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PUBLICACION REVISTA D

sábado, 23 de enero de 2016

1932: EL GENOCIDIO DE LOS XINKAS SALVADOREÑOS



EL GENOCIDIO CONTRA LOS XINKAS SALVADOREÑOS
una mancha oscura en la historia de El Salvador
 El dia que desaparecieron a los Pipiles


Muchos genocidios se han producido a lo largo de la historia. Ellos son aterradores y dejan cicatrices profundas, sufrimiento humano y un dolor inmenso para los familiares que se ven afectados directa o indirectamente.

En especial, cuando los gobiernos o facciones gobernantes que perpetran estos hechos se niegan a admitir que cometieron atrocidades a través del genocidio.

A lo largo del tiempo, nos hemos olvidado de muchos de ellos y hay otros que no están debidamente incluidos en los libros de historia actuales.

El tiempo ha olvidado lo que ocurrió en 1932 en El Salvador. Más de 30,000 indígenas fueron asesinados por órdenes del general Maximiliano Hernández Martínez, quien era partidario de los nazis de Adolfo Hitler y del general Francisco Franco de España. 

Para muchos el militar es visto como un héroe que se enfrentó al comunismo en El Salvador. El llegó incluso a pedir ayuda y entrenamiento al aparato militar/policial de Franco en España. Ellos entrenaron a la Guardia Nacional salvadoreña en su represión y brutalidad.

La Guardia Nacional de El Salvador era conocida por golpear, torturar y matar a cualquiera que no hubiera seguido las reglas establecidas por el general Martínez. La tasa de delincuencia era extremadamente baja ante el temor a las represalias del general Martínez.

En 1932, el líder campesino Farabundo Martí y junto otros tales como Modesto Ramírez, dirigieron y organizaron el movimiento revolucionario/resistencia salvadoreña – que con el tiempo pasó a ser el Partido Comunista Salvadoreño y el movimiento revolucionario. El héroe invisible, similar a Camilo Cienfuegos de Cuba, fue Ramírez, quien viajó por todo El Salvador organizando a la población campesina. Ramírez y Miguel Mármol, sobrevivieron al genocidio y, de hecho contaron lo ocurrido a través de la palabra oral y escrita.


Las costumbres y la forma de vestir de los nativos e indígenas fueron completamente erradicados y prohibidos. Eventualmente, los comunistas salvadorenos y los líderes campesinos decidieron llevar a cabo un levantamiento en 1932.
El general Martínez ordenó a su Guardia Nacional y a los soldados buscar y destruir. Por coincidencia, algunos de los volcanes de El Salvador explotaron de furia y sirvieron de telón de fondo a los olvidados del genocidio indígena de 1932. Se ordenó el asesinato de todos los simpatizantes comunistas y agitadores. En realidad esto fue un disfraz para erradicar de El Salvador a la población Maya/Pipil y robar sus tierras. Consolidó su poder y gobernó durante más de una década. Sin embargo, las semillas ya habían sido plantadas por el Partido Comunista de El Salvador. Debemos aprender las lecciones de la historia y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar futuros genocidios.
Recordemos y reconozcamos el genocidio de 1932 en El Salvador. Eso fue más que una masacre o matanza. Llamémoslo por lo que fue, un genocidio.

Este levantamiento de los xinkas(llamados pipiles erroneamente) salvadoreños fue duramente suprimido por el general Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó el genocidio de entre 25.000 y 32.000 indígenas lencas(familia directa de los Xinkas de Guatemala). Sin embargo, las investigaciones sobre el suceso son escasas, "lo que ha tenido como resultado una impunidad estructural por parte del Estado salvadoreño".

Entre enero y febrero de 1932, el general Maximiliano Hernández Martínez, que gobernó El Salvador entre 1935 y 1944, persiguió y masacro una protesta pacifica de indígenas y campesinos que causo la desaparición de poblados enteros muy parecido a lo que sucedería en Guatemala a los pueblos mayas algunos años despues, segun información del periódico salvadoreño 'La Prensa Gráfica'. El Ejército asesinó a cualquier persona que pareciera indígena, exterminando así casi por completo la cultura indígena Pipil(lenca-xinka).  

El Salvador se encontraba sumido en una profunda crisis económica por la caída de los precios del café y la crisis de 1929.


