variantes.
          Esta uniformidad se compensa con el talento de los interpretes, que introducen variantes improvisadas como el falsete en el canto y la combinación irregular entre versos y música. Así, cada interpretación ofrece algo nuevo e inesperado, no como accidente sino como característica general del género ya que es vital. 

          Aunque obviamente el acordeón no es un instrumento de cuerda, su uso debe de asimilarse a este género, ya que se utiliza para sustituir cualquier instrumento de cuerda y principalmente el arpa. Su introducción parece relativamente reciente y su difusión pudiera explicarse por varias razones: su posesión otorga prestigio, su transporte es mas sencillo y su interpretación no ofrece tantas dificultades.

          Tras algunas dudas se asimiló a este género el ejemplo de la violineta u organillo. Sus características profanas como el carácter del interprete, que debe de ser un joven, y el propósito de expresar estados de animo, fueron los determinantes de esta asimilación. La presencia de la música de solteros parece ser excepcional y limitada pues en la actualidad la mayoría de jóvenes no desea aprender este arte, y en su totalidad los maestros músicos son ancianos de una edad avanzada.


LA MUSICA TRADICIONAL XINKA "Las Cuerdas que hablan"La música indígena de los pueblos xinkas de Guatemala, que en si...

Posted by COMUNIDADES INDIGENAS XINKA DE GUATEMALA on Jueves, 22 de octubre de 2015

miércoles, 14 de octubre de 2015

VIOLACIÓN Y VIOLENCIA SEXUAL CONTRA MUJERES MAYAS Y XINKAS


VIOLACIÓN Y VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES MAYAS Y XINKAS: CRIMEN DE ESTADO

En Guatemala, históricamente se han invisibilizado y silenciado la violación y la violencia sexual contra la mujeres. Esa violencia patriarcal racista, sexista y clasista que se ha practicado y se practica con impunidad contra las mujeres y niñas, pero afecta más a las mujeres y niñas mayas y xinkas. Tal como analiza la científica social Carmen Reina:

“cuando se habla de la violencia sexual y sobre los cuerpos [yo agrego de las mujeres mayas] es un continuum histórico, en Guatemala no se hace únicamente referencia a lo sucedido durante los 36 años que duró la guerra interna. Vale recordar que la violación de mujeres indígenas durante la colonia fue un proceso permanente de violencia, sometimiento y dominio y, fue de hecho, el origen del mestizaje[1].”

Por lo que las brutales violaciones sexuales cometidas por los invasores españoles contra las mujeres mayas y xinkas son constitutivas del Pueblo Ladino/mestizo guatemalteco. Por esa razón, sostengo que los Pueblos Maya, Ladino/mestizo, Xinka y Garífuna somos pueblos hermanos, compartimos en nuestras memorias colectivas historias de dolor y heridas coloniales que aún no cicatrizan.

La racialización y la sexualización de la violación y violencia sexual fueron dispositivos de dominación que los invasores utilizaron para segregar y jerarquizar la sociedad colonial. Fue así de agresiva esa política que hizo posible el afincamiento y legitimación del racismo, el sexismo y el clasismo estructural que configuró a nivel social, político, económico y jurídico el ejercicio desigual del poder entre hombres y mujeres en los espacios públicos y en el espacio privado.

La violencia sexual hacia las mujeres mayas se recrudeció de manera espantosa y perversa durante el conflicto armado interno en Guatemala ocurrido entre 1960-1996. En ese periodo sangriento, oscuro e impune de la historia guatemalteca la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, registró testimonios que muestran cómo el Estado guatemalteco a través del Ejército, recurrió a la violación sexual contra las mujeres mayas como arma de guerra para someter al Pueblo Maya.

La CEH pudo determinar que la violación sexual formó parte de una política contrainsurgente y como tal, fue una práctica generalizada, sistemática y masiva que respondió a una planificación y órdenes explícitas de los mandos superiores del Ejército y cometida por agentes del Estado guatemalteco con total impunidad: Ejército, Policía Nacional (PN), grupos paramilitares, entre otros. Esa política contrainsurgente llegó a constituirse en una verdadera arma de terror y vulneró gravemente los derechos humanos y el derecho internacional humanitario[2].

La Comisión para el Esclarecimiento Histórico pudo registrar 1,465 casos de violación sexual, gracias a las mujeres mayas sobrevivientes que se atrevieron a romper el silencio y compartieron su testimonio sobre el horror que vivieron a manos de los agentes del Estado de Guatemala durante el conflicto armado interno. De los testimonios registrados la CEH pudo determinar que el 88.7% de las víctimas de violación sexual son Maya K´iche´, Maya Q´anjob´al, Maya Mam, Maya Ixil, Maya Q´eqchi´, Maya Chuj y Maya Kaqchikel; el 10.3% son ladinas/mestizas y el 1% pertenecen a otros pueblos. En relación a la edad de las víctimas identificadas el 62% tenían entre 18 y 60 años, el 35% eran niñas cuyas edades oscilaban entre 0 y 17 años y el 3% eran adultas mayores.[3]

El mayor porcentaje de violaciones sexuales se concentran durante los años de 1980-1983. El periodo en que más violaciones sexuales se cometieron contra las mujeres mayas fue en el segundo semestre de 1982, cuando el Estado de Guatemala fue gobernado por el jefe de facto y general golpista José Efraín Ríos Montt. Si bien, la violencia sexual se mantuvo como práctica hasta el año de 1984. [4]

En muchos casos la violencia sexual, la tortura, tratos degradantes precedieron a las atroces masacres que se cometieron contra más de 626 comunidades mayas, y coincide con la Política de Tierra Arrasada que, en porcentajes afectó a los departamentos con mayoría de población maya. Las violaciones sexuales que fueron registradas por la CEH el 55% se cometieron en el departamento del Quiché, el 25% en Huehuetenango, el 7% en Alta Verapaz y el 3% en Chimaltenango y Baja Verapaz.[5]

El hecho que la violación sexual afectó con mayor crueldad y dimensión a las mujeres mayas, devela nuevamente cómo el Estado de Guatemala recurrió a la política de la sexualización y racialización de la integridad física, la vida y la dignidad de las mujeres mayas. Las investigaciones de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, documentaron cómo de marzo 1982 a agosto de 1983, el gobierno de facto del entonces general José Efraín Ríos Montt, intensificó la Política de Tierra Arrasada que incluyó torturas, violaciones sexuales masivas, esclavitud sexual y doméstica, tratos crueles y degradantes, ejecuciones, masacres, militarización de las comunidades, destierro, así como secuestros y desapariciones forzadas.

