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PUBLICACION REVISTA D

jueves, 30 de enero de 2014

EL ENCANTO DE LOS CERROS (TRADICIÓN ORAL XINKA)


EL ENCANTO DE LOS CERROS 
(TRADICION ORAL XINKA)
Ed D. Cesar Augusto Castillo

Cierto dia mi abuelo nos contó una historia que en algunas lugares de nuestro territorio xinka, existian unos cerros los cuales ningun hombre cuidaba pero que se cubrian de mucha vegetación y frutas de todo tipo, y que siempre los arboles frutales tenían frutas aun cuando no era temporada, eran propiedad del Señor del Cerro. 
se decia que estos sitios fueron guardados y bendecidos por los antepasados XINKAS para que sus ancestros y descendientes tuvieran un lugar de descanso eterno.  

Al desaparecer en gran parte de la cultura Xinka por la invasión y persecución de la invasión española, estos lugares comenzaron a ser visitados por personas las cuales determinaron que dichos lugares tenían cierto secreto, magia de encantamiento, pues los árboles no cesaban de producir sus frutos. 
Cierto día un muchacho llamado Arluta entro al territorio del Señor del Cerro y en la entrada encontro un letrero que decía: "puedes tomar todo lo que puedas comer todo lo que quieras disfrutar todo lo que deseen, hasta que se ponga el sol, pero jamas saque nada o los guardianes del cerro lo estorbaran. 

Arluta comió y comió, camino y encontró arboles de todo tipo y forma, aguacates, aceitunas, lorocos, nisperos, banano, jocote, anona y muchos mas. El muchacho no hizo caso al letrero, pues el era escéptico a eso, saco una bolsa que llevaba consigo y robo varias frutas y la deposito en la bolsa. 

Empezó a caminar hacia la salida, pero cada vez se daba cuenta que el tramo era mas largo, y siempre llegaba al mismo lugar, le llego la noche ya perdido. y cuentan que durante la esa noche no encontró el camino hasta que arriba de un amate, escucho un silvido.... shiiiiiiiiiiiifffff, voltio hacia arriba y encontró a un individuo que sin pronunciar palabra, le señaló la bolsa de frutas y luego los árboles. 
Arluta entendió que debía devolver lo robado, y pedirle perdón al Señor del Cerro por haberse aprovechado de su hospitalidad, dejo regadas en el suelo las frutas al pie de los árboles. 
Al hacerlo camino por 16 minutos y estaba ya amaneciendo y recostó su cabeza sobre lo que parecía un árbol frondoso de Matilisguate, al despertar vio a bastante gente entrando en la puerta de aquel misterioso lugar, que lo saludaron muy amablemente con un ¡¡Tz'ama Pa'ri Arluta tuuri!!, el muchacho asustado se levanto corriendo y jamas volvio a tomar nada que no fuera "necesario" para su vida.


LEYENDA DEL CERRO COLORADO (TRADICION ORAL XINKA)


LA LEYENDA DEL 
CERRO COLORADO
(TRADICIONAL ORAL XINKA JUTIAPANECA)

Contaban de un hombre al que llamaremos "Tirso",  que había escuchado hablar incrédulo de esa leyenda,  y de ese lugar a donde se internaban todos aquellos desesperados de no  encontrar trabajo y regresaban meses después con costaladas de dinero. 

"Estoy tan amolado, que trabajaría hasta para el mismo demonio", exclamó un día Tirso agobiado por las presiones económicas que lo hicieron capaz de clamar ese nombre con todas sus fuerzas.  De repente escuchó los cascos de una bestia que cabalgaba en medio del monte. Entre los árboles apareció un hombrecito, montado en un gran caballo y en lujosa silla, cuyos cinchas  se amarraban hasta arriba, para que el pequeño jinete alcanzara a meter los pies en los esrtribos.  Posó su caballo en frente de Tirso y con voz fina le preguntó: "¿de verdad querés trabajar?. 

Tirso sintió un nudo en el estómago,  pero el hambre le apretó más la tripa que el mismo miedo y con la voz más delgada que la de aquel hombrecito, respondió a medias : "ah chish, y por qué no".