El Ejército asesinó a cualquier persona que pareciera indígena, exterminando así casi por completo la cultura indígena Pipil.
"Las actuaciones realizadas en aquella oportunidad en contra de los pueblos indígenas salvadoreños representan un patrón de conducta típico de crímenes de lesa humanidad y se implementó como una estrategia deliberada para silenciar y aterrorizar a la población indígena", ha afirmado David Morales, procurador salvadoreño para la Defensa de los Derechos Humanos.

"A lo largo de la historia de El Salvador, los pueblos indígenas han sido víctimas de diferentes actos de discriminación, persecución y exterminio, lo que ha traído como consecuencia la negación de su existencia y la privación de sus derechos".


JOSE FELICIANO AMA
(Izalco, El Salvador 1881-1932) 
Fue un cacique indígena de la etnia pipil de El Salvador, uno de los líderes de la Insurrección Campesina de 1932.

Ama era un campesino jornalero. Contrajo matrimonio con Josefa Shupan, miembro de una influyente familia dentro de la comunidad indígena de Izalco. En 1917, se convirtió en mayordomo de la Cofradía católica del Corpus Christi, grupo que además de cumplir con fines religiosos, servía como ente de representación de la población indígena en sus reclamos ante el gobierno.

El 22 de enero de 1932, en medio de la crisis nacional producida por la caída de los precios del café, Ama dirigió el levantamiento popular en Izalco. Los alzados tomaron el control del pueblo y expulsaron a los terratenientes y al alcalde municipal. Seis días después, el 28 de enero, las tropas del gobierno llegaron y asesinaron a los indigenas para retomaron el control de la localidad. La represión gubernamental contra los sublevados resultó en la muerte de cientos de pobladores de Izalco. Feliciano Ama fue detenido y ahorcado, aunque algunas versiones señalan que habría sido linchado hasta morir, siendo después colgado. Según izalqueños, a Feliciano lo colgaron de un árbol en el parque central Saldaña, del Barrio La Asunción en el municipio de Izalco, departamento de Sonsonate.


LOS PIPILES Y LOS XINKAS

Los pipiles son un pueblo indígena que habita la zona occidental y central de El Salvador. Su idioma es el Pipil, este idioma esta emparentado con los idiomas de origen Mixe-zoque que habitan en el sector, incluyendo los Xinkas Guatemala y Masagua en Honduras . Los antepasados de los pipiles y xinkas emigraron de México y se asentaron en lo que hoy es El Salvador en el Siglo X d.C.

La palabra Pipil es un término náhuat que proviene de Pipiltzin que significa noble, señor o príncipe,  en xinka significa "volar libre", aunque también se deriva de Pipiltoton, que significa niño, muchacho u hombrecito. El nombre fue dado a las tribus que había en El Salvador y otros países de Centroamérica,  y otros pueblos del mismo tronco lingüístico de México.

Evidencias arqueológicas, lingüísticas y glotocronológicas sugieren que algunas poblaciones ubicadas en lo que ahora son los estados mexicanos de: Durango, Zacatecas y San Luis Potosí emigrarón a Veracruz alrededor del 500 o 600 d.C. Alrededor del 800 d.C. algunas poblaciones emigraron hacia el Soconusco, en el sur de México, dando origen a los pipiles, mientras las poblaciones que se quedaron dieron origen a los nonoalcas; a la vez ambos grupos esutvieron influenciados por los toltecas. En el 900 d.C. los pipiles emigraron hacia varias regiones de Guatemala, El Salvador y Honduras. Algunas poblaciones pipiles de Honduras emigraron a varias regiones de Nicaragua donde dieron origen a los nicaraos (pueblo de habla náhuat que habitó alrededor del Lago Cocibolca).

En la actual Guatemala los Xinkas fundaron Isquintepeque (actual Escuintla) y se vieron influenciados por las poblaciones mayas (cakchiqueles, quichés y zutujiles). En lo que hoy es Honduras, los pipiles- xinkas habitaron en los valles de: Comayagua, Olancho y Aguán y en Choluteca y se vieron influenciados por la poblaciones mayas chortís. En el actual El Salvador los pipiles fundaron alrededor del 1200 el Señorío de Cuzcatlán, nación que se extendía desde el río Paz hasta el río Lempa, es decir, cubría gran parte del occidente y centro de El Salvador.