Al conceptualizar al Pueblo Maya como “enemigo interno”, dentro de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), se torturó física y psicológicamente a la población civil mayas desarmadas para instaurar terror y perturbación emocional para dar lecciones supuestamente “ejemplizantes”. Pero el fin último de ese plan, era el exterminio de las comunidades mayas contra quienes se puso en marcha la política de Tierra Arrasada, una política de muerte y destrucción humana. En tal sentido, difícilmente se puede negar que el Estado guatemalteco institucionalizara la violencia de género, la violencia racista y el clasismo contra las mujeres mayas y sus pueblos.

Como ha ocurrido en otros conflictos armados a nivel internacional, lo perversamente cruel de la DSN, es la forma en que el Estado guatemalteco a través del Ejército, la Policía Nacional, las patrullas de autodefensa civil (PAC), comisionados militares recurrió a la violación y violencia sexual como arma de guerra que afectó más a las mujeres mayas. Como analizaron las científicas sociales Amandine Fulchirone,, Olga Alicia Paz y Angélica López: “En el marco de la política contrainsurgente, las mujeres, mayoritariamente mayas, fueron víctimas de la violación y otras formas de violencia sexual por parte de agentes del Estado, de manera generalizada y sistemática.”[6]

En la investigación que realizaron con 54 mujeres maya Kaqchikel, Chuj, Mam y Q´eqchi´, sobrevivientes del conflicto armado interno, todas rurales y campesinas, argumentaron que “[e]n el contexto de la guerra el racismo adquirió su máxima expresión, llegando a constituirse en genocidio”.[7]

Esta investigación y los informes de la CEH, (1999) y del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI, 1998), aportan valiosos análisis sobre la extrema crueldad en que fueron cometidas la violación y violencia sexual contra las mujeres mayas durante el conflicto armado interno. Antes de cometer las masacres, las mujeres fueron torturadas, violadas y sufrieron vejámenes sexuales a manos de agentes del Estado de Guatemala. También hubo muchos casos en que cuerpos mutilados y desnudos de mujeres mayas fueron abandonados en espacios públicos de las comunidades: caminos, montículos, entre otros.

Con esos niveles de barbarie humana, sin duda, la Política de Tierra Arrasada fue una estrategia de exterminio humano extremadamente cruel. Por ende, es imposible negar que el Estado guatemalteco institucionalizara una política militarista, racista, sexista y clasista contra las mujeres mayas y sus pueblos.

A pesar que el 29 de diciembre de 1996 se firmaron los Acuerdos de Paz, el conflicto armado interno dejó más de 200,000 personas fallecidas y aproximadamente 45,000 personas desaparecidas. Se estima que hubo un millón de personas desplazadas internas; asimismo 200,000 se organizaron en comunidades de población en resistencia (CPR) en las montañas guatemaltecas y aproximadamente 400,000 personas se exiliaron en México, Belice, Honduras, Costa Rica y Estados Unidos.[8]

Después de la firma de los Acuerdos de Paz, las y los sobrevivientes y testigos mayas, empezaron a recorrer los difíciles caminos para buscar justicia por las graves violaciones a sus derechos humanos que padecieron a manos del Estado guatemalteco a través del Ejército, durante los más de 36 años de conflicto armado interno.

En el año 2001, la Asociación para la Justicia y la Reconciliación (AJR), con el acompañamiento del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), interpuso una denuncia legal contra el general golpista José Efraín Ríos Montt y su alto mando militar, por los delitos de genocidio y delitos contra las deberes de la humanidad, cometidos contra el Pueblo Maya Ixil cuando fue presidente de facto del 23 de marzo de 1982 al 8 de agosto de 1983.[9]

El acompañamiento que han brindado el Bufete Jurídico de Derechos Humanos, AJR, CALDH y otras organizaciones de derechos humanos a las y los sobrevivientes del Pueblo Maya Ixil ha sido fundamental para el fortalecimiento de su lucha por la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación digna e integral.

A pesar del litigio malicioso por parte de los abogados defensores de los militares José Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez que se empeñaron en poner obstáculos legales para que el juicio no avance. Por fin, el 19 de marzo de 2013, se inició el primer debate oral y público en contra de Ríos Montt y Rodríguez Sánchez, acusados por genocidio y delitos contra los deberes de la humanidad.

El 2 de abril de 2013, diez mujeres Maya Ixil narraron ante el Tribunal de Mayor Riesgo A, los horrores que vivieron a manos de agentes del Estado de Guatemala. Es de reconocer la fuerza y el espíritu inquebrantable de estas valientes sobrevivientes que:

“tuvieron la valentía de sentarse frente a quienes las deshumanizaron e intentaron exterminar (…) sus cuerpos y sus vivencia, consiguiendo explicar con sus palabras, al Tribunal y al mundo entero, el horror, relatando las más extremas formas de crueldad a las que fueron sometidas durante el conflicto”[10].

El 10 de mayo de 2013, el militar retirado José Efraín Ríos Montt, fue condenado a 80 años de prisión: 50 por genocidio y 30 por los delitos contra los deberes de la humanidad. Esta sentencia histórica que fue dictada por el Tribunal A de Mayor Riesgo, presidido por las juezas Yassmín Barrios Aguilar, Patricia Bustamante García y el Juez Pablo Xitumul de Paz, fue anulada el 20 de mayo del mismo año por la Corte de Constitucionalidad. Este dictamen deja el claro mensaje que en Guatemala no hay independencia judicial.

