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PUBLICACION REVISTA D

miércoles, 11 de octubre de 2017

Ser niña




SER NIÑA EN UN PAIS MACHISTA


En Guatemala, al igual que en otros países de Centroamérica, el persistente machismo y racismo arraigado en sus raíces mas profundas y no es extraño escuchar a la gente preguntarse ¿De qué sirve que una niña vaya a estudiar si lo que le toca es casarse y tener hijos?

“Ese sistema no permite ver que las niñas tienen derechos, a la educación, a la recreación, a la salud a una identidad indigena” “Las niñas están en franca desventaja y peligros”.

El problema es mayor en el área rural, donde las niñas son discriminadas por ser indígenas, mujeres, pobres y campesinas, y ellas crecen creyendo que no tienen otra opción más que convertirse en madres y amas de casa.

La evidencia de esta exclusión a las niñas de la provincia es el departamento de Guatemala, el más urbano del país. Allí los municipios tienen la menor tasa de niñas niñas-madres por cada 10 mil mujeres menores de entre 10 y 17 años y solo 12% tiene acceso a la educación publica.

“Por lo general, la población en el área rural está más excluida de las oportunidades de desarrollo y tienden a tener indicadores más deprimidos; menor asistencia a la escuela, mayores tasas de embarazos adolescentes y mayor mortalidad materna”.

La falta de oportunidades para estudiar, el escaso acceso a educación integral en sexualidad y el simple hecho de ser mujer someten un menor desarrollo óptimo comparado con los varones.

Ser mujer en Guatemala ya es difícil: según la Ensmi, para 2015 ocho de cada 10 mujeres de 15 a 19 años no tenía trabajo; si a eso se agrega la baja escolaridad y la condición de niña madre el problema es aún mayor. Con menores posibilidades de estudiar, una niña madre tendrá una probabilidad menor de conseguir un trabajo; cuando lo consiga, será más temporal y peor pagado que los de otras mujeres sin familia y mejor educadas y significativamente menor que los de cualquier hombre.

Si esa niña es pobre, la brecha de pobreza crecerá y si es indigena se duplicara. Y también aumenta las probabilidades de que el ciclo empeore: es muy posible que, cuando llegue a mujer, esa niña sea madre y sea abuela a muy temprana edad.

La discriminación racial es una realidad tangible y cotidiana para las niñas indigenas, e impacta en los sectores más vulnerables de la sociedad. La exclusión, marginación, restricción o limitación se manifiestan de diferentes formas en las relaciones sociales, afectando de forma contundente las niñas indígenas. 

Debido a razones históricas y estructurales, los pueblos indígenas han sido discriminados y excluidos de la toma de decisiones sobre temas de interés social que directamente les atañen. 

La situación de la niña y la adolescente indígena no puede ser entendida fuera de este contexto, sino como parte intrínseca del mismo.
Las niñas son especialmente afectadas por el abuso sexual, la explotación sexual, tráfico y adopciones ilegales (redes de traficantes de menores). Situaciones que pasan inadvertidas o silenciadas no sólo por las comunidades, familias y sociedad civil en general, sino incluso por las instituciones estatales. En el caso de las violaciones cometidas contra niñas indígenas, lo más grave es que las denuncias se topan con un sistema de justicia burocrático, machista e injusto. Muchas denuncias no proceden ya que los jueces aducen que faltan pruebas suficientes que indiquen que el acto sexual se cometió con violencia.

El 11 de octubre se conmemora el dia de las niñas para llamar a la sociedad y gobiernos a protegerlas y crear leyes que les protejan y dar mayor acceso a la educación.