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PUBLICACION REVISTA D

lunes, 29 de febrero de 2016

GUATEMALA: DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS


GUATEMALA: 
EL PAÍS DONDE DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS NO SE DOBLEGAN EN LA CÁRCEL NI EN EL JUZGADO

El 26 de junio del 2014, Don Mauro Vay Gonón (fundador y coordinador del Comité de Desarrollo Campesino, CODECA) y Dña. Blanca Julia Ajtún Mejía (vicepresidenta de la misma organización), junto al dirigente comunitario Don Mariano García, fueron detenidos ilegalmente (sin que hubiese orden de captura, ni flagrancia de delito alguno), en el Municipio de Chiantla, Departamento de Huehuetenango, por agentes locales de la empresa distribuidora de electricidad ENERGUATE.

Esta acción delictiva fue una reacción desesperada por parte de ENERGUATE (ahora propiedad de la Corporación Israelí POWER) para intentar frenar la creciente disconformidad social de sus usuarios a nivel nacional por las excesivas facturas de electricidad y malos servicios.

Los usuarios disconformes, organizados en cientos de comunidades en resistencia a nivel nacional, ahora, ya no exigen sólo el “buen servicio” de la energía eléctrica, sino la nacionalización de la distribución de la misma. Entre tanto, se resisten a pagar el consumo mensual de la electricidad a la empresa.

La criminalización y el castigo indebido a defensores fertiliza aún más la conciencia social y la resistencia popular.

A los tres defensores de derechos humanos, detenidos y encarcelados indebidamente, la Empresa y el MP exigió el pago de una fianza económica de un millón de quetzales por la libertad condicional de cada uno de ellos. Ante la imposibilidad de dicho pago, dichos defensores fueron recluidos preventivamente en la cárcel por más de tres meses (93 días).

Concluido el período de la investigación, los tres defensores detenidos fueron liberados el 29 de septiembre del 2014, y ligados a proceso penal por delitos de acciones contra la seguridad del Estado y tentativa de estafa, y el juez de Primer Instancia de la ciudad de Huehuetenango fijó Audiencia Pública  para el 16 de febrero del 2016, ordenando hasta entonces la permanencia de los defensores acusados en sus respectivos departamentos de origen.

El movimiento nacional CODECA por la nacionalización de la energía eléctrica, lejos de desarticularse con la criminalización y encarcelamiento de sus defensores mayores, cobró mayor vitalidad y expansión a nivel nacional. Mucho más cuando los principales agentes estatales contra los derechos de las resistencia comunitarias, Otto Pérez Molina (Presidente de la República) y Roxana Baldetti (Vicepresidenta) fueron “destituidos” y encarcelados por actos criminales de corrupción.

Meses después del encarcelamiento del binomio gobernante (aliados de ENERGUATE), la corporación británica ACTIS (propietaria de ENERGUATE) transfirió la totalidad de sus acciones en ENERGUATE (empresa repudiado socialmente y conflictuado económicamente) a la corporación israelí POWER (que actualmente controla parte de la producción, transporte y distribución de la electricidad en el país).

ACTIS se fue del país, como lo hizo en su momento la corporación española UNIÓN FENOSA, llevándose consigo millonarias ganancias económicas, pero legando al país un conflicto social creciente bien sembrado.

En la actualidad, la desconfianza y el repudio social en el área rural contra ENERGUATE es creciente y más evidente. Sus técnicos circulan en carros con vidrios polarizados y sin logotipos de la empresa. Sus agentes y abogados (incluso la fiscalía especial contra el hurto de electricidad creada para defender los intereses de ENERGUATE) sufren bullying social en los tribunales de justicia y en las calles.

En otras palabras, se está instalando en el imaginario colectivo popular guatemalteco el nominativo ENERGUATE como sinónimo de empresa abusiva y predadora de defensores comunitarios guatemaltecos.

ENERGUATE-MP, no consiguen doblegar a las comunidades en resistencias ni en las calles, ni en los tribunales

Mientras la empresa judía intenta lidiar con sus usuarios convulsionados y en resistencia (que UNIÓN FENOSA y ACTIS le legaron), las comunidades en resistencia acusadas de “ladrones de electricidad” lograron posicionar el asunto de la energía eléctrica como un derecho fundamental, y en consecuencia, ellos autoafirmarse como defensores comunitarios del derecho a la energía eléctrica.

Estos defensores comunitarios de derechos humanos, organizados en resistencia (y en muchos casos criminalizados), lograron activar la atención y la solidaridad de los medios alternativos a nivel nacional e internacional, obtuvieron cercanía con los cuerpos diplomáticos presentes en Guatemala, y lograron captar la atención y el acompañamiento físico de organismo internacionales de derechos humanos.

Simultanea a esta solidaridad nacional e internacional, las comunidades no escatimaron los esfuerzos necesarios para mostrar “sus rostros” masivos en las multitudinarias protestas sociales exigiendo sus derechos. Situación que convirtió a este movimiento en el único movimiento social en movilización persistente en estas circunstancias de quietud social en Guatemala.

La concurrencia a la Audiencia Judicial del 16 de febrero pasado, que duró 8 horas, evidenció no sólo la solidaridad y la legitimidad nacional e internacional de la lucha de los empobrecidos por su derecho a la energía eléctrica, sino también mostró el repudio social a la empresa proveedora, y sobre todo “el sin sentido” del proceso judicial en contra de los tres defensores.

El MP-ENERGUATE no pudieron argumentar, ni los hechos delictivos, ni su tipificación antijurídica que se imputa a los tres defensores, con mediana coherencia.

Fueron obligados a traer a la Sala de Audiencias a dos de sus cuatro testigos expertos en criminalística (que intentaron justificar su ausencia). Los mismos que, lejos de coadyuvar a los intereses de la parte acusante, abandonaron la sala dejando más dudas que certezas con sus conclusiones investigativas en base a “dicen  los informantes”, cuyas identidades nadie conoce (disque por seguridad).