Sin embargo, vale la pena señalar que esta decisión no fue unánime, pues tres magistrados votaron a favor de la anulación de la condena y dos estuvieron en contra. La magistrada Gloria Porras y el magistrado Mauro Chacón, apoyaron la sentencia histórica emitida por el Tribunal A de Mayor Riesgo y razonaron su voto contra ese absurdo fallo. Esto muestra que en Guatemala hay profesionales del derecho que aplican la justicia de manera imparcial tal como se establece en la Constitución Política de Guatemala.

Sin embargo, como argumentó la abogada Paloma Soria Montañez, “el proceso que condujo al procesamiento y la condena de Ríos Montt en Guatemala se ha convertido en un referente internacional que merece ser analizado. La sentencia a pesar de haber sido revocada por un tribunal superior, constituye la primera vez que se condena a un ex jefe de Estado por crímenes de naturaleza sexual y de violencia de género, [yo agrego violencia racista] ocurridos bajo su mandato, tales como genocidio y crímenes de guerra.[11]

———————————————————————————

[1] Reina, Carmen. El caso Sepur Zarco. La búsqueda de la verdad y la justicia por violencia y esclavitud sexual contra mujeres indígenas durante la guerra interna. Pág. 40. En: Memoria y Verdad: territorios en disputa. El Observador. Análisis alternativo sobre política y economía. Año 10, Nos. 45-47. Diciembre 2014 – febrero 2015.

[2] Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). Guatemala Memoria del Silencio. Capítulo II: Las violaciones de los derechos humanos y los hechos de violencia. Tomo III. 1999. Pág. 13-49.

[3] Ibíd. Pág. 23

[4] Ibíd. Pág. 24

[5] Ibíd. Pág. 24

[6] Fulchirone, Amandine et al. Tejidos que lleva el alma. Memoria de las mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto armado interno. Pág. 141. Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG). Guatemala, noviembre de 2009. Primera edición.

[7] Ibíd, 148.

[8] Ibíd.

[9] Boletín 1. Primer Juicio por genocidio en Guatemala, un largo camino recorrido. Versión PDF, 14 de marzo de 2013.

[10] Soria Montañez, Paloma. Estrategias para la búsqueda de justicia por crímenes internacionales de género: el caso Ríos Montt. Pág. 85. En: Anuario de derechos humanos, ISSN 0718-2058. No. 10, 2014. Pp. 81-90.

[11] Ibíd. Pág. 82.

PUBLICADO: nuestramemorianuestraverdad
FOTOGRAFIA: Mujeres Ixchel

domingo, 11 de octubre de 2015

NO FUIMOS CONQUISTADOS



NO FUIMOS CONQUISTADOS...

La historia no cuenta la verdad sobre la invasión en América, un grupo de arqueólogos ha encontrado los restos de más de 5000 españoles que fueron capturados y aniquilados por los nativos del Nuevo Mundo. Los presos fueron hervidos vivos y su carne fue comida.

Corría julio de 1520 cuando los aztecas, tratando de vengarse  por el derrame de la sangre de los invasores que acababan con su pueblo a espada y arcabuz, capturó una caravana que provenía de Veracruz con más de 5000 personas. Una buena parte de las mismas eran españoles que acudían a reunirse con Hernán Cortés en Tenochtitlán, la capital de este imperio americano. En los meses siguientes, sacrificaron a los capturados frente a sus dioses de formas impensables para pedirles que expulsaran a aquellos monstruos barbudos de su hogar. Según las crónicas, todos murieron.

Aunque esta historia parece propia de una película de ciencia ficción, es la verdad, los pueblos originarios de America se defendieron y cobraron venganza sobre sus invasores, lo cierto es que se corresponde con la narración de unos hechos que acaecieron durante la conquista del futuro México por parte de Cortés y sus hombres. Sin embargo, cinco siglos después vuelve a estar de nuevo de moda gracias a Enrique Martínez -del Instituto Nacional de Antropología e Historia- quien, junto a su equipo, acaba de hallar los restos de varios reos de estos nativos cerca de Texcoco (en México D.F.). El descubrimiento denota que los presos estuvieron vigilados durante más de un año por los acolhuas (nativos que habitaban la región y eran aliados de los aztecas) y que fueron sometidos a todo tipo de torturas.

Concretamente, el descubrimiento ha sido realizado dentro del «Proyecto Arqueológico Zultépec-Tecoaque», una investigación que lleva más de dos décadas activa y en el marco de la cual se encontraron en 2006 más de 100.000 objetos relacionados con el pueblo en el que se llevó a cabo esta masacre (conocido en su momento como Zultépec). En la actualidad han clasificado más de 15.000, entre los que se destacan restos que solo pueden prevenir de la vieja Europa.

Según explicaron el cronista Fray Bernardino de Sahagún y el propio Cortés en sus escritos (este último, en sus «Cartas de relación», textos en los que el extremeño relata a Carlos V sus aventuras en México), estos sucesos se sucedieron en junio de 1520.

Tal y como afirma el experto en la civilización maya Éric Taladoire en su dossier «La guerra de dos mundos», por aquellos días salió de la ciudad de Veracruz (al sur oeste de México) una caravana compuesta por 500 «españoles, indígenas, negros, mulatos y mestizos» en dirección a Tenochtitlán, hacia donde se dirigía Cortés con sus hombres para derrocar al azteca Moctezuma. A su vez, la comitiva se completaba con algunos aliados indígenas aliados de los conquistadores (destacando totonacos y tlaxcaltecas).

En palabras del investigador, estaban bajo el mando de Juan de Alcántara y eran miembros del contingente de Pánfilo de Narváez. La caravana -en la que se destacaban también mujeres (50 en total) y niños (10 de hasta tres años)- fue sin embargo atacada por los guerreros de Texcoco, los cuales capturaron también a los animales que iban con ellos, los primeros que habían llegado hasta entonces de territorio europeo.

Los prisioneros fueron trasladados al poblado de Zultépec, donde les mantuvieron presos seis meses para sacrificarles paulatinamente a sus dioses en sus diferentes fiestas. En palabras de Martínez, el principal de estos rituales fue el ofrecido a Huizilopochtli -el dios de la guerra-; aunque tampoco fue nada desdeñable la matanza que se produjo en la ceremonia en honor a Izcalli, la deidad del fuego.