Entonces - le indicó el hombrecito -, subite en ancas que yo te llevo a trabajar al Cerro Colorado, pero eso sí, te tengo que vendar los ojos, porque no podés ver el camino hacia ese lugar. Cuando lleguemos, te destapo.

Tirso se dejó poner el pañuelo y se dispuso a  emprender aquel viaje extraño, que le prometía un pago por un trabajo que ni siquiera sabía de lo que se trataba. Por el camino sólamente oía los cascos del caballo, pero en algunos tramos, sentía que el alma se le trastornaba pues escuchaba lamentos desgarradores y un intenso olor a azufre. Los escalofríos fueron su única compañía.

Por fin se detuvo el caballo y el hombrecito desveló la mirada de Tirso y éste comprobó lo que algunos contaban por las aldeas. Ese lugar era como lo pintaban, sombrío, tenebroso, frío y lleno de gente trabajando de lado a lado.

Allí había mujeres cocinando y  limpiando,  hombres acarreando basura, rajando y cargando leña, arriando ganado, matando cerdos y gallinas, en fin haciendo una y mil tareas. El hombrecito le indicó a Tirso que tenía que trabajar ayudando en la panadería. Le dijo sus tareas  y antes de dar media vuelta, le advirtió: "Todo lo que veás aquí, no se comenta ni entre los trabajadores y todo lo que aquí pase...aquí se queda". Tirso asintió con cierta sumisión y se resignó a quedarse, viendo cómo el hombrecito se desparecía en su caballo.

En aquel lugar se vivía al revés. Se dormía de día y el trabajo empezaba a las 6:00 de la tarde.  Había que hornear un pan raro, negro y sin sabor. Las cocineras preparaban grandes cantidades de comida y las otras mujeres la  servían en unas mesas largas sin comensales. Ya servida la comida, salían de los comedores sin ver quienes iban a comer.  Al rato se les avisaba que volvieran a entrar y recogían los platos, sin una una sóla migaja. Los platos parecían relamidos.

Era insano ver cómo la mejor comida se pasaba a los misteriosos comensales y la peor se repartía entre los trabajadores.

Así transcurrían los días, durmiendo de día y trabajando de noche, para alguien que nadie había visto. Entre los empleados casi nadie hablaba de lo que allí pasaba y lo que más intrigaba a Tirso era ver los platos que salían como limpios de aquellos comedores. ¿Quiénes podrían llegar con tanta hambre, para no dejar ni una sobrita de comida?.

Un día Tirso quiso desengañarse y a hurtadillas logró ver por la rendija de una puerta a quiens llegaban a comer cada noche. Mejor hubiera sido no averiguar nada, porque Tirso se llevó el susto de su vida: Después que las mujeres servieron la comida y salieron del lugar, cientos de cabros cornudos entraron al comedor y poniendo los cascos en la mesa, lamieron los platos hasta terminarse todo. 

Tirso se asustó muchísimo hasta sentirse un poco enfermo y pasó algunos días en cama, deseando el día que regresara el hombrecito que lo trajo, para poder salir de ese lugar. Después de un tiempo se recuperó del susto y volvió a su trabajo, pero encontró que sus tareas habían cambiado. Ahora debía trabajar en el rastro, destazando animales para el consumo.

Su primera tarea fue ir a matar a una vaca robusta. Sin costumbre de matar animales, tomó el hacha para intentar cortarle la cabeza a la res, cuando ella exclamó: "no me matés mijo, soy tu tía". Tirso sintió morirse al escuchar hablar a la vaca y más diciéndole que era su tía.  

Ella le explicó que a aquél horrendo lugar iban todos los que practiban la magia negra en la tierra y sus almas encarnadas en animales, eran esclavas nocturnas del demonio. "Los cabros que viste  devorar la comida en las mesas, no son más que legiones del cachudo",  le indicó la tía.

Luego le dijo que fingiera seguir enfermo y que pidiera a otro que matara a la vaca, y que luego pidiera irse de allí.