El desfile de los testigos “mal ensayados” del MP-ENERGUATE fue otra vergüenza de magnitud. Se trajeron de testigo nada menos que a los captores y secuestradores de los defensores. Éstos, al no soportan sus contradicciones ante el interrogatorio de la defensa técnica, en muchos casos, evidenciaron sus mentiras con respuestas como: “no me acuerdo”, “no se”, “escribí el acta de la captura, pero no me acuerdo el contenido del mismo…”

En ese contexto, la Audiencia se convirtió en un podio donde la acusada Blanca Julia Ajtún dio lecciones de dignidad y claridad de ideas en la defensa de los derechos humanos.

“Soy defensora de derechos humanos. No una delincuente”

“Soy Blanca Julia Ajtún Mejía, soy defensora de derechos humanos y capacito al resto de las mujeres en mi organización para que conozcan y defiendan sus derechos violentados... Me detuvieron y secuestraron los agentes de ENERGUATE sin que existiera orden de captura en mi contra. Sólo por abrirle los ojos al pueblo dormido. Señor Juez, soy defensora de derechos humanos, no una delincuente”, sentenció con voz firme la acusada.

Y mirándole a los ojos al abogado de ENERGUATE le dijo: “Ud. fue el que planificó mi secuestro. De su cara no me olvido. Ud. estuvo allí riéndose cuando me maltrataban, pidiendo que nos detuvieran preventivamente en la Policía Nacional”.

Así, entre el evidente nerviosismo y tartamudeo del Fiscal y la desesperación del abogado querellante, la Audiencia prosiguió hasta las 16:30 horas. Momento en el que el Juez notificó a las partes para el próximo 22 de febrero, a las 9:00 horas, para proseguir con el debate en curso.

Mientras esto ocurría en la sala de audiencias, en las puertas de la Torre de Tribunales, más de un centenar de indígenas y campesinos organizados en resistencia, provenientes de los municipios aledaños, permanecieron en vigilia silenciosa, bajo el sol ardiente, adornados con sus pancartas, en defensa de sus defensores mayores, ahora, criminalizados.

POR: TELESUR

domingo, 28 de febrero de 2016

LA HISTORIA NO LO JUZGARÁ: VIOLACIONES A SUS DERECHOS HUMANOS INDIGENAS


LA HISTORIA NO LO JUZGARÁ
Violaciones a Derechos Humanos de los Pueblos Originarios

Las violaciones de los derechos humanos de los indigenas en América Latina resulta una tarea difícil y compleja. No existe documentación sistematizada al respecto. Sin embargo, en los últimos años se han acumulado documentos y testimonios que pintan un panorama sombrío y persistente de la situación de los derechos humanos de los grupos indígenas del continente.

Tal vez las violaciones más notorias y que con alguna frecuencia logran ser mencionadas en los periódicos y otros medios de comunicación masiva, sean las de los derechos civiles y políticos, concretamente el derecho a la vida y a la libertad. Pero sin duda son más persistentes, aunque se les dé menos publicidad, las violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales, particularmente en lo que se refiere a la posesión y usufructo de la tierra y de otros recursos naturales. 

En años recientes estas violaciones han sido denunciadas en distintos foros internacionales. Mencionemos, a título de ejemplo, la Conferencia Internacional de Organizaciones no Gubernamentales de las Naciones Unidas sobre la discriminación de los Pueblos Indígenas en las Américas, que tuvo lugar en Ginebra en septiembre de 1977. A este evento asistieron representantes indígenas de 15 países del continente (13 países latinoamericanos). La resolución final de esta conferencia afirma:

Los representantes de los pueblos indígenas declararon ante la comunidad internacional cómo operan la discriminación, el genocidio y el etnocidio. La situación puede variar de país a país, pero las raíces son comunes: incluye la colonización brutal para abrir el camino al saqueo de sus tierras y recursos naturales, dado que los intereses comerciales buscaban los beneficios máximos; la masacre de millones de nativos durante siglos y la continua apropiación de sus tierras que les privaba de la posibilidad de desarrollar sus propios recursos y medios de vida; la negación de la autodeterminación de los pueblos y naciones indígenas destruyendo su tradicional sistema de valores y su estructura social y cultural. La evidencia demuestra que está opresión continúa, el resultado está visible en la continua destrucción de las naciones indígenas. 

Unos años más tarde, en 1981, se reunió también en Ginebra la Conferencia Internacional de Organizaciones no Gubernamentales de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas y la Tierra, a la cual acudieron 130 representantes indígenas procedentes de diferentes países del mundo. En su declaración final, la Conferencia establece: 

Las tierras y los recursos de estos indígenas son saqueados por los intereses privados y particularmente por compañías que aspiran a explotarlos aún más.
Quienes les roban constantemente nuevas parcelas de tierra y les niegan su derecho a la autodeterminación están destruyendo su sistema tradicional de valores y la estructura de sus sociedades.

La conferencia condena la represión sistemática y el genocidio del que son victimas los pueblos indígenas y pide que estas acciones cesen inmediatamente. Se hace un llamado a la comunidad internacional y a las Naciones Unidas para que den una respuesta favorable a las demandas legítimas de los pueblos indígenas.
En el marco del sistema de las Naciones Unidas, cabe mencionar las denuncias ocasionales sobre violaciones de los derechos humanos de grupos y pueblos indígenas que llegan a ser presentadas ante la Comisión de Derechos Humanos, la UNESCO y la OIT. De esta misma Comisión de Derechos Humanos. Ante el Grupo de Trabajo los representantes de diversas organizaciones indígenas de América Latina han denunciado las violaciones de sus derechos humanos. Estas denuncias constan en actas, aunque no es propósito del Grupo de Trabajo recoger denuncias ni servir de foro para la discusión de casos específicos de violaciones de los derechos humanos de los indígenas.