Según determina Martínez, las torturas a las que fueron sometidos los miembros de esta caravana fueron brutales. Para empezar, y según acaba de descubrir, una buena parte de los supervivientes fueron separados y confinados en varias «habitaciones» de este pueblo. La finalidad: que no pudiesen comunicarse. Con todo, el experto considera que no fueron usados como esclavos, tan solo como meras ofrendas a los dioses con el objetivo de aplacar la ira que los conquistadores traían sobre su región.

En la festividad en honor de Huizilopochtli se vivió uno de los momentos más trágicos, pues fueron asesinados 9 hombres mesoamericanos y 9 mujeres embarazadas (un requisito indispensable). La forma en la que murieron ha generado controversia estos últimos años. La mayoría de los expertos abogan porque en esta celebración los aztecas abrieron sus pechos y se comieron sus corazones, pues era la pieza mejor considerada de todo el cuerpo humano. No obstante, esta teoría no es seguida por otros investigadores como la arqueóloga Ximena Chávez, quien cree que fueron decapitados. Según determina, los mexicas no solían recurrir tan habitualmente como se quiere hacer pensar a meterse entre pecho y espalda carne humana.

Luis Pancorbo López, en su obra «El banquete humano: una historia cultural del canibalismo», es seguidor de la primera teoría. «Los aztecas no dejaron apenas hueco en el tema caníbal. En los 18 meses de 20 días que tenía su calendario, aparte de cinco días vacíos, dos meses eran los más propicios para los sacrificios: el mes XIII […] consagrado al dios Tláloc con abundantes sacrificios humanos; y el mes X […] que celebraba la caída de la fruta con grandes sacrificios humanos», determina el investigador. A su vez, este divulgador histórico es partidario de que, en base a los hallazgos de Martínez, la carne fue cortada con cuchillos de obsidiana, hervida y, posteriormente, comida.

Y es que, después de investigar durante 20 años la zona, Martínez cree que la teoría del canibalismo es la más creíble: «Los sacrificados se elegían en pareja, se les extraía el corazón y sus cuerpos eran tirados por las escaleras del templo ceremonial. Y una vez abajo, desmembrados y cocidos, y algunos de su huesos, repartidos entre los nobles y guerreros sus cráneos eran colocados en el 'tzompantli'", o altar de calaveras».

De la misma opinión es Taladoire: «Los hallazgos incluyen elementos como huesos humanos hervidos, lo que hace pensar que los integrantes de la caravana capturada fueron víctimas de canibalismo ritual. Otros de los restos como las calaveras fueron exhibidos por los mexicas y texcocanos a manera de mensaje de advertencia para los invasores».

Martínez se atreve también a aventurar (pues no tiene pruebas de momento para ello) que las cabezas de los asesinados (tanto hombres como mujeres y niños) fueron clavadas en estacas y puestas en los alrededores del poblado como una advertencia a los conquistadores españoles. Esta práctica era denominada tzompantli y se completaba dejando las testas en una empalizada de madera. Todo ello habría sucedido después de que los rituales acabasen definitivamente en marzo de 1521.

Cortés envió a su soldado más fiel, Gonzalo de Sandoval, a destruir el poblado. Este, junto a varios soldados españoles, arrasó el asentamiento sin poder liberar a ningún preso, pues todos habían sido asesinados. La mayoría de nativos (en su mayoría mujeres y niños) fueron asesinados por la espada de los españoles. Algunos fueron preservados como esclavos. las mujeres violadas y torturadas y los niños desmembrados y arrojados para ser comida de buitres.

Los militares no tuvieron piedad con las estatuas levantadas en honor a los dioses por los mexicas, las cuales decapitaron y fueron bañadas con la sangre de mujeres, niños y ancianos aborigenes. A los pocos años, y debido a lo que vieron allí los hombres de Hernán, el lugar fue bautizado como Tecoaque (término que se puede traducir como «El lugar en el que se los comieron»).

CACAO: EL FRUTO DE LOS DIOSES



EL FRUTO DE LOS DIOSES

La planta del cacao fue clasificada por Linneo en 1741, quien le asignó el nombre de Theobroma cacao, nombre afortunado si los hay, pues theobroma significa “comida de los dioses”, y más que a un conocimiento sobre el significado de cacao, entre los mesoamericanos responde a su muy particular afición a la bebida que para entonces había conquistado el mundo. 

Curiosamente, el mismo Linneo escribió en 1741 una monografía sobre el chocolate (en realidad sobre el cacao), en la que destacaba sus cualidades medicinales. Antes que él varios autores dieron noticias sobre este fruto, desde quienes primero supieron de su existencia, de su importancia y de su sabrosura –como Cristóbal Colón y Bernal Díaz del Castillo–, o los que registraron el conocimiento indígena sobre el asunto, como fray Bernardino de Sahagún, o quienes abordaron su descripción meticulosa y reflexionaron sobre sus propiedades alimenticias y medicinales, como Martín de la Cruz, Francisco Hernández y Juan de Cárdenas. De algunas de sus obras se ofrecen en las páginas siguientes fragmentos que ilustran la percepción que de la planta se tenía, las maneras en que se le utilizaba y las distintas clases de cacao que había, entre otros aspectos.


...ASI FUE LA CONQUISTA DE AMERICA


...ASI FUE LA CONQUISTA DE AMERICA 
Masacres, asesinatos, amputaciones de manos y pies, heridas curadas con aceite hirviendo, violaciones…

 semejantes crímenes parecen sacados de una mente perturbada. Sin embargo esto era el día a día en las batallas que tuvieron lugar durante la conquista de América. Un periodo de nuestra historia que tiende a mitificarse obviando sus pasajes más oscuros.

 El catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en Historia Militar, Antonio Espino López, propone una mirada sin prejuicios de la colonización hispana en su libro La conquista de América: Una revisión crítica (RBA Ediciones). En su obra, Espino se sirve de los testimonios dejados en las numerosas crónicas de Indias  para describir con precisión las armas, tácticas, batallas y sangrientas prácticas que 'héroes' como Hernán Cortés llevaron a cabo.

¿Cuándo surge su interés por revisitar la conquista de América?

