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PUBLICACION REVISTA D

sábado, 12 de septiembre de 2015

LA SEÑORA DE NEBAJ


LA SEÑORA DE NEBAJ

UN ACERCAMIENTO A ANA LAINÉZ, ALCALDESA INDÍGENA DE NEBAJ

Nebaj está enclavado en el Triángulo Ixil, en Quiché, una de las áreas que más sufrieron los estragos de la Guerra Interna. Entre 1979 y 1991 sufrieron 49 masacres pero el rastro del dolor no terminó allí. Sus pobladores siguen siendo víctimas de hostigamientos. Ejemplo de ello es que en 2002 se quemó una casa parroquial y se empezaron a dar amenazas contra los antropólogos que realizaban exhumaciones en la zona. Esas exhumaciones años después serían claves en el proceso por genocidio contra el ex presidente de facto, Efraín Ríos Montt.

Ahora las tensiones en la zona no son producto de los polos Ejército-Guerrilla sino del avance de obras de impacto ambiental. Como ha ocurrido en otros territorios del país, el Ministerio de Energía y Minas ha hecho caso omiso de las consultas populares y ha dado avance a proyectos mineros. En la zona del Triángulo Ixil avanzan los proyectos hidroeléctricos La Vega I y La Vega II.

Desde el poder político en la Ciudad de Guatemala muchos se preguntaban ¿quién es la autoridad en Nebaj? y es que por mucho tiempo el municipio no tuvo alcalde. Un error en la papeleta de las elecciones de 2011 obligó a repetir el proceso que finalmente ratificó en la alcaldía a Pedro Cobo, quién primero compitió con la UNE pero que en la segunda elección lo hizo con el partido TODOS.

Pese a ello, a los conflictos entre candidatos que también generaron escenarios de violencia, la alcaldía tiene poca representatividad. Muestra de ello es que el abstencionismo entre una y otra elección pasó del 19% al 29%.

¿Quién es la autoridad entonces? La población local da la misma respuesta que uno encuentra en Totonicapán o Sololá: la autoridad es la alcaldía indígena que en el caso de Nebaj está presidida por la señora Ana Lainéz. Viajamos a Quiché para conocerla.


 Arribo al lugar del que nace el agua

La carretera Quiché 6 nos lleva a Nebaj luego de pasar montañas y bordear abismos. Allí está el municipio cuyo nombre proviene del Ixil NAAB´A´, “lugar del que nace el agua”. Esa distancia de 91 kilómetros entre el municipio y la capital parece ser la misma que hay entre nuestro sistema político y el suyo. Las alcaldías indígenas han generado debate, algunos las acusan de generar división mientras otros resaltan su eficacia. Lo cierto es que es un sistema al que poco estamos acostumbrados.

Contactamos a Ana Lainéz pero a diferencia de lo que cualquier político hubiera hecho, se negó a acaparar toda la atención. Habló con nosotros al lado de Diego Ceto y Miguel Ceto, alcaldes comunitarios con los que comparte la representación. Así, en un cuarto sin lujos de 5 por 2 metros, dentro de la municipalidad, empezó esta entrevista.

¿Qué es una alcaldía indígena y cómo se organiza?

Diego Ceto (DC): Es el término que utilizamos para que el Estado reconozca nuestra organización. En Ixil le llamamos B´oq´al Q´esal Tenam que, en una traducción lo más fiel posible, significa “Los abuelos y abuelas cabeza del pueblo”. Desde 2008 Chajul, Cotzal y Nebaj cuentan con una. No es una estructura nueva sino una estructura histórica basada en nuestra cosmovisión. No hay solamente un alcalde sino un total de 51, organizados en grupos de 4 como los cuatro cargadores del calendario maya. Año con año se les elige para que nos representen ante la ley. No nos gusta el término “alcaldía indígena” porque procede la época de explotación colonial pero entendemos que es el nombre legal que le han dado.

Somos los representantes del pueblo, fuimos escogidos por el pueblo y prestamos el servicio sin cobrar ningún sueldo. No somos funcionarios sólo pobladores elegidos para mantener la armonía. Estamos para resolver conflictos y no precisamente conflictos de gallinas. No tomamos decisiones arbitrarias porque no somos la máxima autoridad, por encima de nosotros están los abuelos y las abuelas, nuestros jueces que equivalen a la Corte de Constitucionalidad y la Corte Suprema de Justicia, ellos son el B´oq´al  B´oq´al  Q´esal Tenam.

¿Cuántas personas forman y cómo eligen su estructura de autoridad?

Miguel Ceto (MC): A los abuelos B´oq´al  B´oq´al  Q´esal Tenam nadie los elige. Ellos están allí por su experiencia y sabiduría. Son aproximadamente 5 mil que hacen las funciones de jueces. Ahora la alcaldía está formada por 51 alcaldes. Todos somos iguales, nadie tiene más potestad o poder que otro. Lo que sí tenemos es distintas funciones dentro de la organización. Nos eligen las comunidades en un proceso similar a las elecciones pero de forma más personal. Ser 51 alcaldes descentraliza el poder y evita que se abuse de este como sucede en la alcaldía municipal.