Fuera del sistema de Naciones Unidas, es preciso destacar en especial la audiencia del IV Tribunal Russell sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Américas, una organización privada no gubernamental, ampliamente respetada y conocida por la seriedad de sus trabajos. El IV Tribunal Russell se reunió en Rotterdam en noviembre de 1980 para considerar las denuncias de violación a los derechos de los indios de las Américas. De 45 casos elevados ante el Tribunal, catorce fueron aceptados formalmente y vistos en audiencia pública. Muchos otros fueron presentados con carácter informativo. En su documento final, el IV Tribunal concluye:

Los testimonios, tanto orales como escritos, que las víctimas han presentado ante este tribunal, dan fe de tragedias y crímenes inimaginables. Pero también nos ha impresionado, a lo largo de las sesiones, por la invencible
determinación que anima a lo0s pueblos que no buscan imponer a los demás su modo de vida, sino que dignamente exigen que se respete a su derecho a la singularidad en un mundo pluralista… Este tribunal ha servido como un foro de
testimonios en contra de la opresión de etnocidio y como la expresión libre de la voluntad de lucha contra las fuerzas que continúan intentando aniquilar las culturas más antiguas de América.
Entre los casos vistos por el Tribunal destacan sus resoluciones sobre: 

- Guatemala cuyo gobierno militar es acusado por el Tribunal de haber violado en perjuicio de la población indígena la Constitución de la República, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Protección de los Derechos del Hombre.

- Los guaymí en Panamá: ante la entrega de las tierras tradicionales de los guaymí y de sus recursos naturales a empresas transnacionales dedicadas a actividades mineras, energéticas y agrícolas, el Tribunal encuentra que el gobierno panameño viola varios artículos de su propia Constitución así como diversos pactos y convenciones internacionales.

- Resguardo indígena de Puracé, Cauca, Colombia: el Tribunal concluye que el gobierno colombiano ha violado diversas disposiciones de la legislación internacional y nacional de Colombia.

- La comunidad campesina quechua de San Juan de Ondores en Perú lucha por conservar sus tierras, y el Tribunal concluye que el gobierno del Perú ha violado diversas disposiciones jurídicas nacionales e internacionales. 

- También en el Perú, los indios campa son víctimas de la invasión de sus tierras tradicionales por parte de campesinos pobres provenientes de la sierra. El Tribunal acusa al gobierno de alentar estas invasiones y lo declara culpable de
violar la legislación nacional e internacional.

- El Tribunal encuentra culpable a la orden Salesiana de apropiarse de tierras de indios en la provincia de Río Negro en Brasil.

- También en Brasil el Tribunal examina los casos del puesto indígena kaingang de Manguerinha en Paraná y de los indios nambiquara, y concluye que en ambos casos el gobierno de Brasil ha violado los derechos humanos de los indios. 


Queda absolutamente claro que existen graves violaciones de los derechos humanos y que se comete etnocidio en muchos países desde el Ártico hasta Chile y Argentina. Considerando conjuntamente los casos adicionales, podemos constatar las siguientes violaciones:

1. El despojo de tierras indígenas mediante la violación de tratados, acuerdos o principios jurídicos internacionales, como ha sucedido en los casos de los shuar en Ecuador, los aché en Paraguay, Xinkas en Guatemala, los mapuche en Chile… en Perú…en Brasil... en México…

2. La apropiación de los recursos naturales de los indígenas (minerales, agua, madera) como si los pueblos indígenas no existieran o como si no tuvieran derecho a la tierra que les ha pertenecido durante siglos o aún milenios…

3. Invasiones no controladas de tierras indígenas por parte de no indígenas, lo que indica claramente las intenciones etnocidas y genocidas de los gobiernos responsables que se niegan a detener a los invasores… 

4. Extrema opresión en la explotación de indígenas como semiesclavos, peones, empleadas domésticas secuestradas, mano de obra barata, etc., sin la protección legal mínima que asegura a los afectados el respeto como seres humanos…

5. Prohibición de cualquier/arma de autogobierno interno e inclusive violación del derecho de un gobierno local en las comunidades… 

6. La denegación general de los estados americanos a permitir la participación de las naciones indígenas en la elaboración de constituciones e instrumentos jurídicos básicos de gobierno...

7. La negación de los derechos fundamentales de libertad religiosa y el despojo o la destrucción de lugares para rendir culto, así como el otorgamiento de poder secular y el apoyo a los misioneros indígenas (lo que significa etnocidio total en
algunas regiones)…

8. La persistencia del racismo y el eurocentrismo y su influencia en la vida de los pueblos indígenas…

9. La ausencia de programas adecuados de salud y la esterilización de mujeres indígenas, en conjunto, constituyen un ataque de genocidio directo hacia los pueblos indígenas porque conducen a altas tasas de mortalidad infantil, a una baja esperanza de vida (45 arios y menos) y a la negación de futuras generaciones…

10. La tortura, las formas extremas de represión, el encarcelamiento y las "técnicas de modificación de la conducta" para mantener los sistemas de represión…

11. La negación de los derechos de los indígenas y la negación de reconocer como indios o como tribus o naciones indígenas a ciertos grupos de identidad originaria… 


EL PODER DE NUESTRO CABELLO


EL PODER EN NUESTRO CABELLO

El cabello es la manifestación física de nuestros pensamientos y una extensión de nosotros mismos; lo mismo sucede con los pensamientos de la madre Tierra, podemos ver el constante crecimiento de su cabello de hierba; mismos que desde tiempos ancestrales fueron usados por los pueblos indígenas con fines medicinales y rituales. Ellos han usado el cabello de la tierra en sus ceremonias con fines de curación física y espiritual o en rituales que ellos consideraban sagrados.

