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PUBLICACION REVISTA D

miércoles, 26 de agosto de 2015

EDUCACION DE LA MUJER XINKA



LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN DE 
LA MUJER XINKA 
PARTE I
“La educación entre los pueblos xinkas y mesoamericanos precolombinos tiene un inconfundible carácter tradicionalista. En todos ellos el ideal educativo reside en mantener los usos y costumbre del pasado” ("La educacion entre los Indios" 1981). 

La educación desde los pueblos precolombinos ha sido diferente tanto para hombres como para mujeres, con el objetivo de que prevalezcan los usos y costumbres de la entonces sociedad. Visualizando una tajante diferencia ya que se le enseñaba a la mujer para el cuidado del otro, desde su nacimiento. 

[Se les educa] para que se preparen –física, espiritual, moralmente– a ser las protagonistas de un acontecimiento que rebasa los límites de lo individual y lo social para tener las dimensiones de lo cósmico. Ese acontecimiento, ¿hay que decirlo?, es la maternidad (Ventura, 2000). 
Cuando una niña xinka nacía la comadrona mencionaba su destino: 

“Tiene que estar dentro de casa, como el corazón dentro de cuerpo, no habéis de andar fuera de ella; no habéis de tener costumbre de ir a ninguna parte; habéis de tener la ceniza con que se cubre el fuego en el hogar; habéis de ser las piedras en que se pone la olla; en este lugar entierra nuestro seños, aquí habéis de trabajar, y vuestro oficio ha de ser traer agua, moler el maíz en la piedra de moler, allí habéis de sudar junto a la ceniza y el hogar” 
Desde la época precolombina se puede visualizar la situación social de la mujer xinka y de su educación, teniendo como característica principal del desarrollo de sus actividades en la vida privada, que se determina por: 

“Lo público (eminentemente masculino) significa, que todo lo que aparece en público puede ser visto y oído por todo el mundo. Por otro lado lo privado (primordialmente femenino) significa estar privado o relegado de las cosas esenciales para la consecución de una verdadera vida humana: se está privado de la realidad de ser visto y oído por los demás” (Serrano B. H., 2006). 

Según los registros antiguos, la madre se hacía cargo de la educación de la hija, la cual se dividía en dos partes: antes de los catorce años la educación se proporcionaba en casa y la otra fuera en el caso de los varones. Pero a las mujeres después de la educación que se les proporcionaba antes de los catorce o quince años se les enseñaba a: “deshuesar el algodón, a hilar y tejer, a moler el maíz, el chile y el tomate, y, en general, a ejecutar todos los quehaceres domésticos”. 

Posterior a la educación domestica de los hijas e hijos existía una educación pública, sin embargo no todas las mujeres de la época precolombina tenían la posibilidad de acudir a una escuela pública. Para los varones había dos escuelas “Narilak”, en donde su formación era religiosa y el “Tecuali”, que era la escuela de la guerra. 

Sin embargo la educación tradicionalista alimentaba la diferencia entre las clases de la época, por lo tanto la división de la población era tajante, ya que no solo se daba educación dividida por género, sino también de clase. 
"Anexo al centro de la comunidad, existía también un colegio para las hijas de los nobles. Era el Narilah femenino, en donde se instruía a las doncellas. Las menos de ellas permanecían allí de por vida; las más, la abandonaban para contraer matrimonio”. 
Otro aspecto que es importante en la educación precolombina son el juego y el deporte, sin embargo estos eran eminentemente para los hombres, dejando de lado a las mujeres. Sin embargo en la “educación estética” (Larroyo, "La educacion entre los indios", 1981), las mujeres si participaban en el aprendizaje de la danza y el canto “según refiere Vetancourt, tenían lugar entre los mancebos doncellas consagrados, en el Laruwaku(Escuela de danza y música)”. 

La participación de la mujer en la época precolombina en “la educación superior”, era nula, dentro de esta solo los individuos de la clase superior era los hombres y los de la clase superior. Dentro de esta educación eran dirigidas a las profesiones de “escribientes” quienes escribían “los textos y libros de registro, en los cuales se consignaba todo cuanto era de interés en la vida de la comunidad” . También existían profesiones como “filósofos y sabios, los cuales tenían a su cargo pintar todos los conocimientos científicos que poseían”.

