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miércoles, 29 de enero de 2014

EL MATILISGUATE


EL HÜTÜ K'ULU
 MATILISGUATE 

ES UN ÁRBOL SAGRADO PARA EL PUEBLO XINKA. CONOCIDO DESDE LA TRADICIÓN ORAL ANCESTRAL COMO EL ÁRBOL NOBLE, POR SU MAJESTUOSO COLOR ROSA QUE LLENA DE COLOR SU FOLLAJE Y LLENA DE TRANQUILIDAD Y PAZ DONDE QUIERA QUE FLOREÉ.

"El Chiquirín del Matilisguate"

Este es un cuento antiguo, ¡tan antiguo como el canto del chiquirín! Y al chiquirin lo venimos oyendo cantar desde que el mundo es mundo. Es una historia de amor. Una historia de amor tan triste, que por eso el chiquirín canta quedito primero, después más fuerte, hasta que revienta.
¡Este chiquirín tan enamorado! Por eso lo oímos en las noches de luna con su cantito necio, dale que te dale, cantando a la par de las ranas en el campo.
¡Pero no les he contado cómo se enamoró el chiquirín! Este animalito es un insecto bohemio, y desde que Dios lo creó, él se dedicó a salir por las noches para cantarle a la Luna, paradito en una rama del arbol de matilisguate. Levantaba sus antenas hacia el cielo, y comenzaba a cantar una canción olorosa a estrellas y a "huele de noche".
Los grillos decían: -¡Qué bien canta éste fregado! Si nos descuidamos nos quita las novias.
-¿No estará enamorado? –le preguntaba una tortolita roja a su amiga la tortolita anaranjada.
-A saber, ¡pero qué chulo canta!
-¡Es que anda buscando novia!- gritó la Luna desde allá arriba sonriendo.
-Sí, Luna, pero por más que canto, no aparece ninguna patoja bonita, que quiera casarse conmigo- respondió el chiquirín desde su rama del matilisguate.
-¡Yyy! ¡Pero si enamoradas tienes a montones!- le contestó la Luna guiñandole un ojo. –Lo que pasa es que no son como tú.
-¿No son como yo? ¡Claro que sí! ¡Todas son insectos de seis patas! Y yo tengo seis...- le dijo el chiquirín contando sus patas por si se equivocaba.
-Las patas no cuentan. Cuenta el corazón. El corazón de tu novia cantará al ritmo del tuyo. Y ahora me encaramo hasta lo alto, porque ya va a ser media noche.- Y diciendo esto, la Luna, de un brinco rebotó en las alturas del cielo.
El chiquirín se quedó pensando -¿mi novia deberá tener un corazón cantante como el mío?... ¡Las cosas que se le ocurren a la Luna!-
Toda la noche se la pasó haciendo una lista de las insectos que conocía. -¿La avispa? No, esa no, porque en lugar de cantar, zumba. ¿La casampulga? No, esa araña ni siquiera canta. ¿La garrapata? ¡menos! Esa se me prendería y ni me dejaría cantar......
El Sol salió con sus cachetes de gringo y se encontró al chiquirín bien cuajado a la par de su lista de posibles novias.
-¡Shhhhhh! ¡No hagan ruido!- les recomendó a los pájaros, frunciendo su bocota colorada. -¡dice la Luna que el chiquirín no pegó un ojo anoche y si lo despertamos ahora, no va a cantar con ganas cuando oscurezca!-.
Todo el bosque guardó silencio para velar el sueño del chiquirín. Todos excepto una insecto pequeñita que llegó del otro lado del rio.
-"¡Chiquirín, chiquirín, chiquirín!" – cantaba a voz en cuello.
-¡Cállate, fuereña, que nuestro cantante está desvelado y vas a despertarlo!- gritaron todos los animales, muy enojados por la bulla que la extraña venía haciendo.
-"¡Chiquirín, chiquirín, chiquirín!"- insistió la insecto, batiendo sus alas rápidamente, hasta posarse en la ramita del matilisguate donde dormía el chiquirín. Este con el escándalo, despertó al instante.
-"¿Chiquirín?" – le preguntó el chiquirín desperezandose. -¿Qué quiere decir chiquirín?.
-¡"Chiquirín" eres tú y soy yo!- le respondió la pequeña extraña, mientras emanaba un perfume desconocido para el chiquirín, que lo hizo temblar de pies a cabeza. -¿No cantas tú como yo: "Chiquirín, chiquirín, chiquirín?" – le dijo la desconocida.
-¡No! Yo cantaba canciones a la Luna, pero de ahora en adelante, cantaré como tú, ¡porque tu canto es pura fiesta!- contestó el chiquirín. Entonces ella le propuso:
-¡Volemos hasta el zacate que crece a la orilla del río!
El chiquirín alzó el vuelo atrás de ella y se posaron en un tallito de "pata de pollo".