Nuestro cabello es la extensión física de nuestros pensamientos, nos brinda la dirección a lo largo de nuestra vida; cada uno de nuestros cabellos nos representa a nosotros mismos, son puntos de conexión fuertes tanto de nuestro cuerpo como de nuestro espíritu según los pueblos indígenas. En todos los pueblos de la tierra existen cuentos o leyendas en donde el cabello juega un papel crucial en el destino de los protagonistas, por ejemplo aquellas historias que cuentan sobre los hechiceros o brujas que emplean el cabello de una persona para causarle daño, aunque no es el cabello en sí lo que usan para ese propósito sino las emociones que lleva dentro.
Los hombres y mujeres de sabiduría han llevado el cabello largo; en cambio en los lugares donde se ha presentado la tiranía en cualquiera de sus formas el cabello corto ha sido obligatorio y este, junto a otros factores ha culminado con la derrota espiritual y física de los pueblos.
El cabello tiene su propio lenguaje y carácter, y la forma en que sea peinado es sumamente importante para quién lo porte:

- La raya en medio representa la alineación del pensamiento.
- La trenza la unidad del pensamiento con el corazón.
- El cabello suelo significa seguridad.
- El cabello recogido convicción.

Actualmente las personas se peinan sin conocer el significado de sus acciones el estilo en que se use el cabello es importante pues haciendo a un lado la vanidad o practicidad, la forma en que uno lleve el cabello repercutirá directamente sobre nuestro estado de ánimo.

Adentrándonos al pensamiento de los pueblos originarios,  encontraremos que la forma de llevar peinado el cabello era de suma importancia pues de esta manera se describía y anunciaba su participación en diversos eventos: matrimonio o guerra, alegría o duelo. A través del cabello y los tocados que se llevaba sobre él se podía saber la madurez de las personas, su estatus en la sociedad o los tiempos de paz y guerra.

Los peinados eran como las estaciones; cambiaban en ocasiones públicas, privadas y ceremoniales. El cabello representaba los pensamientos y el estado espiritual del individuo; mostrando los vínculos y la unidad espiritual de su familia y definiendo la armonía cultural y el alineamiento espiritual de su comunidad.
El cabello representaba los estados de la naturaleza, fluían en línea recta como las cascadas o eran ondulados como el agua del río. A los niños indígenas se les enseñaba a lavar y enjuagar el cabello. El cuidado de sus cabellos era tan importante como el mantenimiento de su salud física y espiritual; también se les enseñaba a crear los peinados rituales usando madera, huesos, plumas o piedras como tocados.

El cabello que se caía o quedaba acumulado en los peines era recogido y mantenido en una bolsa; al llegar la luna llena las mujeres se reunían en una ceremonia y ofrecían el registro de sus sentimientos e ideas acumuladas en el cabello caído a los espíritus del fuego, tierra y aire para que fueran bendecidos; posteriormente las ofrendas de cabello eran colocadas en el fuego sagrado y los pensamientos y emociones de cada una de ellas se elevaban junto a sus oraciones a través del humo y el viento hasta llegar a la luna.
Para los pueblos indígenas el cortar el cabello no solo representaba el corte de la corriente de su pensamiento sino en algunos casos una deshonra. Una guerrero con el cabello cortado en la batalla no tendría lugar en el seno de sus ancestros pues no tenía alma, ni recuerdos ni corazón. Automáticamente se convertiría en un espíritu gris atrapado entre los mundos. En las enseñanzas de muchas tribus indígenas el cortar el cabello representaba un proceso de duelo o la proximidad con la muerte. El cabello era un elemento místico en todas ellas. No permitían que nadie tocara su cabello sin su permiso.
Como podemos ver, el cabello era de suma importancia para los pueblos indígenas por muchas razones y aunque en la actualidad tales prácticas han desaparecido casi por completo nunca es demasiado tarde para re-aprender y re-aprehender todo aquello que nuestros ancestros nos han enseñado.
Leyenda sobre la importancia del cabello largo
Desde hace mucho tiempo, pueblos de diferentes culturas, no cortan su cabello, porque es una parte de lo que son.
Corte de Pelo

A menudo, cuando las personas eran conquistadas o esclavizadas, les cortaban su cabello como un signo de esclavitud, impotencia y humillación.

Los huesos de la frente son porosos y su función es de transmitir la luz a la glándula pineal, que afecta la actividad cerebral, así como a la tiroides y a las hormonas sexuales.
El corte de flequillo que cubre la frente impide este proceso.

Así como tribus y sociedades enteras fueron conquistadas, el corte de pelo se hizo tan frecuente que la importancia del cabello se perdió después de unas pocas generaciones, y los peinados y la moda llegaron a ser el foco.
Cuando al cabello se le permite alcanzar su máxima longitud, entonces, fósforo, calcio y vitamina D son producidos, y entran en el líquido linfático y finalmente al líquido cefalorraquídeo a través de dos conductos en la parte superior del cerebro. Este cambio iónico hace a la memoria más eficiente y conduce a una mayor energía física, mayor resistencia y estoicismo.
Si decides cortar el pelo, no sólo se perderá esta energía extra y nutrientes, si no que tu cuerpo deberá proporcionar una gran cantidad de energía vital y nutrientes para que vuelva a crecer el cabello perdido.

Además, los cabellos son las antenas que recogen y canalizan la energía del sol o (prana) a los lóbulos frontales, la parte del cerebro que se utiliza para la meditación y la visualización.

Estas antenas actúan como conductos para lograr una mayor cantidad de energía sutil, energía cósmica. Se tarda aproximadamente tres años desde la última vez que se cortó el pelo para formar nuevas antenas en las puntas del cabello.