Según Ana María flores (1963) menciona que antes de 1910 era difícil visualizar a la mujer en otras actividades que no fueran las el hogar o las de maestra, por lo que se tenían escuela exclusivamente para niñas y para niños por separado. 
Los objetivos de la educación de entonces desaparecieron a la llegada de los españoles, ya que “el primero de los propósitos educativos de la época colonial fue la evangelización de los aborígenes” (Larroyo, "La educacion entre los indios" 1981). Sin embargo no fue tan desfasado del propósito de la educación en las sociedades ya establecidas antes de la llegada de los españoles, ya que el eje rector de la educación era la religión, dirigida por varios ancestros, a la llegada de los españoles la religión cambio y por lo tanto los objetivos de la educación también cambiaron. 

“Las leyes sobre enseñanza de Bartolomé de las Casa fueron admirables, ya que impuso a los encomenderos la obligación de enseñar a leer y escribir y aprender el catecismo a un muchacho de sus tierras, a fin de que este joven enseñasen a su vez a sus compañeros” (Larroyo, "La educacion entre los indios" 1981). 
De acuerdo con esta idea Carlos V mando a instruir a los hijos de los Caciques, a los colegios fundados en las ciudades principales, con el propósito de los que gobernaran a los indios en el futuro, es decir, los hijos de los Caciques para que se les enseñara la doctrina Cristiana. Así como también se fundaron escuelas para la enseñanza de la lectura y escritura. 

Sin embargo esta educación fue principalmente para los varones, relegando a la mujer de la enseñanza de saber escribir, leer y el catecismo. Así como también siguió prevaleciendo la desigualdad de género y de clase, ya que el conocimiento estaba al alcance de los hijos de los Caciques, quienes gobernarían a los y las indias con mandato del entonces rey de España. 
La educación de los indios e indias estaban a cargo de los Franciscanos. Fray Pedro de Gante, fundó una de las primeras escuelas elemental en el Nuevo Continente 1523, “donde se enseñaba diversidad de letras, a cantar, tañer diversos géneros de música”. Después se estableció en la capital la Escuela de San Francisco (1525), que costaba de: instrucción primaria y otra en la que se enseñaba artes y oficios”. 
Posteriormente el fray estableció talleres, en donde los indios aprendiesen sobre trabajos de canteros, herreros, zapateros, talladores sastres, tejedores, etc. Posteriormente se impartió los estudios de Gramática Latina, para proveer de cantores a la iglesia. Se puede observar la creciente preocupación de la educación para toda clase de indios, ya que recogía huérfanos, vagabundos, así como también los hijos de los caciques, por lo que se visualiza en menor medida la ruptura de la desigualdad de clase entre los indios, sin embargo las barreras de la condición de género en este entonces no había desaparecido.  

No fue sino por el Fray Juan de Zumárraga  (1468-1548) quien se preocupó por la educación de las niñas indias, en la Escuela de San Francisco. El plan de Zumárraga era:  

“Cada pueblo importante tuviese una escuela para niñas. En 1536 escribe al Consejo de Indias que “hay una gran necesidad que se hagan casas en cada cabecera y pueblos principales donde se críen y doctrinen las niñas y sean escapadas del aldiluvio maldito de los caciques” (Larroyo, "La educacion entre los indios" 1981). 

En 1534, el obispo Zumárraga trato de incrementar la educación de las indias, trayendo maestras monjas de España. Por lo que la educación de las mujeres fue en los conventos y sus maestras fueron mujeres de la iglesia. Por lo tanto los niños y las niñas iban a escuelas para su género respectivamente en donde se les daba una educación diferente.  
En el segundo tercio del siglo XVI, tuvo lugar la fundación del llamado “Colegio de doncellas de Nuestra Señora de la Caridad”, dedicado a huérfanas. Trayendo consigo una educación cristiana y una concepción determinada de la representación de la mujer. 