Así lo hizo Tirso y pretextando enfermedad, pidió regresar a su tierra, agradeciendo la oportunidad del trabajo. Al siguiente día, apareció el hombrecito jinete y antes de montarlo en el caballo le dijo: "tomá estos dos costales y llenalos de carbón, que te los vas a llevar".  

Tirso obedeció al hombrecito y llenados los costales, se montó  en ancas y emprendió el viaje de regreso, nuevamente con los ojos vendados y pasando por aquellos lugares hediondos a azufre, donde escuchaba lamentos y susurros.

El canto de los pájaros le indicó que había llegado a tierra conocida y quitándose el pañuelo de los ojos, descendió del aquél enorme caballo. Allí lo dejó el hombrecito, con sus dos costales de carbón, que sorprendentemente, se habían convertido en bolsas llenas de monedas de plata. 

Ahora Tirso era uno más de los que había ido a trabajar al Cerro Colorado y su historia pasaría a ser parte de las leyendas del lugar. A lo mejor de esas que nadie creerá.

Ah, y al regresar a su aldea, llegó a tiempo al entierro de su tía, la que tenía fama de bruja...


EL CERRO PUERTA DE LOS XINKA (TRADICION ORAL)


EL CERRO PUERTA TECU'AN
HERENCIA ORAL XINKA
Ed. D. Cesar Augusto Castillo

Cuenta la leyenda que durante la “era de los Señores del Agua Clara llamados los Gentiles”, dos hermanos llamados Tiwina y Rawina, encontraron una pequeña serpiente de dos cabezas a la que adoptaron, llevándosela a vivir con ellos. Este animal no era una serpiente común, era un Tecuani que crecía día a día, de manera exponencial, conforme se alimentaba. 

Cuando la serpiente alcanzó el tamaño de un hombre, los habitantes del pueblo obligaron a los hermanos a deshacerse de ella, pues ponía en peligro no sólo la vida de los animales que criaban, sino la de los mismos vecinos. Muy a su pesar, los hermanos condujeron a la serpiente hasta el mar donde, con engaños, la abandonaron. La serpiente, al darse cuenta de que había sido abandonada, inició el viaje de regreso a la casa de los hermanos.

En su camino, el ofidio de dos cabezas fue comiéndose todo lo que encontraba a su paso, incluidos hombres y animales grandes, como los venados, ganando cada vez más y más tamaño. 

Uno de los vecinos del pueblo, la vio venir a lo lejos y dio la alarma en el pueblo. Todos sus habitantes emprendieron una huida que los llevó hasta las faldas del cerro que ahora se conoce como cerro Tecuan.

En el momento en que la serpiente de dos cabezas llegó a ponerse a tiro para devorarlos, el cerro Tecuan se abrió y por él entraron todos los pobladores de la aldea, cerrándose a su paso. Cuando el peligro pasó, los hombres salieron desde las entrañas de la montaña tras lo cual esta se cerró. La línea negra que atraviesa el cerro Tecuan sería la cicatriz que quedó tras esta experiencia sobrenatural. Viendo que este cerro era mágico y que el Señor de la montaña les había ayudado a ocultarse de la serpiente, los hombres construyeron en su honor el templo dedicado a la Luna y vivieron a sus pies, fundándose la ciudad de nuestros ancestros... que los arqueólogos y conservadores tratan de entender, desentrañando los  secretos que nuestro pueblo a guardado por siglos para el mundo. 


miércoles, 29 de enero de 2014

EL CALENDARIO CLIMATICO XINKA


LAKMAK KIAK
EL CALENDARIO CLIMÁTICO DE LOS ABUELOS XINKA

La cultura Xinka es rica en conocimiento empírico ancestrales, es decir, basado en la experiencia y lo que se ha observado a lo largo del tiempo que conoceremos como ciencia tradicional.