Cabello mojado

Cuando te recoges el cabello húmedo, tenderá a disminuir y apretar un poco, e incluso romperse mientras se seca.
Una mejor idea es tomar de vez en cuando el tiempo para sentarse al sol y permitir que su cabello limpio y húmedo se seque de forma natural y absorba parte extra de vitamina D.
Los yoguis recomiendan lavar el cabello cada 72 horas (o más frecuentemente si el cuero cabelludo suda mucho). También puede ser beneficioso lavarse el pelo después de estar molesto o enojado, para ayudar a procesar las emociones.

Peine de madera

Los Pueblos originarios también recomiendan el uso de un peine de madera o un cepillo para peinarse el cabello, ya que ofrece una gran cantidad de circulación y la estimulación en el cuero cabelludo, y la madera no genera electricidad estática, lo que provoca una pérdida de energía del cabello hacia el cerebro.
Usted encontrará que, si te peinas desde la frente hacia atrás, de atrás hacia delante, y luego varias veces hacia la derecha y hacia la izquierda, te refrescará, no importa el largo de su pelo. Todo el cansancio del día se habrá ido.
Para las mujeres, se dice que el uso de esta técnica para peinar el cabello dos veces al día puede ayudar a mantener la juventud, un ciclo menstrual saludable y buena vista.
Si usted es calvo o calva, la falta de energía del cabello puede ser contrarrestada con más meditación. Si usted está encontrando algunas hebras de plata (canas) en el cabello, tenga en cuenta que la plata o el color blanco aumentan el flujo de energía y vitaminas para compensar el envejecimiento.

Para la salud del cerebro, a medida que envejece, trate de mantener su pelo lo más sano y natural como sea posible.
Se dice que cuando permites que tu pelo crezca en toda su longitud y lo enrolles en la corona de la cabeza, la energía del Sol, el prana, la energía vital, baja en la columna vertebral. Para contrarrestar esa tendencia a la baja, la energía vital se eleva para crear equilibrio.

“Tu cabello no está allí por error. Tiene un propósito definido."

PUEBLOS INDIGENAS DE AMERICA EMPARENTADOS CON PUEBLOS DE RUSIA


PUEBLOS AMERINDIOS 
Emparentados genéticamente con pueblos de Rusia

Un grupo internacional de genetistas ha demostrado que los mayas, aztecas, los incas y los iroqueses son parientes cercanos de los pueblos de Altái, una región de Rusia situada entre Siberia Central, China y Mongolia.

Hace tiempo que los científicos sabían que los indios americanos tienen un parentesco cercano con los pueblos de Altái. La hipótesis sobre la migración de los pueblos altaicos desde Siberia a través de Chukotka, en el noreste de Rusia, y Alaska continuando hacia el sur hasta llegar a la Tierra del Fuego apareció hace un siglo. Desde entonces, investigadores de distintas universidades del mundo han intentado demostrarla.

A finales de 2015, el genetista ruso Oleg Balanovski puso punto final a esta cuestión.

La búsqueda de genes siberianos entre los indios
En 2013, las dos revistas científicas más prestigiosas del mundo, Nature y Science, publicaron artículos sobre el análisis del genoma completo de los indios americanos y de sus antepasados siberianos. Estos se compararon con los de la población de todas las regiones del mundo.

En la primera investigación se estudiaron los genomas de 48 personas de Brasil. En la segunda, 31 genomas de población procedente de toda América y de Siberia.

En ambas investigaciones se confirmó que los antepasados de los indios americanos llegaron al continente hace unos 20.000-30.000 años desde Siberia.

Después de la publicación de estos artículos, Balanovski decidió llevar a cabo un estudio a mayor escala.

El biobanco: 25.000 muestras del ADN de 90 etnias
Durante la primera etapa de la investigación, los científicos analizaron muestras de ADN. “En nuestro biobanco tenemos más de 25.000 muestras de miembros de 90 grupos étnicos de Rusia y los países vecinos”, comenta Balanovski a RBTH.

En la segunda etapa se analizaron distintos marcadores del ADN obtenido de las muestras de sangre: el cromosoma Y, que se hereda por línea masculina, el ADN mitocondrial, que se transmite por línea femenina, y otros cromosomas que se combinan entre los dos progenitores.

Como resultado, los científicos han podido asegurar que los indios americanos están relacionados genéticamente con los pueblos de Altái. Pero durante la investigación se ha realizado otro descubrimiento. “Además de los antepasados siberianos, en algunos indigenas hemos encontrado una misteriosa relación con la población de Australia y la Melanesia, islas que se encuentran en el océano Pacífico. Es algo sorprendente, ya que estas regiones se encuentran prácticamente en las antípodas”, aclara Balanovski.

¿Cómo llegaron los indígenas a América?

Los científicos ya han averiguado cuál fue la ruta por la que los indios llegaron a América desde Altái. “El lugar que ahora ocupa el estrecho de Bering antes podía cruzarse a pie. Durante la glaciación, el agua se convirtió en hielo y el nivel del océano mundial descendió”, explica Balanovski.

El experto añade que por ahora no queda claro si la migración desde Australia y la Melanesia se produjo por mar o por tierra a través de la cadena de las islas Aleutianas. Los arqueólogos siguen intentando desvelar esta cuestión.

“Esta investigación confirma la hipótesis de que los pueblos de Altái son parientes de los indigenas americanos. Hemos conseguido dar con una prueba irrefutable de ello”, comenta el genetista Valeri Ilinski, investigador del Instituto de Genética General de la Academia Rusa de Ciencias.

