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PUBLICACION REVISTA D

martes, 7 de diciembre de 2010

LA MUJER Y EL HOMBRE XINKA

 AYAHLA  XIKI HURAK XINKA

Entender  y aceptar nuestra naturaleza de mujeres y hombres  xinkas implica adentrarse en la complejidad de la esencia multicultural y pluriétnica que distingue a este país. Ellas emergen de una cultura precolombina diferente a la de los mayas, cuyo origen no ha podido ser definido por antropólogos, historiadores ni lingüistas.
Lo cierto es que la conquista y colonización españolas rompieron las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales de los xincas, provocando una disminución considerable de la población, la cual fue evangelizada, esclavizada y desplazada. Como los demás pueblos indígenas, también cayeron víctimas de la exclusión y el racismo que se ha consolidado desde esa época.
Posteriormente, la opresión del aparato estatal, el servicio militar obligatorio, el conflicto armado interno, las migraciones y el proceso de mestizaje, entre otros factores, hicieron que la cultura xinca se transformara y perdiera una parte de los elementos que conforman su identidad, sobre todo el idioma, sus trajes y muchas de sus tradiciones.
Ò  la definición de pueblo indígena involucra además el sentimiento de pertenencia expresado mediante la autoidentificación, la territorialidad, institucionalidad propia y un sistema de vida regido por su propio simbolismo y cosmovisión.
Ò  La discusión acerca de la existencia y derechos del pueblo xinka no se hizo oficial hasta la firma del Acuerdo de Identidad de los Pueblos Indígenas, en 1995, y cobró fuerza con la vigencia de los Acuerdos de Paz. Ello representó un gran paso, pues por años se les ha considerado como un grupo minoritario, casi extinto, y las investigaciones al respecto son pocas.
Ò  Una muestra de eso es el Censo Nacional de Población y Habitación de 2002, del Instituto Nacional de Estadística, el cual reportó más de 4 millones 610 mil indígenas, de los cuales solo 16 mil eran xincas. Estas cifras representan una forma de “etnocidio estadístico”
Ò  Identificar a una mujer xinka a simple vista, por su aspecto físico, no es tan fácil, pues para ello es necesario que te despojes de los parámetros histórica y socialmente aceptados acerca de cómo es una indígena, principalmente porque esa descripción enmarca a la mujer maya.
Ò  En este caso se trata más bien de mujeres que pueden fácilmente pasar por mestizas, con sus rostros morenos y cabello oscuro sobre el cual colocan numerosos ganchos o cordones coloridos. Lucen vestidos con paletones en colores intensos, gabacha o delantal, aretes vistosos y, algunas veces, usan caites.
Ò  Ellas “tienen otros códigos culturales y una forma diferente de ver la estética, el vestuario y la identidad”, El  significado especial de los colores de su vestimenta:
Ò  El rojo simboliza la sangre derramada de nuestros ancestros;
Ò  El amarillo significa la salida del sol;
Ò  El blanco, la pureza y lealtad, se relaciona con el agua y el poder visualizar las cosas con el alma de nuestros antepasados. 
Ò  El verde es la naturaleza, el naranja es la puesta del sol y el renacer de un día, y el azul es el espacio que ocupa el mar y la existencia”.
Ò  Si analizas el interior de las abuelas, sobre todo encontrarás un espíritu fuerte, el cual, sin importar lo avanzado de su edad, las impulsa a seguir luchando. Ellas son consejeras, bastiones de autoridad, respeto e influencia en sus comunidades.