Ejemplo de lo anterior es la técnica basada en la observación del clima durante el primer mes del año para pronosticar cómo será el clima en los meses siguientes: el llamado Calendario Agricola, cabañuelas entre otros nombres que se le han adoptado a través del tiempo, Lakmak Xawatza como se le conoce popularmente a cada día del periodo de tiempo mencionado.

ORÍGENES
El origen de las cabañuelas proviene de los Protosincas (xinka 3,000 al 1,500 a.c.), quienes a su vez tomaron esta técnica para pronosticar el tiempo adoptada luego por grupos como los mayas y otras culturas como los aztecas. Los calendarios de ese entonces consistían de 18 meses de 20 días cada uno y cada día del primer mes dejaba ver cómo sería el clima de cada uno de los otros meses que le seguían, según el conocimiento antiguo.
Ya con la llegada de los invasores europeos y el calendario gregoriano de 12 meses, se adaptaron las cabañuelas a este calendario.

Aparte de las diversas maneras de pronosticar las condiciones meteorológicas, como por ejemplo los remolinos de tierra, las “casas” en la Luna o en el Sol, las hormigas con alas, los eclipses, y otros fenómenos, para los xinkas las cabañuelas son parte del conocimiento y ciencias tradicional  del tiempo, se basa en todos los días del primer mes del año y con ello predice las condiciones para los próximos 334 días; es una auténtica sabiduría oral. 

Por citar un ejemplo, tenemos que si el día 9 de enero es nublado, templado y lluvioso, entonces alguien dice: “Ah, es que estamos en la cabañuela de septiembre”. Luego, al día siguiente, las particularidades climatológicas pueden ser de cielo despejado, con viento y algo frío. “Bueno, explican, es que ahora estamos en la cabañuela de octubre”.

EL SISTEMA CIENTIFICO

Primero hay que llevar una bitácora detallada del comportamiento meteorológico de cada día de enero, donde se anoten los datos pertinentes. Utilicemos el día 6 como ejemplo, el cual corresponde al mes de junio. Así que desde temprano observamos el cielo, el viento y la temperatura. El resultado nos daría algo como lo siguiente: soleado, sin viento y caluroso. (Por supuesto que estos datos son relativos porque a lo largo del día puede haber variaciones relevantes como: primero fresco y luego caliente, así como primero nublado y después soleado. Por ello es mejor tomar una media, es decir, qué predominó más horas durante el día.)

Entonces, cada día tiene un mes que se le atribuye de manera sistemática (del 1 al 12 es ascendente y del 13 al 24 descendente).

Después tenemos que del día 25 al 30 se toman por medio día para cada mes; desde la madrugada hasta el medio día, la tarde y noche.

Finalmente tenemos al día 31 con sus 24 horas. En este caso cada dos horas son asignadas a cada mes, a partir de la madrugada.

Y bien, ya tenemos todos los días y sus horas correspondientes a cada mes del año. Si volvemos a nuestro ejemplo original, que es el mes de junio, sabemos que sus días son el 6, el 19, la tarde y noche del 27, y las horas de las 12:00 a la 1:59 de la tarde del día 31.

El sistema parece complicado, pero todo es ser pacientes, sistematico y observar con detalle todos y cada uno de los días, realizar las anotaciones adecuadas, analizar y comparar todos los datos obtenidos para luego sacar las conclusiones de cómo será el clima en tal o cual mes del año. Así, con mucha anticipación ya sabremos cuándo lloverá, qué meses serán muy calientes, cuáles serán fríos, cuándo habrá heladas, y demás, sin necesidad de estar pendientes de los pronósticos del tiempo en la televisión, los cuales, son poco confiables debido a que manejan datos muy globales y temperaturas máximas y mínimas en los extremos para asegurar “poco margen de error”.

Queda asentado -aun en el inconsciente colectivo-, que el conocimiento popular suele ser muy certero, pues con base en la observación ancestral y cotidiana de los fenómenos naturales, del comportamiento de los animales, del desarrollo de la vegetación e, incluso, de las dolencias repentinas de nuestro propio cuerpo, llegamos a descubrir otros acontecimientos del entorno, aunque se diga que tal conocimiento ya se ha perdido.



