INFORMACIÓN

INFORMACIÓN

PUBLICACION REVISTA D

martes, 26 de enero de 2016

VISIÓN INDÍGENA HACIA UNA POLÍTICA DEL BUEN VIVIR


VISIÓN INDIGENA HACIA UNA POLITICA SOCIAL DEL “BUEN VIVIR”

Una mayor participación de los indígenas resulta fundamental porque se encuentran activos políticamente y por tanto, han cambiado de forma positiva la perspectiva política en América Latina.

En esta línea se pronunció El doctor Cesar Castillo, director del programa de Estudios Latinoamericanos y del Centro de Estudios Lingüísticos NARILA de Guatemala, durante la conferencia “Geopolíticas del saber, transmodernidad y buen vivir en América Latina”.

Según expertos, los grupos indígenas no solo han aportado a los estados el reconocimiento de la naturaleza, que responde a las demandas de justicia ecológica, sino que también tienen cosas que decir en temas como productividad o trabajo.

Un ejemplo de ello es la Constitución ecuatoriana y boliviana, en la que se incluyen apéndices que reconocen y especifican los derechos de la naturaleza, además indican cómo debe ser trabajada de manera racional.

“Esto no aparecía representado antes porque solamente los derechos humanos contaban desde la perspectiva occidental”, manifestó el investigador, en esta actividad organizada por el Doctorado en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la U.N. y por la Maestría en Estudios Culturales de la Universidad de los Andes.

“‘Buen vivir’ es un término tomado del quechua ‘sumak kawsay’. El primer término hace referencia a la realización ideal y hermosa del planeta, mientras que el segundo significa vida en el sentido de vida digna y plena”, explicó el profesor invitado.

Esta concepción es utilizada en países como Ecuador o Bolivia e intenta incorporar las perspectivas de culturas no dominantes (quechua y aimara, entre otras) a la constitución y al cuerpo jurídico de los países, para reconocer epistemologías que hasta ahora no habían sido consideradas.

“Son grupos sociales con otras concepciones de política y cultura, a los que se debe tener muy en cuenta”, quien también analizó algunos cambios producidos en las últimas décadas en el proceso de producción y divulgación de conocimiento, debido a avances tecnológicos.

Sin embargo, el acercamiento resulta una dinámica intercultural compleja y, aunque existen esfuerzos de aproximación entre ambas partes, es mucho más difícil la práctica que lo que se percibe desde la teoría.

“Es muy complicado porque hablamos de culturas indígenas como si fueran un bloque homogéneo, cuando se encuentran tremendamente fragmentadas. Pero vale la pena hacer el esfuerzo”, apuntó el docente de la Washington University.

Esos sectores han sido negados, invisibilizados por la modernidad, no reconocidos como una fuerza social, no integrados productivamente al sistema dominante y no reconocidos en sus culturas; además sus lenguas han resultado aniquiladas por políticas estatales, de manera que los daños que comenzaron con el colonialismo y que la “república criolla” continuó desde el siglo XIX son muy notorios para América Latina en cualquier contexto.

En su opinión, es importante aceptar los efectos de la devastación de las culturas autóctonas desde la colonia, pero también en la época actual, por la falta de oportunidades y la ausencia de reconocimiento de culturas, productividad, naturaleza, trabajo y demás aspectos que no coinciden con las culturas dominantes.