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lunes, 2 de febrero de 2015

500 AÑOS DE BERNAL DIAZ DEL CASTILLO


500 años de Bernal Díaz del Castillo 
- EL SAQUEADOR DE AMERICA-

Bernal Díaz muestra a hombres de carne y hueso, como él, atrapados en su tiempo, viviendo el triunfo. la avaricia y la derrota, el nacimiento de un imperio que descansa en el saqueo, la sangre, el sufrimiento y el exterminio de los pueblos americanos. Atormentado por los recuerdos, tratando de colocar su nombre en el lugar que cree le corresponde, escribe la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”.


El año anterior se cumplieron 500 años del arribo de Bernal Díaz del Castillo al continente americano. Llegó, con no más de 18 años, como un aventurero más. Poco tiempo después, en 1519, formaba parte de la tropa de Hernán Cortés que extermina el imperio Azteca, que da lugar al surgimiento del Virreinato de la Nueva España, a grandes rasgos, el actual México. 

Bernal Díaz no destaca en la historia por sus hechos de guerra, no pasó de simple soldado de a pie en la invasión mexicana, sino porque tres décadas después, retirado como encomendero en la ciudad de Santiago de Guatemala, escribiría la Historia "verdadera" de la conquista de la Nueva España, una de las crónicas más importantes de la América colonial española aunque muy poco veraces.

La crónica de Bernal Díaz es reconocida como una valiosa obra histórica y literaria. El cronista, por el contrario, permanece un personaje esquivo, pleno de enigmas y contradicciones de las que no está libre la relación entre el autor y su obra, las cuales  se utilizan para cuestionarle la autoría de la crónica. Los años de la "conquista" española, su vida en Guatemala en la segunda mitad del siglo XVI, donde escribe la crónica, son decisivos para poder entender la enigmática figura de Bernal Díaz.   

BERNAL DIAZ SU HISTORIA
          
Bernal Díaz nace en Medina del Campo entre 1495 y 1496. Una época marcada por las transformaciones más trascendentales vividas tanto en España como en el resto del continente europeo desde la caída del Imperio Romano un milenio atrás. La unificación de los reinados medievales en un solo Estado español bajo los Reyes Católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, y la Reconquista, es decir, la expulsión de los árabes después de ochos siglos de ocupación de la Península Ibérica, introdujo una nueva era en España. Dos o tres décadas después, con el “descubrimiento” y la conquista del continente americano, España se convertía en la primera potencia mundial de la historia, un imperio donde no se ponía el sol. 

La larga vida de Bernal Díaz, abarca casi todo el siglo XVI, transcurre bajo el impacto de estos acontecimientos. La fidelidad de su familia de humildes cabildantes con la causa unificadora de los Reyes de España no se borrará nunca de su mente. Después, a pesar de los vínculos identitarios que establece como vecino en Santiago de Guatemala, que da lugar al nacimiento del mundo de los criollos americanos, y el inicio del mestizaje salvaje de indigenas y europeos y de los reproches que le hace a la Corona española por la indiferencia ante las miserias en que dice viven los antiguos "conquistadores", se consideró siempre un fiel vasallo del imperio español. Esto, por otro lado, no le impide señalarle al monarca español que toda su gloria y sus bienes se las debía a humildes soldados como él. Es el principal mensaje de la crónica: reivindicar el papel del soldado español en la conquista del continente americano. (José Antonio Barbón Rodríguez: 2005)   

El objetivo que se propone Bernal Díaz en la crónica es exponer los hechos y personajes de la "conquista" mexicana, vencidos como vencedores, en forma viva, rescatando los estados de ánimo, las actitudes, sus “cuerpos y figuras y talles y meneos, y rostros y facciones siempre enbelleciendo y escondiendo algunos detalles que no benefician la imagen de la "EUROPA CONQUITADORA”. Quiere hacer, escribe, un fresco de su tiempo, tal y como lo hace Miguel Ángel, el famoso pintor renacentista. Los retratos de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, de Moctezuma, el último emperador de los mexicas, están hechos con este afán. 

Bernal Díaz muestra a los hombres de carne y hueso, como él, atrapados en su tiempo, viviendo el triunfo y la derrota, el nacimiento de un imperio que descansa en el saqueo, la sangre, dolor, sufrimiento y el exterminio de los pueblos americanos. Atormentado por estos recuerdos, tratando de colocar su nombre en el lugar que cree le corresponde, escribe tres décadas después la crónica.

