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PUBLICACION REVISTA D

sábado, 16 de enero de 2016

JUSTICIA!!!!



“558 osamentas están por encima de cualquier ideología”


Las recientes capturas e inicio de procesos por #CasoCreompaz y #CasoMolinaTheissen han despertado los extremismos siempre latentes en nuestro país.

Surgen las acusaciones más virulentas de un lado, las generalizaciones y los mecanismos de defensa.

Sabemos que el ejército brinda un sentido de pertenencia a los miembros y a sus familias, una verdadera cohesión, lo cual no es necesariamente malo, a menos de que se utilice esa unión para reaccionar como si se estuviese atacando a toda la institución o a todos sus miembros, lo cual no es el caso.

En el ejército, como en la guerrilla, hubo y hay personas de convicciones fuertes y profunda ética. También en ambos lados hubo asesinos desalmados. Tan desalmados que la amnistía pactada por las partes excluye los crímenes de lesa humanidad, justamente por su gravedad, porque ninguna guerra los justifica.

En #CasoCreompaz son 14 los militares acusados y en el #CasoMolinaTheissen son 4. Ellos son los señalados. Ellos deben responder ante la acusación. No es la institución como tal ni las familias de militares, ni menos aún los ciudadanos que sienten que tienen que estar de parte de los “buenos” de la película.

Al tener la institución armada más recursos, personal y financiamiento, además de practicar el exterminio como política estatal, de lo cual dan cuenta más de 600 comunidades masacradas, es lógico que el mayor número de capturados pertenezca al ejército. No ha sido así en el caso de las condenas, ya que el que guarda prisión es un ex guerrillero, por la masacre El Aguacate.

Así que los protagonistas de esta historia no son el ejército y la guerrilla: Son las víctimas, sus familias y los sobrevivientes, quienes llevan décadas esperando una justicia que para merecer ese nombre, debe ser pronta, y ya no lo es.

Pero ahora se abre ante ellos la puerta de la esperanza, el saber qué pasó con sus amados, el recuperar sus restos para así poder al fin cerrar el duelo, el reconocimiento de lo que pasó. Comparado con el dolor que han vivido todo este tiempo, lo que piden es muy poco, ¿también eso les vamos a regatear?

Hoy le invito a que piense en la tumba de un ser querido para usted. Una tumba que puede visitar y honrar, una que le proporcionó la certeza de la muerte de esa persona y le ayudó a superarla. Estas personas no la tienen.

Ahora le animo a pensar en un adolescente de su familia. Yo tengo una hija de 14 años, la edad en que Marco Antonio Molina Theissen fue secuestrado en 1981, sin que hasta la fecha su familia sepa qué fue de él .

También le pido que reflexione en cuánto pesar causa la muerte de alguien por causas naturales, sea David Bowie por cáncer, una mascota o una abuela que nos deja. Y en todos estos casos, no estamos hablando de personas que vivieron el horror en sus últimos momentos, que fueron torturadas y presenciaron cómo lo eran otras y que fueron tiradas, algunas vivas, a un pozo con cientos de personas más. Muchas de ellas sin identificar hasta este día.

¿Podemos en verdad ser tan faltos de empatía?

¿Podemos acusar a las familias que han buscado justicia en vano?

¿Consideramos estas muertes antinaturales de menor categoría que otras?

No piense en ideologías, no se trata de eso. Póngale nombre a las víctimas, cámbieselos por el de personas importantes para usted.

¿Sigue pensando igual?

Marco Antonio Molina Theissen, fue uno de los 5,000 niños desaparecidos, secuestrados, torturados y asesindos por el ejército guatemalteco.

SALMO