Desde siempre me he preocupado especialmente por cuestiones relacionadas con la historia de la guerra. Poco a poco fue surgiendo el interés por explicar mejor a mis alumnos las estrategias y tácticas militares empleadas en la conquista de América y ello me llevó a releer un número importante de Crónicas de Indias. Allí descubrí numerosos testimonios de las técnicas utilizadas para someter a las poblaciones aborígenes, todas ellas basadas en el terror, la crueldad y la violencia extrema. Una realidad muchas veces obviada por otros historiadores.

¿Por qué se tiene mitificada la conquista de América por parte de, sobre todo, la ficción?

Por un puro y simple desconocimiento histórico. Aquellos que se dedican a ello pueden conocer algunos datos, pueden tener algunas nociones, pero carecen habitualmente de una perspectiva historiográfica del asunto. Y, en buena medida, los culpables somos los historiadores, claro.
Por una cuestión de patriotismo mal entendido siempre se ha negado cualquier exceso cometido en América

¿En qué son culpables los historiadores?

Una amplia mayoría, hasta hace muy pocos años, apenas se había atrevido a mostrarse crítica con el imperialismo hispano en las Indias, en América. Hay que tener en cuenta que, durante mucho tiempo, se había considerado que mostrarse crítico con las hazañas hispanas era sinónimo de ser un mal español, me atrevería a decir; de hacerle el juego a todos aquellos que habían fomentado la famosa “leyenda negra”. Me da la sensación que, por una cuestión de patriotismo mal entendido, siempre se ha negado cualquier exceso cometido en América o se ha querido justificar como una típica “acción de guerra” que, además, en el caso que nos ocupa duró muy poco tiempo.

¿Cree que existe miedo a reconocer la crueldad que usted describe en su libro?

En realidad todo el mundo es más o menos consciente de que tenemos una factura pendiente con los descendientes de las poblaciones aborígenes. Pero no sólo los españoles, sino todas las potencias europeas imperialistas en las épocas moderna y contemporánea. No hay que tener miedo a la hora de reconocer que cualquier imperialismo es expansionista y agresivo por definición, y prácticamente todos ellos usaron de la crueldad. Lo mejor es tenerlo claro, estudiarlo y aceptarlo para encarar cualquier crítica que se pueda hacer. No somos ninguna excepción. No somos ni mejores ni peores que los demás. Hay que entender este tipo de realidades, conocerlas y procurar erradicarlas en nuestro presente y en el futuro.
Nuestros conquistadores muchas veces son mostrados como héroes

Una vez más, esa imagen es fruto del desconocimiento o la falta de reflexión. Es fruto de la idea tan generalizada de que los aborígenes ganaron mucho con la presencia hispana en sus tierras. Por lo tanto, si a la larga resultaron beneficiados, las “molestias” causadas eran asumibles y, en el fondo, poco importantes. Por otro lado, los conquistadores siempre se presentaron a sí mismos como héroes, sus ejemplos eran los antiguos hacedores de imperios: Alejandro Magno, Julio César… Los intelectuales de la época jugaron un papel importante transformando sobre todo a Hernán Cortés, y en menor medida a Francisco Pizarro, en nuevos héroes a la altura de los mencionados. Esa imagen fascinó y convenció a lo largo de los años, sobre todo en un país en el que no hubo grandes “héroes” a partir del siglo XVII.


¿Existe algún conquistador que destacara por su compasión?

Yo diría que nos encontramos en general con personas que utilizan la crueldad sólo cuando era necesario, el problema es que lo fue muy a menudo teniendo en cuenta las características de la conquista hispana de las Indias: contingentes hispanos muy reducidos, necesidad de imponerse sobre grandes poblaciones aborígenes, necesidad de demostrar firmeza ante los amerindios aliados…

¿Considera que fueron excesivas las medidas que se tomaron?

Las medidas que se tomaron fueron muy duras. La conquista de América fue un proceso terrible, muy alejado de la imagen idílica que habitualmente se tiene. No fue en absoluto un conflicto de baja intensidad. Fue una guerra muy dura bajo el paraguas jurídico-religioso del derecho hispano a su presencia en aquellas tierras con el único interés por la civilización y la evangelización de sus habitantes, cuando más bien lo que se escondía era un deseo brutal por obtener riquezas. Como se ha afirmado, la codicia fue el verdadero motor de la conquista. Leyendo numerosos testimonios de la época es evidente que fue así.
Todo el mundo es más o menos consciente de que tenemos una factura pendiente con los descendientes de las poblaciones aborígenes


¿Cree que la conquista del territorio podía haberse llevado a cabo de una manera menos sangrienta?

Sinceramente, creo que no. Creo haber demostrado en mi libro que existió toda una tradición bélica a la hora de enfrentarse a un enemigo diferente, distinto, al europeo. En sus razzias en el norte de África, en la guerra de Granada, en la conquista de Canarias y en los primeros años de presencia hispana en las Antillas (y Panamá), los españoles fueron perfeccionando unas formas de enfrentarse a dichas poblaciones que culminarían en las conquistas de México y Perú. Se trataba de usar el terror para imponerse de manera contundente a un enemigo difícil que podía, en un momento dado, complicar mucho las cosas.


¿Culturalmente cree que la colonización fue positiva?

Claramente, de la atomización cultural aborigen imperante antes de 1492 se pasó a una cierta uniformidad cultural, pero una y otra vez se nos quiere dar a entender que sólo por la adquisición de un idioma europeo el beneficio obtenido puede justificar cualquier exceso cometido, y hay quien duda de que se cometieran excesos. En el caso de América, el etnocidio cultural cometido durante y después de la etapa colonial hispana es evidente.
Respecto a ese tema Carmen Iglesias, miembro de la RAE, declaraba hace poco que “A veces, la leyenda negra predomina, pero les dejamos una herramienta de unidad como es el español”. ¿Qué opina de ese punto de vista?
Es la típica reacción de aquel que, conociendo los muchos excesos cometidos, tiene que buscar una justificación adecuada. Y el idioma, por lo que vemos, es esa justificación. Sería algo así como la herencia amable recibida.


¿Cuántas tribus indígenas pudieron perderse o esclavizarse?