El mundo en que nace Bernal Díaz escapó repentina y vertiginosamente de sus  viejos moldes. Una modernidad marcada por aventureros, mercenarios, buscadores de  fortuna, incluyendo a los miembros de la Iglesia católica, tan crueles y rapaces como los demás. La flota de Pedrarias Dávila de 1514, en la que arriba al continente americano el futuro cronista, la más grande y ambiciosa y sed de oro que arman los Reyes Católicos para someter de una vez por todas bajo sus dominios las tierras y los hombres del nuevo continente, que dos décadas atrás había “descubierto” Cristóbal Colón, estaba compuesta por este tipo de gente. 

Bernal Díaz forma parte de una nueva era que le pone fin a los límites, que abre horizontes para la aventura, el enriquecimiento rápido. También para hacerse un nombre, la fama que atormentó siempre a este cronista. Según Carmelo Sáenz de Santa María (1982), a inicios del siglo XVI, todavía un adolescente, Bernal Díaz, contaminado por el vértigo de su tiempo, trató de enrolarse en uno de los batallones españoles que entonces se enfrentaban en Italia con las otras potencias europeas disputándose el control de sus territorios.   

El continente americano le ofreció a Bernal Díaz la oportunidad que no encontró en las guerras italianas, una opción más atractiva, prometedora. Lo sugería el nombre  Castilla de Oro, como bautizan los ambiciosos conquistadores españoles las costas  del Caribe panameño hasta la actual Colombia. En 1519, después de participar en varias expediciones de conquista desde Cuba, Bernal Díaz toma parte en la conquista  de México. Sin embargo, así como su nombre no aparece en la lista de pasajeros de la flota de Pedrarias Dávila, casi nadie de sus antiguos compañeros de armas recuerda su presencia en los hechos que relata sobre la conquista mexicana. 
 
Este inicio difuso marca la vida de Bernal Díaz. La atmósfera de la época, conflictiva  y caótica, le cuestionará sus hechos, el derecho a ser quien dice ser, la identidad histórica como conquistador. Bernal Díaz se pasará el resto de la vida defendiendo este derecho, luchando contra la identidad fantasmal. En 1540 y en 1549 hace dos viajes a la Metrópoli para demostrar, con  la documentación que reúne desde el arribo al continente americano, la participación en la conquista mexicana. Nunca lo logra totalmente, siempre habrá alguien o algo que le cuestiona o cree que le cuestiona la identidad histórica de conquistador. Así nace la crónica, que debía demostrar de una vez por todas sus hechos y derechos en la conquista mexicana, reuniendo documentos y testimonios, peleando con medio mundo, con funcionarios de la Corona, con conquistadores como Hernán Cortés que, de repente, parecen haberlo olvidado.
 
Bernal Díaz fallece en Santiago de Guatemala en 1584 sin ver publicada su crónica. Se podría decir que muere en un limbo, que fracasó en el intento por rescatar su nombre para la historia. Si no la hubiera escrito seguramente nadie sabría de su tránsito por este mundo, nadie recordaría su nombre, el cual, como sus hechos, 500 años después, siguen siendo motivo de polémica. La crónica, por el contrario, se confirma cada vez más como una obra histórica y literaria. Y ella precisamente, como quería el cronista, salva su nombre.     
 
Bernal Díaz en Guatemala
En 1541, después de casi tres décadas de andanzas por medio continente americano, Bernal Díaz se asienta en Santiago de Guatemala. Una década después empieza a escribir la crónica. El viejo trotamundos ya no se moverá más de Guatemala. Tampoco participa en los hechos de conquista en Centro América, todavía con extensos territorios fuera del control español. Era un aventurero, ansioso de riquezas, de renombre; las guerras de conquista, aunque afirma orgulloso que peleó en 114 batallas, no eran su fuerte. Las batallas las recuerda como algo doloroso que quiere dejar atrás; a Hernán Cortés lo acompaña de mala gana en la travesía hondureña de 1524. En la guerra contra los Lacandones de 1559, en el sur de México, no participa ni contribuye con armas y caballos, como hacen otros viejos conquistadores radicados en Santiago de Guatemala.
 
Bernal Díaz era de los que llegaban para quedarse, para echar raíces. Guatemala no era el mundo bucólico que afirma Sáenz de Santa María; pero aquí, en medio de las deudas, de enfrentamientos, encontró un lugar para escribir su crónica, lo único que al final parece interesarle. Una forma de exorcizar los demonios de la conquista, un escape para sobrevivir en el ambiente mojigato de esta colonia, a donde sus peleas con otros conquistadores lo habían llevado.      
 