¿Tú no sabías que eres un chiquirín como yo?- le preguntó muy cuzca la insecto.
¡No lo sabía! ¡Pero ahora siento que mi corazón late al compás de tu canción! ¡Porqué no cantamos?
Y ambos se tomaron de las patas y mirandose a los ojos entonaron a dos voces la canción que todos conocemos: - "¡CHIQUIRÍN, CHIQUIRÍN, CHIQUIRÍN!"
Como podrán imaginar, los chiquirines no tenían ojos ni oídos para nadie más. Abrazados cantaron todo el día y hasta se olvidaron de almorzar.. Al atardecer el chiquirín dijo a su amiga: -¡Estamos enamorados¡ ¡Qué te parece si nos casamos hoy por la noche? Así vivirás de éste lado del río junto a mí y cantaremos todos los días.
¡Sí, chiquirín! ¡Me quiero casar contigo! Voy a cruzar el río volando muy rápido, para contarles a mis amigos que vamos a casarnos. ¡Regresaré antes de que la Luna esté alta!- respondió la chiquirina emocionada. Y sellaron el compromiso con un frote de antenas.
A todo esto, los insectos del bosque estaban como la gran diabla. -¡Ësta insecto del otro lado del río vino a enseñarle a nuestro cantante esa tontería de "¡chiquirín, chiquirín!" A mi no me gusta. ¡Qué podemos hacer?- exclamó una lombriz de tierra, sacando la cabeza por un agujero.
¡Propongo que evitemos ese casamiento!- dijo una mariposa nocturna.
¡Estoy de acuerdo! ¿Pero cómo?- Preguntó un zancudo.
¡Eso es fácil!- respondió una araña de patas largas.- Yo puedo tejer una tela pegajosa en la rama del nisperal que se asoma a la otra orilla del río. Como ese paso es obligado para volar para éste lado del río, la chiquirina tendrá que pasar por allí ¡y caerá presa en mi red antes de que pueda decir "ésta boca es mía". Así nuestro cantante no sabrá porqué no volvió para casarse con él, pues sólo la dejaremos libre mucho tiempo después. ¡Qué les parece?
¡Muy Buena idea, estamos de acuerdo!- corearon todos los insectos del bosque.
¡Muy bien!- dijo la araña. Entonces pondré manos a la obra.- Y se dirigió al nisperal a grandes zancadas.
Mientras tanto, el chiquirín cantaba muy contento revoloteando alrededor del matilisguate: -"!Chiquirín, chiquirín, chiquirín!"
¡Ya está cantando esa tontería!- se quejó en voz baja un zancudo. -¡Pero no será por mucho tiempo! La araña ya tiene la tela lista en la rama del nisperal.
Y era cierto. La chiquirina, ignorando la trampa que le habían tendido los insectos del bosque, volaba con rapidez hacia el río. Antes de cantar su primer "chiquirín", chocó de frente con la tela de la araña. ¡No pudo moverse más! Los hilos pegajosos la envolvieron completamente. ¡Más parecía un capullo de mariposa, que una chiquirina pequeñita atrapada en una terrible tela de araña!
Las horas pasaban lentamente para el novio que cantaba: -"¡chiquirín, chiquirín!" ¿porqué no vienes?- y sólo recibía el croar de las ranas del río como respuesta. Su angustia fue creciendo cuando notó que la Luna estaba ya muy alta y su novia aún no llegaba. Entonces gritó con desesperación: -"!Chiquirííííííín, chiquiríííííííín, ven por favor!
-¡Hay esperancita!- dijo el gusano de calentura a una esperanza muy verde.
-¿No nos equivocaríamos? En lugar de cantar las bellas canciones de antes, está gritando tanto que parece que va a reventar.
-¡Qué va! Ya vas a ver cómo después de tanta alharaca vuelve a cantar como nos gusta.- Respondió la esperanza despreocupada.
Pero el chiquirín no podía más de tristeza y comenzó a hinchar muchísimo la panza para gritar con fuerza: ¡chiquirííííííí´n, chiquirííííííín!- pensando que taalvez ella lo oiría del otro lado del río.-
-"!CHIQUIRIIIIIIIIIIIIIIIIN, CHIQUIRIIIIIIIIIIIII"......!POC!
-¿poc? ¿Qué fue ese "poc"? preguntó nervioso el zompopo al ronrón.
-¡No sé! ¡Vamos a averiguar!
-Cuando llegaron a la rama del matilisguate donde vivia el chiquirín, vieron con espanto que él había reventado como cuando se revienta un globo de colores.
Desde entonces, cuenta la leyenda, los chiquirines cantan por amor hasta que revientan. Los insectos del bosque lo saben y ya no tratan de forzarlos a cantar canciones a la Luna. Ahora escuchan con respeto el viejo canto: -"!Chiquirín, chiquirín, chiquirín!".