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PUBLICACION REVISTA D

martes, 17 de febrero de 2015

LA GUERRA NO PUDO CON LA ESPERANZA


LA GUERRA... 
NO PUDO CON LA ESPERANZA


“Las semillas que la guerra no pudo destruir son las que hoy florecen”. 

Éstas fueron las palabras con las que concluyó su discurso el rector de la Universidad Ixil, Vitalino Similox. Se despedía de los estudiantes de la segunda promoción, que lleva 13 Noj por nombre. El calendario ixil cuenta con cuatro cargadores de año: Ee, Iq’, Chee y Noj. Eso lo explica. Era el segundo día de defensas orales de 15 tesis. En total eran nueve mujeres y seis hombres que expondrían durante tres días consecutivos sus trabajos. Para la segunda mitad de febrero esperan graduarse de técnicos en desarrollo comunitario rural.

La tensión en sus nervios fue disminuyendo notablemente de intensidad. Sus cuerpos, ahora más sueltos, expresaban confianza y seguridad. Aparentemente, todos estábamos felices conforme pasó el tiempo. El día anterior, varios trabajos fueron presentados con pericia. El programa de presentaciones del día siguiente, también se insinuaba sugestivamente. Eso era notorio, no sólo por las preguntas de investigación planteadas, sino también por la forma de hacer las cosas. Plantas medicinales, sitios sagrados, migraciones, prevención reproductiva, medicinas tradicionales, guías espirituales, género. Esos y más fueron los temas investigados. Nunca dejó de ser patente el interés de los estudiantes por abordar aspectos vinculados a su vida diaria.

El método de enseñanza empleado en la Universidad Ixil tiene una distancia evidente de los modelos escolarizados y tradicionales. Los jóvenes explicaban en sus defensas que los problemas de sus investigaciones fueron construidos colaborativamente mediante un intercambio con miembros de sus comunidades. Ancianos, autoridades, padres y otros, los ayudaron a interrogar las cosas que hay, las que ya han desaparecido, las diferencias entre el antes y el ahora. Estaban tratando de entender conjuntamente el mundo, aprovechando los saberes milenarios, pero también incorporando elementos extranjeros, sin establecer jerarquías absurdas sobre el valor de los conocimientos diferentes. El fino hilado con que se teje el encuentro de saberes fue lo que más pudo sentirse durante los tres días de presentaciones. Eso podía verse en las sonrisas entusiasmadas y escucharse en las palabras, polifónicas y eficaces, del idioma ixil.

Mi colega y amigo, Giovanni Batz, quien, como yo, hace etnografía en la región ixil, se sentó junto a mi para hablar rapidamente de la actividad. Mientras Pablo Ceto, el vicerrector de la Universidad, iniciaba el discurso de despedida haciendo énfasis en el respaldo académico que brinda la Universidad Evangélica Nicaragüense "Martín Luther King". Ceto mencionó el complejo y largo proceso de empujar esta iniciativa, y enfatizó otros aspectos: la Universidad Ixil es una universidad sin campus, es la universidad de su propia gente, y es una universidad que busca adaptarse a su entorno inmediato. Los tutores viajan periódicamente a las comunidades de los municipios de Chajul, Cotzal y Nebaj, para facilitar la circulación de experiencias y aprendizajes. Es un proyecto itinerante que trata de balancear las asimetrías que puedan darse entre los grupos.

Finalmente, Ceto presentó a los tutores. “Aquí, el maestro no existe”, dijo. Los tutores se mostraron igual o más ilusionados que los estudiantes. Fue un buen momento.

Esta universidad se ha hecho con muy poco. En cambio, los resultados son ilimitados. La guerra no es capaz de destruirlo todo. Lo que queda en estos corazones es inconmensurable. La tapisca de este año es generosa.

FUENTE: PLAZA PUBLICA