EL ARBOL DE COROZO


EL HÜTÜ 'ÜMÜMÜ 
EL ARBOL DE COROZO

Como sabemos, mucha de la identidad religiosa  de los pueblos indigenas guatemaltecos ha sido contaminada y es producto del contacto entre españoles y el pensamiento ancestral; este hecho provocó el fenómeno de fusión de dos pensamientos religiosos si queremos llamar así a la imposición de una cultura extraña en los pueblos indígenas el caso del PUEBLO XINKA, que ha dado como resultado la religiosidad sincrética que hasta la fecha contamina mucho la mente de los pueblos.

Nuestra religiosidad sincrética Xinka, está muy ligada a otras, no sólo por tener un origen impuesto durante la invasión europea a América, sino también debido al intercambio comercial y social de los pobladores de los ahora países independientes.

La mayoría de poblados  hacia el sur y nororiente del país,  fueron de los más afectados y oprimidos en cuanto a sus creencias religiosas y debido a eso, los invasores dieron mucho énfasis en ellos con la idea de “conquistar sus almas”. 
Los historiadores apuntan que entre sus rituales se incluían el ayuno, la abstinencia sexual, sacrificios, confesiones, beber y bailar.
En las fiestas religiosas, sus ídolos eran vestidos con las mejores prendas y con la joyería más fina que conseguían. En ocasiones, estas figuras eran cargadas en procesiones desde las cuevas hasta los templos, aunque al parecer, después se quedaron permanentemente en ellos. El traslado de sus ídolos, era muy solemne; los Sacerdotes los llevaban hasta su lugar de destino, “adornando su camino con alfombras de pino, flores y plumas”. Este dato, para muchos es muy importante, ya que se cree, es aquí donde nace la idea de las primeras alfombras. 


Testimonios de los abuelos, señalan que los Señores y Sacerdotes  Xinkas de la teocracia utilizaban alfombras de flores, pino y plumas de aves preciosas como el quetzal, la guacamaya,  y el colibrí en sus finos tocados. Esto, obviamente fue muy plagiado con la llegada de los españoles, quienes por su parte  invadieron con su arte traído de las Islas Canarias y enseñado forsivoluntariamente  por los misioneros en su mayoría de la Orden Franciscana; el resultado de esto es, pues, la Alfombras que observamos en nuestros días El incienso por su parte, era utilizado únicamente en los templos, bajo los ídolos sacros haciendo que estos se ahumaran y adquirieran un tono negro, color que para los Xinkas, tiene cualidades mágicas, significando muerte, descanso, paz, tierra, sagrado y ofrenda. 
Pero, para interés nuestro, se ha documentado que los Xinkas crearon un personaje basado en las historias tradicionales cristianas y en la existencia de un Wunak o brujo que invocaba la lluvia.  Engañaron así a los pueblos asociando sus creencias con lo Cristiano, Recrearon así, a la figura de Jesús y le pusieron como nombre Tz'awa' Iwix Para ellos, este personaje “extranjero” y que los ancestros eran obligados a adorar de rodillas, con la cabeza baja siempre. Rápidamente, fue concebido como “Dios”  extranjero y adorado para no ser castigados y torturados al negarse a ofrendarle y "rezar por ayuda" y pensaban que había llegado a la región para  destruir al pueblo y así pelear contra sus enemigos, muchos ancestros se resistieron pero murieron a manos de invasores y de la inquisición española miles de abuelos Xinkas murieron por proteger su cultura ancestral. 
 Con el tiempo, la historia de "Tz'awa' Iwix" fue evolucionando y las ideas católicas se fueron mezclando, creando así más tradiciones y personajes como la Virgen Maria y sus Santos.  Pero bueno, el interés nuestro por dar a conocer este personaje y su procedencia, estriba nada más y nada menos, en que en torno a él, nace la idea, ahora tradición, de utilizar las flores de corozo y coyol que hoy perfuman la Semana Santa, tanto de Guatemala como de El Salvador resultado de esto es, pues, la Alfombras que observamos en nuestros días.