POR: ES.RBTH.COM


sábado, 27 de febrero de 2016

SEPUR ZARCO: LA JUSTICIA DE LOS PERRAJES




LA JUSTICIA DE LOS PERRAJES
Mujeres Mayas buscando justicia


No son las mujeres más débiles de Guatemala. Al contrario. Han tenido que pasar más de 30 años en un proceso (personal y colectivo) para ellas entender su silencio y entonces buscar la forma de destruirlo. Hoy han conseguido que su voz resuene, fuerte, en idioma q’eqchi’, frente al Tribunal A de Mayor Riesgo. Y su silencio, el que guardaron durante décadas, ahora es una sentencia. Hay culpables. Hay condenas. El Ejército de Guatemala las hizo esclavas y abusó de ellas sexualmente a principios de los años 80, en el destacamento Sepur Zarco, ubicado entre Panzós, Alta Verapaz, y El Estor, Izabal. Así lo contaron. “No es mentira lo que hemos sufrido”, fue lo que repitieron a lo largo de todo el juicio. La violencia sexual contra 15 mujeres q’eqchies fue juzgada y el exteniente Steelmer Reyes Girón, el máximo encargado de Sepur Zarco, ha sido condenado a 120 años de cárcel por delitos contra deberes de la humanidad en su forma de violencia y esclavitud sexual y múltiples asesinatos; y junto a él, el jefe de los comisionados militares, Heriberto Valdez Asij, deberá cumplir una condena de 240 años, por haber participado en la desaparición forzada de siete campesinos y la violación sexual —como delito de lesa humanidad— cometida contra las mujeres que sobrevivieron a Sepur Zarco.

Para las mujeres, para las abuelas de Sepur Zarco, el juicio ha sido una oportunidad de relatar lo que les ocurrió, porque antes —ni durante la firma de la paz en 1996, ni durante la elaboración de los informes de la verdad—, nadie les había preguntado sobre sus sufrimientos. Durante años, sus testimonios sirvieron para relatar lo que le había pasado a otros: torturas, masacres, desapariciones. Pero lo que había sucedido con ellas, la violencia sexual, la esclavitud, a pocos le importaba. Hace 20 años, en Guatemala, el delito de violencia sexual apenas fue reconocido.

“Su condición siempre fue en función de otros. Les preguntaban sobre los desaparecidos, los torturados, las masacres, pero nunca sobre ellas mismas y lo que les había ocurrido”, explica Amandine Fulchirone, investigadora principal de Tejidos que lleva el alma, un libro considerado el informe de la verdad sobre violencia sexual en Guatemala, publicado en 2011. Los testimonios de las mujeres de Sepur Zarco fueron parte de este informe, mucho antes de intentar un reclamo dentro del sistema de justicia. Mucho antes de una sentencia. Un trabajo que tomó diez años.

“Desde hace mucho tiempo estas mujeres pasaron de ser víctimas a ser personas capaces de reclamar un derecho, pero de eso pocos se dan cuenta por la forma en que han tenido que llegar a la Corte”, señala Fulchirone.


Sandra Sebastían
       [ Sandra Sebastían ]“Nuestro corazón es Sepur Zarco”, respondía el público como solidaridad a las ancianas que eran resarcidas por la justicia.

Dentro de la Sala de Vistas del Organismo Judicial, desde el primer día de debate todas ellas llegaron completamente cubiertas por un perraje. Ocultaron sus rostros, sus cuerpos y sus manos. Y de esa forma se mantuvieron estáticas durante 19 audiencias judiciales. A veces un ojo asomaba, sin mucho brillo, con algunos rasgos de expresión que apenas perceptibles, en otras ocasiones era un cabello cano el que escapaba del rebozo.

“El sistema de justicia es así”, se queja Fulchirone: “Necesita víctimas en lugar de personas. Mientras más golpeado, más débil, más vulnerable te ves ante los jueces es mejor”.

Minutos después de escuchar la sentencia del Tribunal A de Mayor Riesgo en contra del teniente Reyes, el mismo que las forzó a trabajar en Sepur Zarco durante seis meses, el que permitió que fueran violadas por su tropa, las mujeres de Sepur Zarco, mostraron el rostro, debajo de sus perrajes sonreían y saludaban. “Nuestro corazón es Sepur Zarco”, respondía el público como solidaridad a las ancianas que eran resarcidas por la justicia.

“Ellas pidieron el rebozo. Es una medida de protección ante la mirada de los acusados que a veces es muy penetrante, cargada de odio. Ellas saben que es importante comprender que no son culpables. Y que este sentimiento transmitido a los culpables, son los que ahora sentirán vergüenza”, dice la sicóloga Maudi Patal, del equipo de estudios comunitarios y Acción Psicososial (ECAP) que ha acompañado a las víctimas.

Minutos después de escuchar la sentencia del Tribunal A de Mayor Riesgo en contra del teniente Reyes, el mismo que las forzó a trabajar en Sepur Zarco durante seis meses, el que permitió que fueran violadas por su tropa, las mujeres de Sepur Zarco, mostraron el rostro, debajo de sus perrajes sonreían y saludaban.
Para Fulchiorone, sin embargo, que hoy trabaja con mujeres víctimas de violencia sexual en Colombia, las mujeres que ha visto a lo largo del juicio de Sepur Zarco no son las mismas que ella recuerda cuando las conoció: fuertes, que no necesitaban ocultarse para hablar, o esconderse para nombrar lo que les ocurrió. Es a estas últimas, a las fuertes, y no a las que han ocultado su rostro dentro de la Corte, a las que Fulchirone quiere que todos miren ahí en Tribunales. Porque “detrás de los perrajes de Sepur Zarco —el chal tejido de colores vistosos, el símbolo de este caso, el rasgo que ha cubierto el rostro de las mujeres— la historia es mucho más profunda y compleja y describe a Guatemala como un conjunto de contradicciones”.

Hay también —implícito y explícito— un significado de lo que implica ser mujer en Guatemala, para las mestizas de la ciudad, las indígenas de todo el país, y sobre todo para aquellas que en el caso de Sepur Zarco vienen desde el Valle del Polochic. “Explica ser mujer durante el conflicto armado interno, antes de él y después de él”, dice la investigadora.