 ¿Cuáles son las funciones específicas de la Alcaldía Indígena dentro de este sistema de organización?

Ana Lainéz (AL): Nuestras funciones son claras pues debemos velar porque se haga justicia en las comunidades. Somos representantes para resolver conflictos comunitarios y para defender nuestro territorio. Todo esto en armonía, respetando las diferencias pero aplicando la ley de manera igual. Actuamos en el marco de la ley y de los convenios internacionales, no nos estamos inventando nada.

¿Anteriormente mencionaban que no resuelven “conflictos de gallinas”, qué tipos de conflictos resuelven y cuál es su mecanismo?

AL: Los días lunes y viernes tenemos abierta la alcaldía para consultas públicas. Acá recibimos cualquier problema y lo más irónico es que nunca hemos resuelto problemas de gallinas como la gente piensa. Son temas serios como extorsiones, asesinatos o violencia intrafamiliar. También nos buscan para casamientos y presentaciones de niños a la madre tierra, una ceremonia similar a un bautizo.

MC: El proceso es sencillo. Se presenta la denuncia, se hacen las escuchas y se hace la investigación. Lo primero es logar que el culpable acepte su culpa y luego se le aplica una pena. Por ejemplo, en caso de robo una última instancia de castigo es físico. En casos de alto riesgo remitimos nuestros saberes al Ministerio Público. Si los casos no son de nuestra comunidad lo remitimos a los alcaldes que compete,  ahora si estos no lo resuelven intervenimos nosotros. No tenemos un método específico ya que no se puede aplicar una misma fórmula para problemas diferentes.

¿Cómo es la situación actual en cuanto a la defensa del territorio? ¿Cuál es la razón para oponerse a los modelos de desarrollo que ofrecen las mineras e hidroeléctricas?

DC: Hay que aclarar que nosotros como pueblo Ixil no tenemos una consulta de buena fe aún. Lo que tenemos es una consulta permanente comunitaria gracias a que siempre estamos en diálogo con la población. Actualmente, según la información que obtuvimos del Ministerio de Energía y Minas, han otorgado licencias para 16 hidroeléctricas. Actualmente funcionan dos, la de Hidro Xocibal y la de Enél pero de ninguna percibimos beneficios. Basta con decirle que 60 comunidades aledañas no tienen luz. Ahora están en trámites para los proyectos hidroeléctricos Vega 1 y Vega 2 ante los cuales desde hace dos años interpusimos amparos pero no han resuelto nada.

AL: No se trata de oponerse al desarrollo sino al saqueo de nuestros recursos naturales. Queremos desarrollo en las comunidades pero no violentando nuestra propiedad. En el caso de Nebaj, el título de propiedad dice que las tierras pertenecen a los vecinos y a la municipalidad. Es decir, los vecinos también tienen derecho a voto sobre sus tierras. Esto también es propiedad privada, hay que respetarla y la vamos a defender.

Estamos abiertos al diálogo pero no a la imposición de un modelo de desarrollo. En los años 80 el Ejército impuso uno que dejó 200 mil muertos. No queremos eso, queremos un desarrollo desde la comunidad. Claro que queremos luz, carreteras y educación, pero no queremos  que se repita el mismo modelo que ahora implica el daño ambiental.

Ya la Coordinadora de Cooperativas y ONG’s de Guatemala ha propuesto la creación de un modelo de minería de forma cooperativa. ¿Cuál es la propuesta de ustedes?

AL: Hemos asistido a las mesas de diálogo pero nuestro modelo no les gusta. Primero porque no queremos tomar las decisiones de manera apresurada y a puerta cerrada. Proponemos que a toda la comunidad se le consulte cada acción a tomar.  En cambio los mineros quieren mantener este secreto porque es más fácil comprar a cinco líderes que a una comunidad entera. Estamos formulando un plan de desarrollo comunitario en que sea la comunidad la que administre los recursos que ya le pertenecen. En una mesa de diálogo pedimos el 20% de las ganancias para la comunidad pero no les gustó.

MC: Respetamos la postura de CONGCOOP, pero ellos no tienen en cuenta que nuestra visión no es empresarial, nosotros buscamos la mejora de nuestras condiciones de vida. Es fácil que acepte alguien cuya familia tiene ingresos de Q30.00 diarios y le ofrecen Q200.00. Es fácil ceder ante las necesidades inmediatas, pero nosotros no podemos decir que eso es desarrollo porque 200 empleos no cubren las necesidades de la comunidad.

 ¿Cuáles son sus acciones de resistencia a los proyectos?

AL: Ante cualquier situación lo primordial es la resistencia pacífica. Aunque nos inciten como en el caso de Cotzál donde alrededor de 800 policías y soldados se hicieron presentes, no vamos a responder de manera violenta. Se nos tilda de terroristas, guerrilleros y comunistas pero sólo estamos defendiendo la propiedad privada, la propiedad del pueblo. Sólo esperamos que nunca llegue el momento en que todos los recursos se agotan y la única opción que queda es tomar medidas de hecho.