No soy especialista en etnología y, por lo tanto, no puedo ofrecer respuestas concretas. Lo que está claro es que numerosos grupos humanos sufrieron mucho con las guerras de conquista: hubo no sólo matanzas, sino también desplazamientos humanos importantes y ello tuvo consecuencias. Dicha circunstancias alteraban los equilibrios de poder en diversas regiones y todo ello tenía sus repercusiones en forma de nuevos conflictos. También es conocida la táctica hispana de usar los conflictos interétnicos en su provecho: se obtenían indios aliados y se les incitaba a la lucha contra sus enemigos aborígenes. Es de sobra conocido como poblaciones enteras en las islas Bahamas, La Española (Haití y República Dominicana actuales), en la costa de la actual Venezuela, en Panamá, en Ecuador y Colombia actuales, etc., resultaron muy mermadas.
Por otro lado, si bien la Monarquía procuró evitar en la medida de sus posibilidades la esclavitud del indio, lo cierto es que casi todas las poblaciones aborígenes sufrieron un trato equivalente al de la esclavitud


En el libro se citan muchas fuentes, basadas en testimonios, pero muchas de ellas se contradicen en las cifras, ¿qué es más normal en los documentos históricos la exageración o el esconder los hechos reales?

Siempre hay exageraciones a la hora de presentar, por ejemplo, los efectivos del enemigo, porque de esa manera justificamos y magnificamos no sólo la victoria conseguida, sino también las medidas terribles que se hubiesen podido tomar. Por otro lado, he detectado algunos casos en los que hubo una clara voluntad más que por esconder, por reducir a la baja las consecuencias de determinadas conductas basadas en la crueldad, en el terror. 

El problema es que numerosos historiadores de las últimas décadas, tanto españoles como extranjeros, han exhibido una cierta voluntad por “maquillar” mediante el lenguaje utilizado algunos pasajes de la conquista bastante conflictivos. No me atrevería a hablar de autocensura, pero estaríamos en el límite de la misma. Por otro lado, creo haber detectado entre algunos hispanistas un verdadero esfuerzo por justificar la conquista hispana de América de la mejor forma posible, dado que eran muy conscientes de los excesos cometidos por la denominada “leyenda negra”, un conjunto de opiniones que, en general, se caracterizan por ser muy burdas intelectualmente hablando.


sábado, 10 de octubre de 2015

HERNAN CORTES, EL FINAL DE SUS SEGUIDORES


EL FINAL DE LOS SEGUIDORES DE 
HERMAN CORTES

Un grupo de arqueólogos ha encontrado los restos de seguidores de Hernán Cortés que estuvieron integrados en una caravana que escoltaba al conquistador español. Los arqueólogos estiman que los prisioneros encontrados fueron sacrificados en rituales durante la conquista del Imperio 

En el yacimiento arqueológico Sultepec Tecoaque, un asentamiento que fue ocupado por el pueblo Acolhua entre el 1300 a 1520 d.C. ubicado al noreste de Ciudad de México, han aparecido los restos de compañeros del conquistador español Hernán Cortés, que lideró la expedición que puso fin al imperio azteca. Los indígenas acolhuas, una división tribal del centro de México, corrieron a cargo del sacrificio en 1520 de casi 550 personas, integrantes de una caravana que acompañaba al español en su proyecto de conquista de Tenochtitlan.

El grupo estuvo en cautiverio y luego fue sacrificado en el marco de diversas festividades del calendario azteca, sostiene el experto Enrique Martínez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que participó en el hallazgo. El especialista estima que todos los miembros de la caravana fueron inmolados. Algunos se colocaron en altares y otros fueron exhibidos como trofeos en espacios habitacionales. El objetivo de estas inmolaciones, según Martínez, era buscar la protección de las deidades frente a la llegada de extraños.

Martínez afirma que en la caravana había personas de diferentes razas que, seguramente, fueron traídas desde Cuba: negros, zambos, mulatos y españoles. Sin embargo, también se encontraron mesoamericanos, principalmente totonacos y tlaxcaltecas. Llama la atención la presencia de cerca de 50 mujeres, 10 niños recién nacidos y de hasta tres años de edad. Curiosamente, también fueron encontrados restos de animales europeos.


GUATEMALA UNA SOCIEDAD RACISTA




GUATEMALA 
VIVIENDO EN UNA SOCIEDAD, RACISTA, MARGINAL Y DISCRIMINADORA
Los indígenas no hemos avanzado...

La pobreza, la exclusión y la discriminación son problemas que afectan a guatemaltecos de todos los grupos étnicos, las estadísticas dan cuenta que son aún más serios en las poblaciones indígenas. Estadísticas, estudios y analistas no dejan dudas sobre la desventaja que supone en el país pertenecer a un grupo indígena.
Desde la educación y la salud, hasta la justicia y la cultura, el acceso a los servicios básicos deja en una franca desventaja a la población indígena y compromete sus posibilidades de desarrollo social y económico.

Un caso ejemplar es el de María Chacaj y Francisco Castro, dos indígenas de la etnia quiché, quienes fueron señalados de abandonar en el Hospital Roosevelt a sus hijas siamesas, Ada Rosa y Aída Rosalina, pese a que tenían que ser intervenidas quirúrgicamente.

Sin embargo, María y Francisco explicaron que no podían visitar a sus hijas en el hospital, debido a que viven en condiciones de pobreza y carecen de recursos para viajar los más de 175 kilómetros que separan al departamento de Totonicapán -el más pobre y con mayor población indígena– de la Ciudad de Guatemala.

Los Q25 que ganan al día no son suficientes ni para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, tomando en cuenta que además de Las Rositas, la pareja tiene otros tres hijos menores, a quienes también deben cuidar todos los días.
En un acercamiento con periodistas, los padres de las siamesas tuvieron que recurrir a una persona que se ofreció como voluntario para traducir sus declaraciones, porque hablan únicamente en idioma quiché y su comprensión del español es mínima.

En el hospital la mayoría de información está disponible en español, lo que dificultó en gran medida que los padres comprendieran la situación de sus hijas, pese a que según la Ley de Idiomas, la población debe ser informada y atendida en el idioma propio de su comunidad lingüística.