Además, se trata de la representación de la ruptura de un contexto comunitario. El recuerdo: la culpa. El testimonio: el susto. La violación sexual: el abuso. Pero también, debajo de los rostros cubiertos de Sepur Zarco, como dice Yolanda Aguilar, excoordinadora del Consorcio de Víctimas de Violencia Sexual Actoras de Cambio, está presente la sanación. Aguilar acompañó a las mujeres de Sepur Zarco durante casi cinco años, en un proceso “más político que jurídico” para reconocer la violencia sexual que se había cometido en contra de ellas.

Lo político, para construir personas con capacidad de reclamar derechos.

Y ahora, tras una sentencia, lo jurídico: que implicó denunciar y esperar a que el sistema de justicia se activara. “Quizás como el complemento necesario que para algunas de estas mujeres hacía falta”, indica Aguilar.

Cuando la violencia sexual de la guerra no era delito

Luego de la firma de la paz en Guatemala, el delito de violencia sexual era algo incómodo para la agenda y los acuerdos políticos entre el gobierno y la guerrilla. Las violaciones de mujeres durante la guerra simplemente fue obviado, como casi todo en cuestiones de justicia transicional: no hubo acuerdo sobre lo que no y lo que sí se podría juzgar. Nadie intentó sistematizar los casos de violencia contra las mujeres como algo prioritario. Tampoco preguntar en las comunidades. Era un silencio que se sumaba al gran silencio de la guerra.

“Hay que entender el contexto de esos años. Se empezaba, poco a poco, a hablar de lo que había sucedido. Se rompía el silencio sobre la guerra y era importante, pero había silencios más incómodos, como la violencia sexual”, dice Yolanda Aguilar.

La jueza Yassmín Barrios lo explicaba durante su veredicto: “Durante muchos años estas mujeres trabajaron para romper el silencio y buscar justicia”.

Los informes Guatemala: Nunca más del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) y Memoria del Silencio de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), se propusieron la tarea de esclarecer la verdad sobre las violaciones a derechos humanos cometidas durante el conflicto armado. “Su aporte (del REMHI y CEH) fue importante para reconstruir el pasado, para construir el presente y pensar el futuro. Sin embargo, la verdad para las mujeres fue limitada”, recuerda Fulchirone.

El 48 % de los testimonios de la CEH, por ejemplo, pertenecen a mujeres que nunca fueron vistas como víctimas de violaciones de sus derechos sino como testigos de lo que les pasó a otros.

Tanto en el REMHI como dentro de la CEH nunca se planteó un análisis de la guerra y sus efectos sobre las mujeres. En consecuencia, un 90 % de las víctimas del conflicto fueron hombres. Se trató, no obstante, del relato de miles de mujeres que denunciaban un hecho, la ausencia de sus familiares y esposos, pero no la violencia en contra de ellas. Aguilar recuerda que luego de dar su testimonio —ella fue abusada sexualmente por el Ejército— ocho meses antes de terminar el REMHI fue llamada para construir un capítulo específico sobre violaciones sexuales, un trabajo que tuvo que realizar sin bases de datos que pudieran detallar esta parte del conflicto, “tampoco se podían vincular las violaciones sexuales con las masacres y otras violaciones a Derechos Humanos”. En consecuencia, ninguno de los dos informes de la verdad investigó a profundidad la magnitud de este delito. La manera en que las mujeres víctimas de violencia sexual vivían el día a día luego de la guerra quedó en un limbo, sin explicaciones.

Una de las cuestiones más graves, dice Fulchirone, es que la violencia sexual “no fue considerada como una violación a derechos humanos de la misma gravedad que la tortura, la desaparición forzada, la ejecución y las masacres”. El argumento desde la perspectiva de aquellos años, como intenta explicar el libro Tejidos que lleva el alma, era que Derechos Humanos, al ser algo general para la humanidad, no podía considerar algo específico como lo “femenino”. “Era un asunto privado de las mujeres y que no querían hablar”, señala Fulchirone.

Claudia Estrada, una de las investigadoras del REMHI recuerda que dentro de las entrevistas testimoniales, la violencia sexual no era algo que se preguntara. “Por eso no se investigó ni se registró con la misma profundidad que los otros crímenes cometidos”, indica.

El REMHI, sin embargo, da cuenta de cómo “las violaciones sexuales realizadas por soldados fueron masivas en el caso de masacres o capturas de mujeres”. Las violaciones sexuales formaban parte de la puesta en escena del terror antes de masacrar a las mujeres mayas y a sus comunidades. El REMHI recopiló 165 testimonios de violencia sexual pero sin detallar las consecuencias para el Estado.

Yolanda Aguilar y Amandine Fulchirone, ante este vacío, decidieron sistematizar la violencia sexual durante la guerra. Todo el análisis y recomendaciones que habían quedado fuera de los informes de la verdad, ellas lo tendrían que construir. “A partir de las masacres, empezamos a buscar señales del abuso sexual cometido durante la guerra. Ubicamos distintas masacres, buscamos a las señoras. Las mujeres agradecían porque nadie antes les había preguntado. Pero fue un silencio difícil de romper”, recuerda Aguilar. Mujeres chuj, mujeres mam, mujeres kakchiqueles y mujeres q’eqchíes —las abuelas de Sepur Zarco— empezaron a hablar sobre lo que les había sucedido. Se reunieron, hablaron, buscaron una forma colectiva de autoafirmación. “Eso fue el inicio para descubrir lo ocurrido en Sepur Zarco”, explica la abogada de Mujeres Transformando el Mundo, Paula Barrios. Feministas de la Unión Nacional de Mujeres Guatemalteca y psicólogos de ECAP fueron la base principal para iniciar las investigaciones, las entrevistas con las víctimas de violencia sexual de toda Guatemala.