“A principios del siglo XVI, luego de la consolidación de la conquista militar, los españoles trajeron consigo la vieja condición femenina cristiana. Esta percepción de “lo femenino” que implementaron, correspondía a la conceptualización medieval que confería a las mujeres un estatus de inferioridad cuanto a su ser y a su vale, según Graciela Hierro (Hierro, 1990)” (Serrano B. H., 2006). 
Esta autora afirma que “los modelos educativos para las mujeres indias (incluido las xinkas) traídos del viejo mundo, y que siguieron vigente por varios siglos, fueron descritos” (Hierro, p.43). 

Algunos de los manuales traídos tenían por título: “instrucción de la mujer cristiana” y “la perfecta casada”. Por lo tanto esta educación era dirigida a lo privado y tenía poca relevancia ante el mundo de lo público.  Este fue el objetivo y la misión que tuvo la educación hacia las indígenas de la Nueva España, tanto aprender las leyes de la iglesia cristiana como aprender las formas de vida de esta. Formándose de esta manera la representación y la idealización de la mujer mexicana que hasta nuestros días se ha reproducido tanto en el contexto social como en el contexto educativo. 
Por su parte, parafraseando a Ana María Flores (1963) menciona que a la mujer no se le conocía otra condición antes de 1910 que no fueran otras actividades que no fueran las de maestra (como en el caso de las monjas) o las del hogar (Serrano B. H., 2006).  

A partir de entonces se estaba en formación la imagen de la mujer y como consecuencia de la introyección de la identidad sexual femenino: 
 “Quizá el arquetipo más representativo en la tradición católica (que traían los conquistadores españoles) es la imagen de la virgen-esposa, antagonista de la prostituta y perversa”. “el concepto femenino que tenían los hombres que arribaron, giró en torno a esa tradición cultural (…), la dicotomía erótica entre el bien y el mal” (Serrano B. H., 2006). 

Es así que la mujer producto de la aculturación formo su identidad sexual a partir de dos míticos personajes femeninos: uno, la voluptuosa, seductora y ninfómana, y el otro, la casta fiel y sumisa virgen que solo sirve para la procreación. 
Es así que la mujer se fue deserotización del cuerpo, debido a un proceso históricocultural, de dominación y adiestramiento de los instintos sexuales, privándola a partir del control social que los españoles impusieron, la mujer fue reprimida de la realización de actividades como las del varón y de la satisfacción sexual. 

Impartiendo una educación tradicionalista no muy diferente a la de los Xinkas para las mujeres, una educación que se caracteriza por mantener los usos y costumbres del pueblo, pero un pueblo violentado por la conquista española, por lo tanto dando a luz nuevas costumbres y tradiciones para el pueblo mestizo e indígena. 

 “La crueldad del xinka, criticada por el español, es el fruto de un sistema coherente que el extranjero no quiso o no supo entender, pero si destruir. El puritanismo sexual, la represión de los sentidos y el peso aplastante de lo sagrado podría explicar esa violencia, pero el español no penetro la cultura, solo la domino para imponer la propia también cargada de represión y puritanismo, también cargada de sacralidad… y… ¿Por qué no?... también cargada de violencia, y de violencia institucionalizada –en encomiendas, esclavitud, inquisición–. Pero la violencia española también suponía sangre y sacrificio y era también bendecida por su dios, por el dios cristiano: la inquisición” (Elu de Leñero, 1976). 

Quienes debido al descuido del pueblo indígena fue penetrado por una nueva educación, con el objetivo de aprender estas tradiciones y costumbres para poder sobrevivir al nuevo mundo que se les había impuesto tanto a las indias como a los indios a través de la educación impuesta por los españoles. 
“Y aun cuando hablamos en voz alta, seguimos hablando en voz baja; dulce dejo indígena, dicen algunos, voz del esclavo, digo yo, voz del hombre sometido que debió aprender la lengua de los amos y dirigirse a ellos con elaborado respeto, rezo y confesión, circunloquios, abundantes diminutivos y, cuando el señor da la espalda, con el cuchillo del albur y el alarido de la mentada” (Fuentes, 2008). 

Por lo tanto la educación que se les impartió a los indios y a las indias tenía un trasfondo cultural apegado a las formas de ser y de hacer de la iglesia católica, que impartieron los franciscanos y las monjas de España. Construyendo los contextos educativos en los cuales se podían desarrollar y potenciar las habilidades para las mujeres y los varones respectivamente.