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sábado, 11 de octubre de 2014

ANALISIS SOBRE ETNOEDUCACION



LA ETNOEDUCACIÓN XINKA

¿QUÉ ES LA ETNOEDUCACIÓN?

La Etnoeducación debemos entenderla como la educación en los valores de la etnicidad nacional, teniendo en cuenta que nuestra identidad cultural es el sincretismo o mestizaje de dos grandes raíces: la indigenidad y la hispanidad.


¿de dónde surge el concepto de Etnoeducación? Se suele considerar que se trata de una reivindicación indígena, parte de la lucha que adelantaron y que corresponde a su forma propia de educación. Pero no es así. Al contrario, la Etnoeducación es la forma de educación sistematizada desde los contextos y saberes indígenas.

Desde el año 2005 las organizaciones Xinkas han luchado por el resarcimiento de su cultura, idioma y cosmovisión y el  la búsqueda de una educación propia, basada en sus formas de vida, en su visión del mundo y en sus necesidades y orientada a fortalecer las luchas, dentro de una visión de “recuperarlo todo” y no solamente la tierra. ante esto nuevos "intelectuales y académicos Xinkas" retomaron los conceptos establecidos en México sobre Etnoeducación, y eso asi como los xinkas buscamos la reivindicación de educación propia dentro de la Etnoeducación.

En ella, la institución escolar, con todo lo que comporta, incluyendo los currículos, los PEI, etc., se mantiene y sólo se propone la inclusión de algunos aspectos de las culturas y los idiomas de las sociedades originarias, pero subordinadas a las correspondientes de la sociedad nacional. Trabajo que, en lo esencial, permanece y se desarrolla en las escuelas como si fueran invernaderos, aisladas de las necesidades de la vida cotidiana y del conjunto de la sociedad, del quehacer permanente de la gente, de sus problemas y de las soluciones que se deberían dar a ellos, como ocurre también con la educación entre nosotros, incluso en esta Universidad Nacional.

Esta reflexión nos conduce a otra, relacionada también con esta reunión: la que tiene que ver con la Etnobiología. En apariencia, ésta está ligada a un reconocimiento de los conocimientos indígenas sobre la vida hecho por los científicos de occidente. Pero si miramos las cosas con más detalle, vemos que ese concepto hace parte de un conjunto de otros semejantes: etnomedicina, etnoastronomía, etnobotánica, etnolingüística y muchos más, los cuales pretenden reconocer los conocimientos indigenas al nivel de los occidentales. Pero lo hacen en forma de espejo, no como un reconocimiento total con base en los criterios y condiciones propios de aquellos. Entonces lo que suelen hacer es tomar lo indígena y pasarlo por un tamiz, el de nuestra propia visión, el de nuestras propias concepciones, el de nuestras propias categorías. 

Todos estos conceptos dan por sentado que en las sociedades indígenas el conocimiento existe parcelado en áreas separadas, como los occidentales, que hemos partido el mundo para conocerlo como tajadas de ponqué, cayendo en una visión que no corresponde a la realidad, que es un todo, una unidad, y avanzando entonces por un camino poco científico, que ahora pretendemos desandar con procedimientos como la llamada interdisciplinariedad y otros semejantes. Al contrario, entre nosotros los indigenas, la sociedad se considera como una totalidad y como tal se la aborda, no sólo en la vida cotidiana sino en los procesos de su conocimiento.

Para estas sociedades, los objetos y las concepciones sobre los objetos no están separados, porque para ellas, a diferencia de lo que ocurre en las nuestras, en el desarrollo de su vida, de su cultura y de su pensamiento, sus conceptos no se originaron y crecieron con base en una separación entre el trabajo intelectual y el trabajo material; al contrario, tuvieron su fundamento en la relación indisoluble entre materia y pensamiento. Por ello, no se trata de conceptos que se expresan con términos abstractos, sino de cosas-conceptos, de ideas plenamente cargadas de materialidad.

De esta manera, cuando se impone a las sociedades indígenas una educación ladinizada, rompe con esa situación puesto que está separada de la vida y las actividades cotidianas de tales sociedades. Y entonces los indígenas se educan para no ser indigenas, para no ser campesinos. Es cierto que los niños y las niñas aprenden “artes manuales” en los programas de Etnoeducación, aprenden a hacer sus artesanías, pero todo el pensamiento que está ligado a esos objetos y procesos no se trabaja; entonces queda solamente el procedimiento material de elaboración del objeto y se pierde en el camino la transmisión de conocimientos que implica todo ello cuando se efectúa conforme a la tradición, en la cual la escogencia de las materias primas, la técnicas de fabricación, los mismos objetos y su uso contienen significados, contenidos esenciales; lo propio ocurre con los procesos productivos que se desarrollan en las llamadas “huertas escolares”. 

¿Cuántos de estos sabios indígenas tienen la oportunidad, por ejemplo, de ser profesores en esta Universidad? No venir de vez en cuando a intervenir en alguna clase o charla, sino de ser profesores entre pares. ¿Qué cambios en la pedagogía, la docencia, la investigación, las formas de evaluación se han dado en esta Universidad desde el ingreso en ella de un buen número de estudiantes indígenas que, de alguna manera, son portadores de la visión del mundo y los conocimientos de sus sociedades?

Esto es lo que habría que cambiar para que verdaderamente nazca un reconocimiento, un legítimo diálogo de saberes, como ahora se suele decir. Y nuestra sociedad pueda realmente crecer, incorporando en sus visiones del mundo, en sus conocimientos, en sus prácticas, aquéllos correspondientes de los indígenas, extrayendo y aceptando, además, las consecuencias que de ello se derivan.

Por ejemplo, para los Xinkas, todo el universo es vivo y todos sus seres comparten una misma naturaleza: la de ser vivos. Por tanto, todo lo que existe en él conforma una enorme red de relaciones entre las distintas formas de vida. Para ellos, no hay elementos inertes; aun las piedras son vivas, como lo son la tierra, la lluvia, la nube, el rayo, etc. Una visión de esta clase difiere y choca de frente con la occidental, en la cual se manifiestan como el centro del universo y como los amos de la naturaleza, con las consecuencias terribles que todos conocemos hoy. Quizás un diálogo entre iguales en este campo nos permitiría replantear muchas cosas en nuestra relación con los demás elementos del mundo.