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martes, 21 de febrero de 2017

HABLAR XINKA EN TIEMPOS DE EXTICIÓN


HABLAR UN IDIOMA INDIGENA EN TIEMPOS DE EXTINCIÓN.

Se estima que actualmente se hablan alrededor de 600 lenguas originarias en toda América. Antes de la llegada de los españoles el número de lenguas amerindias era el doble. Es decir, cientos de lenguas han desaparecido y con ellas la cosmovisión de los pueblos que las hablaban. 
Se calcula además, que en los próximos años alrededor de 300 lenguas van a desaparecer en todo el continente americano.
    Tal vez, si en lugar de lenguas dijéramos especies vegetales o animales despertaríamos la preocupación de los grupos ecológicos y las campañas de prevención se sucederían. Pero hablamos de lenguas minoritarias, de comunidades olvidadas, de grupos excluídos y tal vez por eso no merecen la atención de los organismos gubernamentales, de instituciones educativas, ni de los grupos intelectuales.
    En este trabajo, trataremos de mostrar cómo la educación puede, en algunos casos, contribuir a la aceleración de la extinción de la lengua de grupos minoritarios.

    En el siglo XXI, la idea de que habitamos un país monolingüe y unicultural es dominante, como resultado de un proyecto nacional en el que la diversidad es vista como un problema.
    De tal manera, los guatemaltecos son alfabetizados en un español estándar sin importar cuál es la lengua materna o las variedades regionales que se hablan y mediante la imposición de los valores de la cultura occidental, se pretende uniformar las diferencias.

    En este proyecto de país, los idiomas originarios, muchas de ellos en riesgo de desaparecer, no tienen cabida. Una de ellas es el Xinka, la segunda lengua menos conocida, después del garifuna. Se calcula que existen alrededor de 3.000 xinkahablantes en todo el país. Esta cifra se ha visto engrosada en los últimos años por politicas de rescate y preservación de la misma. La mayor concentración de hablantes nativos de Guatemala, se da en el nororiente del pais, con alrededor de 560.000 habitantes y descendientes. Se trata de una comunidad de origen mestizo en su gran mayoría.

    Las cifras que se citan son estimativas ya que en Guatemala los censos de población no indagan acerca de la lengua materna que hablan sus habitantes. 
A pesar de las numerosas objeciones, el Censo Nacional de Población de 2004, interrogó únicamente sobre la pertenencia a alguna etnia pero no sobre la lengua materna, es decir el aspecto cultural no fue tenido en cuenta. El posterior desarrollo del Censo dio la razón a las organizaciones, aborígenes y no aborígenes, que oportunamente lo denunciaron como un nuevo caso de discriminación.
El hecho de no conocer la cantidad de hablantes de las lenguas aborígenes, situación que se repite en otros países de América Latina, es considerado por algunos autores como un “etnocidio estadístico”.

En los últimos años, y como consecuencia de la globalización, se intenta convencernos de la importancia que tiene el aprendizaje de un idioma a la que se considera como universal. Esta idea no se diferencia demasiado de aquella otra que buscaba la creación de una lengua artificial, el esperanto, como medio de comunicación, sin tener en cuenta que “Cada lengua encierra la visión del mundo de sus hablantes: cómo piensan, qué valoran, en qué creen, cómo clasifican el mundo que les rodea.”  Pero quizás lo más grave de creer en la posibilidad de que una única lengua funcione como medio de comunicación universal, es no saber valorar la riqueza que supone la diversidad lingüística y cultural.

    La realidad multilingüe y pluricultural de Guatemala nos compromete a trabajar para el rescate y revalorización de las lenguas minoritarias, y la institución escolar es un ámbito privilegiado para la conservación y promoción. de las lenguas y culturas autóctonas. Se trata en consecuencia de trabajar para la formación de ciudadanos libres que construyan su futuro sobre la fortaleza de sus raíces y con un espíritu abierto a la pluralidad del mundo.