Narran los historiadores, que dentro de las historias Xinkas sobresale una donde se asegura que Tz'awa Iwix, estaba huyendo de unos enemigos. Después de haber caminado toda la noche, se encontraba en medio del bosque desesperado y cansado; se detuvo en un “punto sagrado”, donde había un árbol de palma "HÜTÜ 'ÜMÜMÜ" conocido como COROZO.

TZ'AWA' le habló al árbol diciéndole: “árbol de flores de corozo: estoy
perdido, estoy cansado; he venido a descansar a tus ramas, a tus brazos; el enemigo está tras de mí, pronto me alcanzarán, pronto me capturarán y me matarán, ya me llegará mi tiempo. 
Corozo, flores, háganme un favor... proporciónenme un lugar para descansar entre sus ramas, abrásenme un tiempo entre sus brazos, dulce agua, quita la sed de mi boca, quita el polvo de mi cara y de mis pies”Entonces, el árbol de corozo le habló diciéndole: “¿Quién te matará mientras yo sea tu trono? 
Descansa en mis ramas, descansa en mis brazos, deja que el enemigo no te vea mientras yo pueda darte una sagrada protección”. Ante esto, narra la historia que Tz'awa' le respondió: “De ahora en adelante, tú vas a ser “la flor más sagrada de las costumbres de mi gente”. Tu blanqueza, será una señal de pureza, tu dulce olor será un recuerdo de mi paso por acá”. Entonces se subió al árbol de palma de corozo, se sentó entre sus ramas y descansó. 

Otras historias apuntan que Tz'awa fue sacrificado en dicha palmera, ya que sus perseguidores lo capturaron, matándolo en el lugar. Debido a este último dato, es que se ha llegado a teorizar que efectivamente, esa es la correcta interpretación que los xinkas y guatemlatecos debemos dar a la Centenaria Procesión de los Nazarenos,  donde la Comunidad Indígena, representado a sus Cofradías respectivas, nos muestran las imágenes ¿de Cristo? Sacrificadas en Cruces foliares, adornadas nada más ni nada menos, que con flores de coyol y corozo. 


Es por eso que la Palma y fruto del Corozo es uno de sus elementos religiosos más importantes;mezclaron las tradiciones católicas influenciados por sus historias y sus costumbres; las Velaciones, Alfombras y Procesiones, adquirieron varias características folclóricas en toda Guatemala y consecuentemente en nuestros pueblos.  




EL MATILISGUATE


EL HÜTÜ K'ULU
 MATILISGUATE 

ES UN ÁRBOL SAGRADO PARA EL PUEBLO XINKA. CONOCIDO DESDE LA TRADICIÓN ORAL ANCESTRAL COMO EL ÁRBOL NOBLE, POR SU MAJESTUOSO COLOR ROSA QUE LLENA DE COLOR SU FOLLAJE Y LLENA DE TRANQUILIDAD Y PAZ DONDE QUIERA QUE FLOREÉ.

"El Chiquirín del Matilisguate"