Tras la denuncia penal ante el Sistema de Justicia en 2011, Sepur Zarco empezaría a narrar la forma en que operó un destacamento militar como recreo para los soldados designados en las áreas de Izabal y Alta Verapaz. “Un lugar para la esclavitud sexual y doméstica para 15 mujeres”, indicó la juez Yassmín Barrios durante la sentencia. “Desaparecieron a los esposos para que las mujeres pudieran ser violadas. Heriberto Valdez Asij fue acusado de guiar a los soldados para esta tarea”, agregaba Barrios. “Los asesinatos —de Dominga Choc y sus hijas: Anita y Hermelinda— fueron responsabilidad del teniente Steelmer Reyes Girón”.

Ser mujer en el Valle de Polochic

Imagina que nunca conociste el amor. Imagina que los noviazgos no existen. Que nadie jamás te explique qué es la menstruación, o cómo se produce un embarazo. Imagina que alguien extraño llega a “pedirte”, que da dinero a tus padres a cambio de “poseerte”. Imagina que para lo único que te han educado —sin saber leer ni escribir— en toda tu vida es para ser “esposa” pero no hay quién te indique lo que eso implica. Nadie tampoco te explicó cómo tener sexo —lo básico de un coito— y entonces, desde el matrimonio, te violan, te duele. Tu rol social, el único posible es ser la “esposa de alguien” que te mantiene, que te da ropa, comida. Imagina que ese es el status social, la mayor aspiración de toda tu vida. Imagina entonces que llegan los soldados, te esclavizan y te violan, y de tajo desaparecen todo aquello en lo que has creído.

Imagina entonces que sobrevives. Y a pesar de eso, la comunidad dice que tuviste la culpa porque no falleciste, porque dejaste que te hicieran, porque a pesar de las armas... La gente te señala, “la viuda”, “la que le gustan los hombres”, “la puta”, “las caseras del Ejército”.
En el Valle del Polochic, a inicios de los años 80, la imaginación no era tal: eso era lo que realmente sucedía. Lo que implicaba ser mujer q’eqchí’ en los alrededores de Sepur Zarco, como relata el libro Tejidos que lleva el Alma.

Imagina entonces que sobrevives. Y a pesar de eso, la comunidad dice que tuviste la culpa porque no falleciste, porque dejaste que te hicieran, porque a pesar de las armas... La gente te señala, “la viuda”, “la que le gustan los hombres”, “la puta”, “las caseras del Ejército”. Imagina que sin ser “esposa de alguien”, es decir, sin poder cumplir tu máximo “rol en la sociedad”, lo que te queda es “no servir absolutamente para nada”. Entonces guardas silencio durante décadas. Te preguntan por las masacres, por torturas, por desaparecidos, pero nunca sobre lo que perdiste, lo que viviste en carne propia.

Las mujeres de Sepur Zarco, entonces, solo entonces, adquieren un contexto. Son las once mujeres que han podido llegar a un juicio. Las que dijeron frente al tribunal: “si mi esposo estuviera yo no estaría en este lugar”. Pero también ahí, dentro de la Sala de Vista, fueron maltratadas: “Se pudo dar la práctica de la prostitución por parte de las mujeres q’eqchies”, argumentó el abogado Moisés Galindo, defensor del teniente Esteelmer Reyes al referirse a las mujeres de este caso.

El estigma sobre ellas sobrevive.

La jueza Yassmín Barrios indicó durante el veredicto del Tribunal que las mujeres “sufrieron tratos denigrantes así como abusos y malos tratos”, no obstante, respetaba su valentía, su fuerza.

Amandine Fulchirone explica que cuando se acercaron al contexto de la violencia sexual en el Valle de Polochic, descubrieron que se hablaba de esclavitud, de violaciones, todo dentro de un destacamento: “Decidimos que lo primero que debíamos hacer era romper el silencio. Empezamos a trabajar la culpa y el susto. La culpa desde el feminismo y el susto desde la cosmovisión indígena”.

Las mujeres de Sepur Zarco en esos años (2004,2005) decían que pasaron por algo que “no les había gustado” y no podían nombrarlo. En vez de decir violación sexual, decían “me agarraron”, “rompieron mi matrimonio”, “muxuk (profanación)”, “entraron conmigo”. Empezaron a nombrarlo todo, a decir vulva, vagina, pene. Durante el juicio, frente al Tribunal A de Mayor Riesgo, las mujeres de Sepur Zarco han podido nombrar cada cosa por su nombre: “Me violaron”, “desaparecieron a mí esposo”, “esto no se debe repetir”. Al empezar a nombrarlo también lograron encararlo.

“Lo más difícil, el logro más grande”, recuerda Aguilar, “fue cuando lograron bailar”. “La construcción fue política. La sanación fue integral”, añade, cuando recuerda los ejercicios y talleres que organizaban para que ellas aprendieran a expresarse.

El susto, por otra parte, en la cultura q’eqchi’ sucede cuando “el espíritu sale del cuerpo” a causa de un sobresalto muy grande. En el Valle del Polochic, la recuperación del espíritu se realiza a través de la ayuda de un Aj’Quij (guía espiritual). “Muchas veces los Aj’ Quij son hombres, y las mujeres de Sepur Zarco no podían explicar el origen de su espanto, la violencia sexual. Habían pasado años y no habían podido recuperarse del susto”, indica Aguilar.

Durante el juicio de Sepur Zarco, el miedo, el susto, la culpa, como explicó la antropóloga Irma Alicia Velásquez Nimatuj, forman parte de la evidencia de un rompimiento cultural. “No se trata sólo del sufrimiento de las víctimas a título individual, se lesionó a toda la cultura q'eqchí”, como explicó también la antropóloga, y perito en el juicio, Rita Segato.

POR: PLAZA PUBLICA