La Religión Xinka
Las Grandes Energias Creadoras
La religión de los xinkas antiguos guarda profundos misterios. La mayor parte de la información que tenemos acerca de ella proviene de los restos arqueológicos que nos legaron como esculturas, artefactos de hueso, piedra y cerámica pero sobre todo sobre la gran herencia oral que fue la manera más idónea para proteger sus secretos y la magia de su cultura, y de los primeros relatos de los conquistadores y sacerdotes españoles. Gracias a ellos sabemos que durante los primeros tiempos su religión, bastante simple, consistía en una interpretación de los fenómenos naturales y celestes que evolucionó paulatinamente conforme los conocimientos astronómicos fueron más precisos, hasta que, llegó a permear todos los aspectos de considerársele casi una civilización avanzada como los mayas: el arte, la ciencia, la guerra, la agricultura, el comercio y la arquitectura. Por eso se dice que la sociedad xinka era teocrática (Dios es el ser supremo).
Fue aproximadamente a partir del 300 despues de Cristo -con la construcción de centros religiosos- que los xinkas adquirieron una visión del mundo más elaborada: los cuerpos celestes se convirtieron en energías con función e influencia sobre la tierra -esto es, se deificaron algunos como ancestros primarios y creadores de la cultura-. Los conceptos elaborados por los sacerdotes se sumaron a las ideas más simples, hasta que la religión se tornó cada vez más esotérica, con una mitología compleja interpretada por una casta sacerdotal perfectamente organizada.
Poco a poco, la religión xinka se convirtió en una de las más misteriosas y secretas de Mesoamérica. Durante periodos siguientes se desarrollaron muchas energías como deidades, muchos de ellos duales: mitad masculinos, mitad femeninos; mitad viejos, mitad jóvenes; mitad animales, mitad humanos. Sus rituales y ceremonias también adquirieron paulatinamente una mayor complejidad, determinados, en buena medida, por los extraordinarios conocimientos astronómicos y elementales sobre la mente-materia, sobre sus creencias en el dominio de la trasformación corpórea ha objetos y animales, la creación de portales para escapar o comunicarse con la energía suprema, que les permitían predecir con exactitud los movimientos estelares y los acontecimientos futuros, los cambios climáticos, las enfermedades ; para ellos el universo era sagrado y el tiempo era cíclico, no lineal, razón por la cual creían que era posible la predicción del porvenir. Así, muchos ritos se realizaban para tener contentos a los ancestros primarios y creadores, recibir sus mensajes y profecías y mantener, de este modo, el orden cósmico y natural.

Los xinkas nunca ejercieron el sacrificio humano pues para su cosmovisión y creencias la vida es única y mágica, nadie tiene el derecho a truncarla y detener el camino creador y hacedor de los hilos del gran HENE PULAY.
Los Xinkas pensaban que cuando la gente moría penetraba en el Suma neela úy, por una laguna gigantesca el camino al gran lugar de la energía suprema. Los príncipes seguían un sendero acorde a los movimientos cósmicos de la luna para llegar al mundo energético superior y ahí, mediante sus poderes sobrenaturales, renacían en el cielo y se convertían en energías primarias creadoras; por ello, en su honor se edificaban construcciones de piedra laja sobre sus sepulcros. Por el contrario, la gente común era quemada y sus cenizas depositadas en tinajas adornadas con la imagen de su espíritu protector, que casi siempre era un animal, y era enterrado bajo su propia casa una parte y el resto era arrojado a un rio sagrado o depositado en una cueva, en compañía de algunos artículos religiosos de índole funeraria y de los objetos que había usado en vida, con el fin de que su viaje al otro mundo fuera afortunado y bendecido por los ancestros. Los xinkas creían que el espíritu era inmortal y que la vida en el Otro Mundo dependía, entre otras cosas, de la conducta mostrada en éste.

Las actividades humanas también tenían sus dioses: Na’ru era la madre de los campos y la agricultura, la Gran señora de la tierra, dadora de alimento, el gran abuelo Ta’wu el señor del viento quien enseña el idioma ancestral Además, La gran señora guardiana y emperatriz de la tierra y el cielo, IXIWA’IH la que unificaba las energías y vidas de cada ser en el universo, es la voz del gran Hene Pulay.
Tras la conquista española, hubo una fusión entre las creencias xinkas y el cristianismo. Hasta la fecha, la mayor parte de los xinkas siguen una religión mezcla de las antiguas creencias xincas y el catolicismo; algunos aún creen, por ejemplo, que sus pueblos son centros ceremoniales de un mundo sostenido por las grandes deidades –las Serpians- la gran Me’e se enrolla para sostener el peso del mundo con su cuerpo, y que cuando se mueve y suelta su carga suceden los terremotos. De igual modo, el cielo es el dominio del sol, la luna y las estrellas; sin embargo, la luna está claramente asociada al Dios padre y el sol a Jesucristo, y ls estrellas está asociada con la virgen María y los santos.
Muchos xinkas están convencidos de que los cerros, las montañas y las colinas que los rodean sus pueblos son los hogares y lugar de comunicación directa con los abuelos ancestrales. Creen en la madre de la Tierra, quien vive en cuevas y lagunas, el gran Abuelo sabio de las nueves controla las lluvias y produce rayos y truenos; en los espíritus del bosque, invocados durante las celebraciones agrícolas, y en los vientos del mal que esparcen las enfermedades por el mundo. Pero, sobre todas las cosas, y al igual que en los tiempos antiguos, piensan que nuestro universo es sagrado, como todo lo que lo habita: desde la estrella más lejana hasta el último de nosotros, los hombres, sus hermanos.