LA PIEDRA DE MOLER SE RESISTE A LA EXTINCIÓN
Aproximadamente a un kilómetro al oriente del área urbana de San Luis Jilotepeque, Jalapa, se ubica un lugar conocido como La Cantería, debido a que hay gran cantidad de rocas de enormes dimensiones, cuyo labrado permite a decenas de familias agenciarse de ingresos.
La demanda de piedras de moler se reduce, pero todavía se comercializan en otros países.
La demanda de piedras de moler se reduce, pero todavía se comercializan en otros países.
Con ese material, pobladores elaboran piedras de moler, las cuales aún son utilizadas en muchos hogares del área rural, principalmente para amalgamar la masa de maíz antes de convertirla en tortillas, las cuales utilizan de preferencia cerca del comal.
También se usa para hacer miga de pan y polvo de especias para preparar recados y condimentos.
Santos Méndez, quien desde hace 25 años se dedica a esa artesanía, comentó que la elaboración de una piedra de moler puede durar varios días, lo que depende del tipo de material escogido.
“Las piedras se localizan en una mina, donde tras encontrar una adecuada se hacen agujeros con cinceles y se coloca pólvora para que la explosión la parta y así utilizar los pedazos.
Al encontrar el tamaño adecuado se empieza a tallar la piedra, y el rodo, también conocido como “brazo” o “mano”, para moler.
Obdulio Matías comentó que la piedra caliza también sirve para la elaboración de filtros de agua; sin embargo, el avance tecnológico ha desfasado estos productos, por lo que la demanda
se ha reducido. Las corporaciones ofrecen harina de maíz, lo que ha desplazado a la piedra de moler”, resaltó.
Pese a ello, añadió que todavía la comercializan en El Salvador y Honduras, y hasta en el sur de México.
El cronista José Aníbal Carrillo Valdez expuso que esta herramienta artesanal cada vez se utiliza menos, pero muchas familias se dedican a elaborarla todavía, pues cada una de estas la venden entre Q130 y Q300.
Los artesanos xinkas habilidosos logran tallar hasta 80 piedras de moler por mes