Este es un cuento antiguo, ¡tan antiguo como el canto del chiquirín! Y al chiquirin lo venimos oyendo cantar desde que el mundo es mundo. Es una historia de amor. Una historia de amor tan triste, que por eso el chiquirín canta quedito primero, después más fuerte, hasta que revienta.
¡Este chiquirín tan enamorado! Por eso lo oímos en las noches de luna con su cantito necio, dale que te dale, cantando a la par de las ranas en el campo.
¡Pero no les he contado cómo se enamoró el chiquirín! Este animalito es un insecto bohemio, y desde que Dios lo creó, él se dedicó a salir por las noches para cantarle a la Luna, paradito en una rama del arbol de matilisguate. Levantaba sus antenas hacia el cielo, y comenzaba a cantar una canción olorosa a estrellas y a "huele de noche".
Los grillos decían: -¡Qué bien canta éste fregado! Si nos descuidamos nos quita las novias.
-¿No estará enamorado? –le preguntaba una tortolita roja a su amiga la tortolita anaranjada.
-A saber, ¡pero qué chulo canta!
-¡Es que anda buscando novia!- gritó la Luna desde allá arriba sonriendo.
-Sí, Luna, pero por más que canto, no aparece ninguna patoja bonita, que quiera casarse conmigo- respondió el chiquirín desde su rama del matilisguate.
-¡Yyy! ¡Pero si enamoradas tienes a montones!- le contestó la Luna guiñandole un ojo. –Lo que pasa es que no son como tú.
-¿No son como yo? ¡Claro que sí! ¡Todas son insectos de seis patas! Y yo tengo seis...- le dijo el chiquirín contando sus patas por si se equivocaba.
-Las patas no cuentan. Cuenta el corazón. El corazón de tu novia cantará al ritmo del tuyo. Y ahora me encaramo hasta lo alto, porque ya va a ser media noche.- Y diciendo esto, la Luna, de un brinco rebotó en las alturas del cielo.
El chiquirín se quedó pensando -¿mi novia deberá tener un corazón cantante como el mío?... ¡Las cosas que se le ocurren a la Luna!-
Toda la noche se la pasó haciendo una lista de las insectos que conocía. -¿La avispa? No, esa no, porque en lugar de cantar, zumba. ¿La casampulga? No, esa araña ni siquiera canta. ¿La garrapata? ¡menos! Esa se me prendería y ni me dejaría cantar......
El Sol salió con sus cachetes de gringo y se encontró al chiquirín bien cuajado a la par de su lista de posibles novias.
-¡Shhhhhh! ¡No hagan ruido!- les recomendó a los pájaros, frunciendo su bocota colorada. -¡dice la Luna que el chiquirín no pegó un ojo anoche y si lo despertamos ahora, no va a cantar con ganas cuando oscurezca!-.
Todo el bosque guardó silencio para velar el sueño del chiquirín. Todos excepto una insecto pequeñita que llegó del otro lado del rio.
-"¡Chiquirín, chiquirín, chiquirín!" – cantaba a voz en cuello.
-¡Cállate, fuereña, que nuestro cantante está desvelado y vas a despertarlo!- gritaron todos los animales, muy enojados por la bulla que la extraña venía haciendo.
-"¡Chiquirín, chiquirín, chiquirín!"- insistió la insecto, batiendo sus alas rápidamente, hasta posarse en la ramita del matilisguate donde dormía el chiquirín. Este con el escándalo, despertó al instante.
-"¿Chiquirín?" – le preguntó el chiquirín desperezandose. -¿Qué quiere decir chiquirín?.
-¡"Chiquirín" eres tú y soy yo!- le respondió la pequeña extraña, mientras emanaba un perfume desconocido para el chiquirín, que lo hizo temblar de pies a cabeza. -¿No cantas tú como yo: "Chiquirín, chiquirín, chiquirín?" – le dijo la desconocida.
-¡No! Yo cantaba canciones a la Luna, pero de ahora en adelante, cantaré como tú, ¡porque tu canto es pura fiesta!- contestó el chiquirín. Entonces ella le propuso:
-¡Volemos hasta el zacate que crece a la orilla del río!
El chiquirín alzó el vuelo atrás de ella y se posaron en un tallito de "pata de pollo".
¿Tú no sabías que eres un chiquirín como yo?- le preguntó muy cuzca la insecto.
¡No lo sabía! ¡Pero ahora siento que mi corazón late al compás de tu canción! ¡Porqué no cantamos?