De momento los servicios sociales aún no definen si la tutela de las siamesas continuará a cargo de María Chacaj y Francisco Castro, pero ellos ya vivieron las consecuencias de la pobreza, la marginación y la discriminación.

RETRASOS EN EDUCACIÓN Y SALUD

El Instituto Nacional de Estadística (INE) no cuenta con datos actualizados sobre la población indígena del país. El último censo se efectuó en 2002 y por lo tanto se trabaja con proyecciones.

Según la Caracterización Estadística de la República de Guatemala del INE, publicada en 2013, de los 15 millones 73 mil 375 de habitantes que había hasta junio de 2012 un 40 por ciento se identificaba como indígena, es decir, unos 6 millones de guatemaltecos.

Según la Procuraduría de Derechos Humanos, el Estado no garantiza la educación sin discriminación para este sector, pues los servicios públicos en el país contienen elementos discriminatorios y de racismo.

En un estudio de campo realizado en Sololá, Quiché, Alta Verapaz, Quetzaltenango y Totonicapán -los cinco departamentos que reportaron más alumnos indígenas–, la PDH identificó que únicamente en el último se reportó que todos los centros educativos imparten educación en el idioma español y el materno, mientras en el resto de las localidades mencionadas ninguna supera el 80 por ciento.
En materia de salud, el Sistema de Naciones Unidas en Guatemala lamentó recientemente las restricciones y el retraso que viven los indígenas, históricamente explotados y en condiciones de pobreza.

“En Guatemala preocupa que los pueblos indígenas, en particular las mujeres y niñas indígenas, sigan en posiciones desventajosas de la sociedad que atentan contra sus derechos humanos, a pesar del peso demográfico de su población en el país”, indicó en un comunicado la entidad.
“En materia de salud, el acceso a estos servicios aún es restringido en los distintos territorios indígenas, lo cual se agrava por la desfavorable situación socioeconómica”, agregó la institución.

“Las mujeres indígenas, niñas, niños y personas con discapacidad están particularmente en riesgo”, advirtió, añadiendo que “continúa la carencia de un sistema universal de salud con pertenencia cultural”.

Adrián Chávez, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), dijo que existen tres tipos de exclusión social en Guatemala. “El que tiene el rostro de mujer, de indígena y de una persona que vive en el área rural”.
El analista aseveró que en el área rural, en salud se puede presentar que no se tenga medicina para atender a los pacientes, o que no se le atienda, y por ello lo califica como un “viacrucis” que debe vivir la población rural, para tener acceso a los servicios de salud.
La barrera cultural, para el entrevistado, representa otro tipo de exclusión, pues si una persona llega a un centro de salud y no es entendido o comprendido porque nadie en ese lugar habla el idioma materno y recibir malos tratos.

ECONOMÍA Y POBREZA

En el país predomina la actividad económica de comercio informal. Según datos de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos, efectuada en 2014, 6 millones 316 mil 005 guatemaltecos conforman la población económicamente activa (PEA).

La muestra indica a detalle que el 35% de personas de la PEA está conformado por indígenas y el 65% contiene a la población no indígena; aunque en el grupo indígena, la labor empieza en edades más tempranas.
Los índices del trabajo infantil también prevalece en su mayoría en las áreas rurales del país, con un 57.9%, que tienen población mayoritariamente indígena, una cifra superior a los espacios donde prevalece la población no indígena, donde el indicador llega al 42.1 por ciento.
En la actualidad, de cada diez habitantes indígenas, al menos ocho sostienen su economía a través del comercio informal.

La Secretaria de Planificación y Programación de la Presidencia señala que la pobreza afecta en un 74% a los indígenas y solo al 38% de los no indígenas. Y de igual manera sucede con la extrema pobreza, que afecta en 24.3% al primer grupo y en 6.5% al segundo.

Y es que cuando se habla en materia de ingresos económicos, quienes se encuentran en condiciones paupérrimas de vida, son siempre las poblaciones indígenas, según opinó Luis Linares López, de la Asociación de Estudios Sociales (Asies).

“Los pequeños productores están en condición de subsistencia o lo que llamaríamos infrasubsistencia. Es decir que no logran producir lo suficiente, ni para la comida diaria, entonces en esta situación los más afectados son los rurales, y dentro de ellos los indígenas; están en la situación más precaria en materia de ingresos”, afirmó el analista.
El entrevistado explicó que, incluso, los comerciantes indígenas ganan menos en comparación a los no indígenas, y en ocasiones es derivado de la escasez de tierras, así como la falta de insumos y asistencia técnica que les permita obtener mayores rendimientos.

POLÍTICA Y JUSTICIA

En cuanto a la política, la situación no es mejor para los pueblos indígenas. La Corte de Constitucionalidad emitió el dictamen No. 5352-2013, sobre una propuesta de reformas a la Ley Electoral, que dice que el sistema político-electoral no ha favorecido la participación equitativa de la población indígena.

“En el contexto nacional, los datos estadísticos revelan un escaso nivel de ejercicio de los derechos políticos por parte de mujeres e indígenas, lo que hace necesaria e inaplazable la implementación de acciones positivas en este ámbito. Estas acciones encuentran respaldo en instrumentos internacionales y en recomendaciones formuladas por organismos especializados; aunado a ello, en el Derecho comparado son múltiples los ejemplos de legislaciones que han adoptado este tipo de mecanismos”, advirtió la CC.

“Si bien la Constitución no alude expresamente a estas acciones, su compatibilidad con el texto supremo se funda en el reconocimiento universal, es decir, para “todos los seres humanos”, de los derechos y libertades inherentes a su dignidad y de la garantía de igualdad de oportunidades y responsabilidades”, indicó la Corte.

En cuanto al acceso de los pueblos indígenas a la justicia, la PDH agrega que existe una dificultad en comprender los procedimientos legales, porque se utiliza únicamente el español, a pesar que los demás idiomas son reconocidos en el país.

En los casos penales, el Artículo 142 del Código Procesal Penal establece que los mismos deben realizarse en idioma indígena y luego traducirse al español al mismo tiempo, situación que no siempre se lleva a cabo.

