LOS MICTLA
La leyenda de los gigantes de Jutiapa
Cuenta la leyenda que los Mictla fueron los antepasados de los Xinkas y Pipiles. Tanto los españoles como los mexicas reconocieron la bravura y la fortaleza de los grandes guerreros Mictlan quienes venían directamente del sur.
Pero no solo eran guerreros, sino que además contaban con una cultura muy rica que nos ha legado leyendas tan fantásticas como la que habla de los gigantes que habitaron alguna vez el suelo jutiapaneco.
Los Mictla fueron los ancestros de los Xinkas y quienes les enseñaron el arte de la herreria, que aquellos perfeccionaron. Desde entonces, los habitantes del pueblo de Asunción Mita y Atescatempa se dedican a la producción de herrajes, lo que junto con la agricultura conforma su forma principal de sustento.
Cuentan los ancianos que los Mictlan se alimentaban principalmente de conejos, aunque no descartaban la carne de otros animales a los que daban caza, y de cuyas pieles se vestían. Los gigantes eran nómadas y les gustaba moverse de un lado a otro libremente, por lo cual sembraban poco y siempre carecían del suficiente maíz para completar su alimentación.
Aunque iban por todos lados y llegaban a lejanos terruños, su territorio favorito era el Oriente(Jutiapa a Chiquimula) porque desde ahí el Sol inicia su nacimiento y viaje hacia el Inframundo.
Los Mictla poseían una enorme fuerza física que les permitía levantar toneladas de piedras sin sufrir ningún daño. Gracias a su fuerza pudieron construir enormes templos en una sola noche. Sin embargo, a pesar de su gran fortaleza tenían un punto débil, pues si llegaban a caerse se rompían en muchos pequeños pedazos como si fueran de vidrio. Los que no se rompían y morían por otra causa, dejaban regadas sus gigantescas osamentas.
Los Mictla se extinguieron cuando el mundo desapareció, y la Tierra se volteó debido a un terrible volcan que vomitaba agua y que lleno todo de agua que arrasó con todo: hombres y animales.
Desde entonces, los Mictla le tienen un miedo atroz al agua. Y uso el tiempo presente porque hay quienes dicen que estos seres aún visitan la Tierra… y hay quienes aseguran que, disconformes con el trabajo que estamos haciendo los humanos, dejan caer sobre nosotros maleficios. Otros dicen que, por el contrario, hacen el bien.
Me han contado que en los campos que rodean al poblado de Güija y Atescatempa aún se pueden encontrar huesos de estos seres, y se cree que, si se muelen y se mezclan con algún líquido, tienen magníficos poderes curativos.