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martes, 8 de septiembre de 2015

EL VOTO DE LA MUJER INDÍGENA: NI TAN LIBRE, NI TAN SECRETO


EL VOTO DE LA MUJER INDÍGENA
NI TAN LIBRE, NI TAN SECRETO


En los últimos procesos electorales se ha dicho que los resultados reflejan dos tipos de votos, el rural y el urbano, El indígena y el ladino. Sin embargo, existe muy poco análisis acerca de la injerencia que tiene el sufragio de la mujer indígena, que no solo es el mayoritario sino que, en parte, es dirigido y manipulado por el hombre de la casa. Este voto, paulatinamente ha despertado, pero definitivamente, es capaz de inclinar la balanza electoral a favor de un candidato.

Relegadas a un segundo plano, muchas de ellas analfabetas, dominadas por el machismo y costumbres ancestrales, el racismo, la segregación y la exclusión las mujeres indígenas desconocen el poder que tienen en los procesos electorales, porque de acuerdo con los registros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en el último proceso el 51.8% del total de los sufragios fue emitido por ellas.

Este caudal se concentra especialmente en seis departamentos del occidente del país: Huehuetenango, Quiché, Quetzaltenango, Sololá, San Marcos y Totonicapán, en los cuales más del 80% de las mujeres acuden a las urnas.

“El aumento en la participación ciudadana de las mujeres en el área rural, y principalmente en el occidente del país, tiene mucho que ver con la descentralización del voto que el TSE impulsó en el proceso electoral de 2007 y que se perfeccionó en 2011”.

Tenemos entonces que su participación en el área rural es un factor importante en la elección, la que incluso puede significar el triunfo de algún candidato, tanto en los ámbitos nacional o local. Ahora bien, ¿cuál es la motivación que pudiera haber para que se inclinaran por un determinado candidato?.

VOTO DIRIGINO: NI LIBRE, NI SECRETO

Según estadísticas del Foro Maya, entre el 30% y 35% de las féminas del área rural desconoce el peso que tiene su voto y no comprenden la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones. Esta situación tiene que ver con la enseñanza ancestral de que la cabeza de la familia, es la que determina el voto de todos.

“El voto es muy condicionado por temas como el patriarcado,  machismo, pues en muchos departamentos se maneja aún, que es el jefe(hombre) de hogar quien decide. Seguimos siendo parte del sistema del mercantilismo político y la discriminación, pues nos usan para llegar al poder” ellas no tiene la potestad de decir, muchas veces son agredidas, victimizadas y utilizadas para conseguir un apoyo o aceptación dentro de los partidos.

Javier Brolo, de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes), señala que el tema es complejo, porque existen muchas familias que son lideradas por mujeres en las que no ocurre el tema del patriarcado, pero sí afecta el tema de la pobreza.

“Es complejo afirmar que no tienen criterio, creo que es más determinante el condicionamiento de ese criterio por el tema de una necesidad, como el hambre. Una persona con necesidades insatisfechas, puede ser persuadida por el clientelismo político”, dijo Brolo.

PROGRAMAS SOCIALES

Un factor importante en el crecimiento del padrón electoral fue la introducción de los programas sociales durante la administración de Álvaro Colom, dirigido a las féminas rurales, quienes para acceder a los mismos debían demostrar que estaban empadronadas.

“Contribuyó a que más mujeres se empadronaran, pero ocurrió porque se explotó una necesidad: la pobreza, la mayoria de las mujeres eran abusadas por los hombres, para quitarles el dinero que era otorgado por el gobierno para alcohol y no trabajar”

El tema de los programas sociales sin duda es complicado. El Partido Patriota (PP) lo atacó cuando la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) lo promovió, pero cuando accedieron al poder, al final lo trabajaron de la misma forma.

“Se sigue explotando la economía familiar, por ello es que buscamos que estas mujeres participen y tengan incidencia política. Creo que en el mediano plazo, se debe mejorar este tema, porque es claro, las mujeres y los jóvenes pueden decidir una elección y lo deben hacer por decisión, no por clientelismo”, aseguró Roberto Alejos, del partido Todos.


Algunos de los políticos consultados, no quisieron reconocer como trabajan para buscar y agenciarse ese sufragio rural, pero es innegable que una estrategia es la de entregar bolsas de alimentos y materiales de construcción, como una muestra anticipada de lo que serán los programas sociales en dado caso logren llegar al poder, situación que caracteriza a los mítines de los partidos UNE, PP y Libertad Democrática Renovada (Líder).

Sin embargo, el discurso oficial de la mayoría es que la forma de conseguir captar ese sufragio femenino, es brindar espacios de participación.

“Damos participación a los diferentes sectores en la elaboración de los listados a cargos de elección popular, integramos los mismos con paridad, es decir la misma cantidad de candidatos y candidatas”.

“En el partido existen varias personas de la población indígena postuladas a cargos de elección popular. El programa de Gobierno tiene contemplado programas de desarrollo, salud y proyectos productivos para las mujeres indígenas. Pero es verdad que muchas se empadronan y participan, por la necesidad de ser incluidas en los programas sociales”, reconoció por su parte Mirza Arreaga, diputada de Líder también por Huehuetenango.

Rolando Vazquez Cua, presidente de los 48 Cantones de Totonicapán, señala que la influencia de los hombres de familia no influye mucho, sino que la inclinación ocurre por “la propia participación que van teniendo las mujeres en actividades políticas y la simpatía hacia un partido político u otro”.

Concluimos que para el presente proceso, se repetirá la tendencia de participación de mujeres indígenas en el occidente, aunque no considera que sea mayor que otros años, pero de igual manera, será un voto influyente aunque en la mayoria de los casos sectorizados, comercializado y sin una verdadera decisión personal.