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jueves, 12 de octubre de 2017

DIA DE LA HISPANIDAD



FELIZ DIA DE LA "HISPANIDAD"

¿Cristóbal Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él la descubrieron los vikingos? ¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían?

Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?

¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro?

Los que allí vivían, ¿eran mudos?

Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América.

¿América estaba vacía?

Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.

Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón.

Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.

Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia.

El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua.

El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe.

Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.

Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.

Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.

En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho.

En Venezuela, según fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.

En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas. Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.

El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.

Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.

Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos.

Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.

Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.

Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?

En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.

¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra?

Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro.

¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?

Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:

-¡Nosotros seremos cada vez más!

-¿Con qué mujeres? -preguntó el jefe indio.

-Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.

Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más

caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.

Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.

Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Ser niña




SER NIÑA EN UN PAIS MACHISTA


En Guatemala, al igual que en otros países de Centroamérica, el persistente machismo y racismo arraigado en sus raíces mas profundas y no es extraño escuchar a la gente preguntarse ¿De qué sirve que una niña vaya a estudiar si lo que le toca es casarse y tener hijos?

“Ese sistema no permite ver que las niñas tienen derechos, a la educación, a la recreación, a la salud a una identidad indigena” “Las niñas están en franca desventaja y peligros”.

El problema es mayor en el área rural, donde las niñas son discriminadas por ser indígenas, mujeres, pobres y campesinas, y ellas crecen creyendo que no tienen otra opción más que convertirse en madres y amas de casa.

La evidencia de esta exclusión a las niñas de la provincia es el departamento de Guatemala, el más urbano del país. Allí los municipios tienen la menor tasa de niñas niñas-madres por cada 10 mil mujeres menores de entre 10 y 17 años y solo 12% tiene acceso a la educación publica.

“Por lo general, la población en el área rural está más excluida de las oportunidades de desarrollo y tienden a tener indicadores más deprimidos; menor asistencia a la escuela, mayores tasas de embarazos adolescentes y mayor mortalidad materna”.

La falta de oportunidades para estudiar, el escaso acceso a educación integral en sexualidad y el simple hecho de ser mujer someten un menor desarrollo óptimo comparado con los varones.

Ser mujer en Guatemala ya es difícil: según la Ensmi, para 2015 ocho de cada 10 mujeres de 15 a 19 años no tenía trabajo; si a eso se agrega la baja escolaridad y la condición de niña madre el problema es aún mayor. Con menores posibilidades de estudiar, una niña madre tendrá una probabilidad menor de conseguir un trabajo; cuando lo consiga, será más temporal y peor pagado que los de otras mujeres sin familia y mejor educadas y significativamente menor que los de cualquier hombre.

Si esa niña es pobre, la brecha de pobreza crecerá y si es indigena se duplicara. Y también aumenta las probabilidades de que el ciclo empeore: es muy posible que, cuando llegue a mujer, esa niña sea madre y sea abuela a muy temprana edad.

La discriminación racial es una realidad tangible y cotidiana para las niñas indigenas, e impacta en los sectores más vulnerables de la sociedad. La exclusión, marginación, restricción o limitación se manifiestan de diferentes formas en las relaciones sociales, afectando de forma contundente las niñas indígenas. 

Debido a razones históricas y estructurales, los pueblos indígenas han sido discriminados y excluidos de la toma de decisiones sobre temas de interés social que directamente les atañen. 

La situación de la niña y la adolescente indígena no puede ser entendida fuera de este contexto, sino como parte intrínseca del mismo.
Las niñas son especialmente afectadas por el abuso sexual, la explotación sexual, tráfico y adopciones ilegales (redes de traficantes de menores). Situaciones que pasan inadvertidas o silenciadas no sólo por las comunidades, familias y sociedad civil en general, sino incluso por las instituciones estatales. En el caso de las violaciones cometidas contra niñas indígenas, lo más grave es que las denuncias se topan con un sistema de justicia burocrático, machista e injusto. Muchas denuncias no proceden ya que los jueces aducen que faltan pruebas suficientes que indiquen que el acto sexual se cometió con violencia.

El 11 de octubre se conmemora el dia de las niñas para llamar a la sociedad y gobiernos a protegerlas y crear leyes que les protejan y dar mayor acceso a la educación.