Bernal Díaz carga con varios estigmas; se le señala de soldado envidioso, que escribe la crónica para cuestionarle a Cortés el liderazgo en la conquista mexicana. Se reconoce con creces, pero defiende el papel del soldado. El estigma más viejo, el más reacio a desaparecer, es el del hombre humilde incapaz de escribir una obra histórica y literaria brillante como la crónica. Christían Duverger, en un libro reciente, no solo le atribuye la crónica a Hernán Cortés, sino pone en duda que Bernal Díaz haya existido. Duverger (2012) monta su libro a partir de una serie de suposiciones, no presenta una sola fuente sólida. La vida de Bernal Díaz, sin embargo, está bien documentada, también la escritura de la crónica. (Pinto Soria: Revista Iberoamericana: 55: 2014) 
 
Bernal Díaz no era un conquistador más. La inmolación de Cuauhtémoc y del señor de Tacuba, “tan grandes señores”, se las reprocha a Cortés como una “muerte muy injustamente dada”. En una ocasión, defendiendo a unas esclavas indígenas, se enfrentó a cuchilladas con otro conquistador. Vividores, parásitos, criminales, son casi todos los que se asientan en Guatemala con la conquista española. El Obispo Francisco Marroquín, considerado casi un santo, no fue diferente. En 1541, a la muerte de la viuda de Pedro de Alvarado, en la catástrofe que destruye la segunda ciudad de Santiago, le tocó cogobernar con el primo de la viuda, Francisco de la Cueva. El Obispo, de inmediato, reservó una de las mejores encomiendas para Francisco del Valle Marroquín, un pariente suyo.  
 
En el epistolario con la Corona, el Obispo Marroquín no incluye al cronista entre los personajes notables de Guatemala; él, que en medio de tanta destrucción y muerte, escribía una obra destinada a pasar a la historia. Otros funcionarios, como el oidor Alonso de Zorita (1554-1556), lo mencionan en sus obras. El cronista tampoco alude al Obispo en su texto. No hicieron buenas migas. Debido seguramente a las peleas con Francisco del Valle Marroquín, sobrino y apaniagudo del Obispo, advenedizo que le arrebata tierras de la encomienda, como se queja con el Rey en carta de 1558. El viejo soldado tampoco soportaba a los curas, las santurronerías. En 1560, en la celebración de la fundación de la ciudad de Guatemala, se negó a portar el Pendón de Santiago.
 
Bartolomé de Las Casas, cuya amistad y apoyo trató de ganarse el cronista para las peleas que mantiene en Guatemala, tampoco soportaba a este Obispo. Defendían causas diferentes. El dominico era partidario del sometimiento pacífico de los indígenas, como lo intenta en su proyecto de la Verapaz. El Obispo Marroquín, uña y carne con el sanguinario Pedro de Alvarado, no se andaba con tales miramientos. Los indígenas eran: “…gente tan sin conocimiento que totalmente no hay en ellos senda ni centella de razón, no tienen más de lo exterior del hombre”. Todo, menos el santo Padre Protector de Guatemala, como se afirma, mucho menos de los indígenas.  
 
La vida de Bernal Díaz como hombre real, de carne y hueso (fue regidor del Cabildo de 1545 hasta su muerte en 1584), está plenamente documentada a partir del traslado a Guatemala. El fantasma de la ubicuidad, sin embargo, no lo abandona totalmente. Se afirma que uno de sus hijos, Pedro Díaz del Castillo, nace en Medina del Campo, su ciudad natal, en 1567. Esto es poco probable. La precaria situación financiera, las peleas con personajes poderosos, lo mantenían casi inmovilizado en Guatemala. Él, o la esposa Teresa Becerra, a cargo de una numerosa familia hundida en las deudas, difícilmente podían viajar a la Metrópoli en esta época. Existe también una carta del cronista al monarca español enviada desde Guatemala en 1567. Este año, además, Bernal Díaz estaba atareado pasando en limpio el primer borrador de la crónica que finalizará a principios del año siguiente.        
 
Los recién llegados, advenedizos como el joven Juan Vázquez de Coronado,  conquistador de Costa Rica y uno de los adversarios de Bernal Díaz en el Cabildo, son los que viajan a la Metrópoli. Ellos controlan la emergente sociedad colonial, los cargos públicos, son los que se enriquecen con el boom del cacao que siembra de indígenas muertos los campos centroamericanos. Las décadas de los cuarenta y cincuenta fueron los mejores años de Bernal Díaz en Guatemala. En 1545, recién llegado, se convierte en regidor del Cabildo; cuatro años después es ya Procurador y representa al Cabildo en la Metrópoli en los famosos debates sobre la encomienda perpetua. En este viaje lo impactan las denuncias de Bartolomé de Las Casas sobre las crueldades de los conquistadores, que parece ser otro motivo para escribir la crónica, es decir, limpiar su nombre. Las Casas tampoco lo olvidará representando al Cabildo contra las reformas del presidente Alonso López de Cerrato (1548 – 1555), nombrado al cargo a sugerencia suya para frenar los abusos de los encomenderos. De las cinco cartas que le escribe el cronista, Las Casas no le responde ninguna.
 