El Organismo Judicial habría presentado un Glosario Jurídico Bilingüe en los 22 idiomas mayas, a través de la Unidad de Asuntos Indígenas, con el objetivo de actualizar el vocabulario e incorporar palabras establecidas; también se creó el Centro de Interpretación y Traducción Indígena, y hasta agosto de 2013 la Corte Suprema de Justicia contaba con el apoyo de 89 oficiales interpretes distribuidos en los distintos órganos jurisdiccionales.

Otro aspecto que llama la atención es que se registran 22 idiomas existentes en todo el país, pero de ellos se atendían únicamente 13, quedando 9 en un déficit.

Ese Centro cuenta ahora con cinco sedes regionales, que se ubican en Huehuetenango, Alta Verapaz, Chimaltenango, Sololá y Quiché.

La PDH destaca el hecho que el Ministerio Público no cuenta con recurso humano contratado en su calidad de intérpretes jurídicos, aunque aprovecha la presencia de personal indígena en las fiscalías para apoyarse.

FACTOR MIGRACIÓN Y MARGINACIÓN

Álvaro Pop, del organismo Naleb´, indicó que si bien la población indígena prevalece en las áreas rurales, las cosas han cambiado en los últimos años, con las migraciones internas del campo hacia las zonas urbanas, y las migraciones externas, principalmente hacia Estados Unidos.

Los grupos indígenas van a la Ciudad en busca de mejores condiciones de vida y no siempre las encuentran; podrán percibir mejores ingresos que en el campo, pero lo más seguro es que continúen en el ciclo de la pobreza, señala el experto.

Por eso, muchos buscan opciones fuera del país, pero no cuentan con la protección del Estadio. “Eso significa que ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Nueva York y el estado de Florida son significativamente importantes y están exigiendo cosas como documentación, servicios de transporte de valores, de transferencia monetarias, y es población que está exigiendo nuevas condiciones a partir del dinero que están recibiendo remesas”, afirmó.

Y es que a criterio de Pop, hay varias comunidades que están en completo abandono y no reciben los servicios que el Estado se ha comprometido a otorgar.
Otra de las debilidades que existen afirmó es la falta de participación ciudadana en los procesos electorales. “Los espacios han sido limitados con intencionalidad”, advierte.
“Incluso en términos de alcaldes estamos haciendo el análisis y todavía tenemos algunas dudas de la posibilidad y el riesgo que haya disminuido –la cantidad- de mujeres creo que no hay más de tres, y de indígenas creo que una”, comentó.

Mario Itzep del Observatorio de Pueblos Indígenas, dijo que la agenda del desarrollo indígena dentro de programas electorales es mínima.

“Volvemos a ver que no están incluidos dentro de los planes de los dos candidatos presidenciables de la segunda vuelta electoral; el proceso electoral también nos deja marcado que no hubo un aumento de participación indígena, de mujeres y jóvenes”, agregó.

PREJUICIO, DISCRIMINACIÓN Y RACISMO

La académica Guillermina Herrera Peña publicó en La Hora sobre el problema de la discriminación, que afecta con crudeza a las poblaciones indígenas guatemaltecas.
El racismo se expresa en dinámicas perturbadoras de la interacción entre los seres humanos. Generalmente se manifiesta por medio de prejuicios, estereotipos y discriminación.

El prejuicio y la discriminación son conceptos similares, pero no son lo mismo. En Guatemala, la discriminación es penada por la ley, mientras el prejuicio no lo es, aunque alimenta la discriminación.

“Hace algún tiempo un estudio sobre los libros de texto usados en las escuelas guatemaltecas sacó a la luz la manera prejuiciosa en la que se presentaba a los indígenas tanto en los textos escritos como en las ilustraciones. Por ejemplo, las familias indígenas siempre aparecían como campesinas, realizando trabajos manuales, viviendo en ranchos, lavando la ropa en los ríos, etcétera. No aparecían en ninguna parte, por ejemplo, profesionales indígenas dirigiendo empresas o dictando cátedra en universidades”, señala la experta.

“No debe entenderse que se menosprecian aquí las actividades de la vida campesina, porque todas ellas constituyen trabajos dignos, merecedores de respeto. Lo que quiere decirse es que no todos los indígenas son campesinos y que presentarlos así mueve a prejuicios a los niños que estudian con estos textos escolares. Seguramente arribarán a la conclusión de “indígena igual a campesino” o lo que es peor “un indígena nunca desempeña otro trabajo que no sea de campo””, apunta Herrera.

A diferencia del prejuicio o los estereotipos negativos, la discriminación supone una acción. Es un comportamiento que distingue, excluye, restringe y da o quita preferencia a los miembros de un determinado grupo.

La discriminación como fenómeno negativo y generalizado es una manifestación concreta del “racismo”. Es su vertiente activa, que puede ocurrir de manera solapada o abierta. Impone a un grupo social o pueblo –la víctima-un trato diferenciado en diversos aspectos de la vida en sociedad, y actúa como herramienta que lo inferioriza.

REALIDAD COMPLICADA

En ese sentido Bayron Paredes de la Defensoría de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la PDH, afirmó que la situación de los pueblos indígenas resulta complicada a causa del Estado que no tenido la voluntad de avanzar en cuestiones que les afectan directamente.
“Los problemas principales de los pueblos indígenas pueden ser el acceso a la justicia, educación, salud esos son como los primeros elementos”.

Y en cuanto a la participación de los pueblos indígenas en el reciente proceso electoral mencionó que existe una disminución de su participación, a pesar que hay 19 diputados que deberían representar a la población.

CIFRAS

22 idiomas mayas, y a ellos se les suman el garífuna y el xinka.
24 idiomas se hablan en el país.
8 de cada 10 habitantes indígenas se desarrollan en el comercio informal.
40% de 15 millones 73 mil 375 de un cálculo de 2013 serían indígenas.
57.9%, de menores indígenas integran el porcentaje de trabajo infantil, en su mayoría de áreas rurales.
74% de la población en pobreza se concentra en esa población.
24.3% de los indígenas son extremadamente pobres.

PUBLICADO: LA HORA