Y ambos se tomaron de las patas y mirandose a los ojos entonaron a dos voces la canción que todos conocemos: - "¡CHIQUIRÍN, CHIQUIRÍN, CHIQUIRÍN!"
Como podrán imaginar, los chiquirines no tenían ojos ni oídos para nadie más. Abrazados cantaron todo el día y hasta se olvidaron de almorzar.. Al atardecer el chiquirín dijo a su amiga: -¡Estamos enamorados¡ ¡Qué te parece si nos casamos hoy por la noche? Así vivirás de éste lado del río junto a mí y cantaremos todos los días.
¡Sí, chiquirín! ¡Me quiero casar contigo! Voy a cruzar el río volando muy rápido, para contarles a mis amigos que vamos a casarnos. ¡Regresaré antes de que la Luna esté alta!- respondió la chiquirina emocionada. Y sellaron el compromiso con un frote de antenas.
A todo esto, los insectos del bosque estaban como la gran diabla. -¡Ësta insecto del otro lado del río vino a enseñarle a nuestro cantante esa tontería de "¡chiquirín, chiquirín!" A mi no me gusta. ¡Qué podemos hacer?- exclamó una lombriz de tierra, sacando la cabeza por un agujero.
¡Propongo que evitemos ese casamiento!- dijo una mariposa nocturna.
¡Estoy de acuerdo! ¿Pero cómo?- Preguntó un zancudo.
¡Eso es fácil!- respondió una araña de patas largas.- Yo puedo tejer una tela pegajosa en la rama del nisperal que se asoma a la otra orilla del río. Como ese paso es obligado para volar para éste lado del río, la chiquirina tendrá que pasar por allí ¡y caerá presa en mi red antes de que pueda decir "ésta boca es mía". Así nuestro cantante no sabrá porqué no volvió para casarse con él, pues sólo la dejaremos libre mucho tiempo después. ¡Qué les parece?
¡Muy Buena idea, estamos de acuerdo!- corearon todos los insectos del bosque.
¡Muy bien!- dijo la araña. Entonces pondré manos a la obra.- Y se dirigió al nisperal a grandes zancadas.
Mientras tanto, el chiquirín cantaba muy contento revoloteando alrededor del matilisguate: -"!Chiquirín, chiquirín, chiquirín!"
¡Ya está cantando esa tontería!- se quejó en voz baja un zancudo. -¡Pero no será por mucho tiempo! La araña ya tiene la tela lista en la rama del nisperal.
Y era cierto. La chiquirina, ignorando la trampa que le habían tendido los insectos del bosque, volaba con rapidez hacia el río. Antes de cantar su primer "chiquirín", chocó de frente con la tela de la araña. ¡No pudo moverse más! Los hilos pegajosos la envolvieron completamente. ¡Más parecía un capullo de mariposa, que una chiquirina pequeñita atrapada en una terrible tela de araña!
Las horas pasaban lentamente para el novio que cantaba: -"¡chiquirín, chiquirín!" ¿porqué no vienes?- y sólo recibía el croar de las ranas del río como respuesta. Su angustia fue creciendo cuando notó que la Luna estaba ya muy alta y su novia aún no llegaba. Entonces gritó con desesperación: -"!Chiquirííííííín, chiquiríííííííín, ven por favor!
-¡Hay esperancita!- dijo el gusano de calentura a una esperanza muy verde.
-¿No nos equivocaríamos? En lugar de cantar las bellas canciones de antes, está gritando tanto que parece que va a reventar.
-¡Qué va! Ya vas a ver cómo después de tanta alharaca vuelve a cantar como nos gusta.- Respondió la esperanza despreocupada.
Pero el chiquirín no podía más de tristeza y comenzó a hinchar muchísimo la panza para gritar con fuerza: ¡chiquirííííííí´n, chiquirííííííín!- pensando que taalvez ella lo oiría del otro lado del río.-
-"!CHIQUIRIIIIIIIIIIIIIIIIN, CHIQUIRIIIIIIIIIIIII"......!POC!
-¿poc? ¿Qué fue ese "poc"? preguntó nervioso el zompopo al ronrón.
-¡No sé! ¡Vamos a averiguar!
-Cuando llegaron a la rama del matilisguate donde vivia el chiquirín, vieron con espanto que él había reventado como cuando se revienta un globo de colores.
Desde entonces, cuenta la leyenda, los chiquirines cantan por amor hasta que revientan. Los insectos del bosque lo saben y ya no tratan de forzarlos a cantar canciones a la Luna. Ahora escuchan con respeto el viejo canto: -"!Chiquirín, chiquirín, chiquirín!".