Los viajes a España de 1540 y 1549, como se dijo, se enmarcan en la lucha por  defender su identidad histórica como conquistador. En el primero un funcionario real todavía le espetará en la Metrópoli: “Bernal Díaz no es conquistador, ni le han dado por ese motivo indios”. El segundo viaje fue el decisivo, se le reconocen los meritos de conquistador con la encomienda de San Juan Sacatepéquez, una de las mejores de Guatemala. Después, al finalizar los años cincuenta, su situación financiera se deteriora en empresas que terminan en un verdadero desastre y lo hunden en las deudas. A finales del siglo la viuda todavía estaba pagando las deudas que le hereda el cronista, que se caracterizó como mal administrador de sus bienes. El fracaso económico, sin embargo, pudo haber sido el precio de escribir la crónica, que absorbe todo su tiempo como también los magros recursos financieros. (Juan José Falla: 1994)
 
En 1544 Bernal Díaz contrae matrimonio con Teresa Becerra, hija del conquistador  Bartolomé Becerra con una indígena. Teresa Becerra, “hija natural”, lo que todo el  mundo sabía, pero se callaba, se convertirá en “mujer principal y noble”, “lo más calificado de esta ciudad”. (Edgar Juan Aparicio y Aparicio: 1969) El cronista vivió atrapado en el mundo colonial guatemalteco de las apariencias. En Santiago de Guatemala tenía una de las mejores casas, con criados, armas y caballos, un tren de vida señorial gracias al trabajo gratuito de los indígenas de la encomienda; también de endeudarse, como lo hacen familias pobretonas como la suya. 
 
Bernal Díaz obtuvo las riquezas, el renombre que le quitaba el sueño. En 1551, al retorno del segundo viaje a España, cuando firma como regidor perpetuo del Cabildo, altera los apellidos Díaz Castillo por Bernal Díaz del Castillo. Debía estar a tono con las ínfulas de nobleza, con el mundo de las apariencias que se funda con la conquista española, que marca la vida de los conquistadores y de los descendientes criollos, aunque no fueran otra cosa que aventureros como el cronista, criminales como Pedro de Alvarado, el tenebroso conquistador de Guatemala. 
 
Los sueños del joven Bernal Díaz se cumplieron con creces, encontró las riquezas, el mundo de aventuras que buscaba, cosas que parecían “de sueños”, “nunca oídas, ni vistas, ni aun soñadas”, escribe deslumbrado ante las pirámides y calzadas de la majestuosa ciudad de Tenochitlán. Al rescatar esta realidad alucinante, Miguel Ángel Asturias le otorga a Bernal Díaz el estatuto de fundador de la novela latinoamericana del siglo XX, la novela de la “protesta social”, como le gustaba llamarla el escritor guatemalteco, pues eso también era el texto del cronista, una protesta.       
 
El final
Bernal Díaz muere en Guatemala en 1584 sin ver publicada la crónica. En 1575 envía a la Metrópoli una copia del manuscrito que finaliza en 1568 para publicarlo. En su  poder permanece una copia, conocida como Manuscrito Guatemala, que continuará trabajando hasta el final de sus días. A no ser un burocrático recibido del Consejo de Indias el año siguiente, de este texto no supo más. En una de las cartas que acompañan el envío del manuscrito se afirma que el autor tenía su crónica “por verdadera”. Las demás crónicas de la época las consideraba “relaciones”, escritas de “oídas”, como califica la de Francisco López de Gómara sobre la conquista mexicana (1552). La suya, narrada a partir de los hechos vividos, debía ser la mejor. La obsesión por la exactitud histórica se agudiza en los años finales cuando somete el manuscrito que permanece en su poder a numerosos agregados y correcciones. 
 
Los cambios no alteran el contenido original del texto. A veces parece estar solo matando el tiempo; rectifica nombres y fechas, cambia el color de un caballo por otro, correcciones que hace por propia mano o a través de los descendientes. Algunas arrojan luz sobre los años finales del cronista; tacha, por ejemplo, observaciones críticas sobre las crueldades de Pedro de Alvarado con los indígenas. Los Alvarado era una de las familias más poderosas de Santiago de Guatemala, y Bernal Díaz, el soldado que solo quería escribir la verdad sobre la conquista mexicana, se cuida, contemporiza. Es la actitud, la autocensura que asume el escritor guatemalteco en los eternos y oscuros tiempos de las dictaduras. La mejor literatura guatemalteca, desde Rafael Landivar (1731-1793), Miguel Ángel Asturias (1899 – 1974), Luis Cardoza y Aragón (1901 – 1992), hasta el poeta guerrillero Mario Payeras (1940 - 1996), se escribirá desde entonces en el exilio.


miércoles, 21 de enero de 2015

TINTES Y AÑILES PREHISPANICOS


LOS TINTES Y AÑILES PREHISPANICOS

En Guatemala existe una gran diversidad de especies tintóreas naturales que fueron utilizadas en el pasado y que aún se conservan,  junto con el conocimiento sobre su uso tintóreo, religioso y  medicinal.  

En la época prehispánica, los tintes naturales se usaron en la preparación de colores para pintar murales, códices, el cuerpo y la indumentaria de los rituales. A los colores extraídos de la naturaleza se les asignaba un simbolismo del mundo real y mágico. El azul significaba agua y correspondía a los dioses relacionados con este elemento; el  amarillo hacía referencia a la luz de las estrellas; el negro a lo nocturno; el rojo, Tz'e en Xinka, significaba color o tintura. 

Por su importancia cultural, económica e histórica, en nuestro cultura como Xinkas y en Guatemala, destacan siete materiales tintóreos dentro de una gran diversidad como son: el cempasúchitl, el añil, el palo brasil,  el palo pito, el cedro, la malanga, el luruche, el caracol púrpura y la grana cochinilla. Estos dos últimos son los únicos animales tintóreos que se conocen en Guatemala. 
En Guatemala tenemos una gran diversidad de plantas tintóreas, en las que dominan las de colores amarillos,  en cualquier región de nuestro país encontramos plantas o flores de donde se extrae este color; también hay ocres, azules, rojos, violetas y negros producidos a partir del  añil, la cochinilla y el palo brasil,  respectivamente.  

La grana cochinilla es un insecto que se utiliza como colorante en textiles y alimentos, es la hembra del parásito de algunas variedades de nopales y en la época de la Colonia se exportaba a Europa; el rojo, obtenido de todo su cuerpo, sirvió para teñir las casacas del ejército inglés.

El azul añil también se exportó desde hace muchos años al continente europeo, se producía en toda Centroamérica y en todas las zonas con clima cálido. En El Salvador el proceso de obtención del añil en piedra consiste en poner en un tanque con agua  hojas de añil, que se dejan reposar de cuatro a seis días, así se fermentan o descomponen y liberan la sustancia tintórea, llamada indican, ésta se va al fondo del contenedor formando un sedimento y  posteriormente se bate de cuatro a seis horas. 

Cuando se retira el agua,  el sedimento del fondo se pone a secar al sol y se endurece, a esto le llamamos añil en piedra. El añil tiene dentro de su composición algunos minerales, por lo que se comporta como tinte y pigmento, una vez que se ha obtenido el añil en forma de pigmento, que no es soluble en agua, se lleva a cabo otro procedimiento para teñir lana, seda, algodón y algunos sintéticos. 

En algunas regiones de Guatemala los indígenas conservan el procedimiento de teñido con añil. Tal como ocurre en el Oriente y parte del Occidente, en donde la preparación del tinte incluye cal, hojas de saúco, yuca y polvo de añil, todo mezclado dentro de una olla. Un elemento indispensable en el teñido con añil es el muitle, de sus hojas se puede obtener el verde o azul y siempre se agrega a la tina de añil porque acentúa el color.

Durante cuatro días se vigila la temperatura con el fin de evitar que la mezcla se precipite y el añil se vuelva insoluble en agua y no se adhiera a la fibra. La técnica de teñido con añil se ha preservado de generación en generación, por lo que el ritual también está presente; en la olla, además de las plantas, se pinta una cruz de cal y se coloca una muñequita enrollada para garantizar el éxito del teñido.

Cuando se tiñe con añil podemos observar que al sumergir la tela en la tintura, ésta adquiere un color verde y al ponerla a secar, el indican entra en contacto con el oxígeno y cede electrones, es decir se oxida, luego son recibidos por el oxigeno que se reduce y esta reacción de oxidación-reducción se hace visible cuando el color de la tela se transforma en azul. 

Intenté teñir con añil durante mucho tiempo, hasta que me di cuenta que si no se tiene un control de tiempos, temperaturas y cantidades de los ingredientes, el añil se precipita al fondo, no se disuelve en agua y el color no se queda en la tela. 

En otras culturas la obtención del tinte de añil es un ritual, en la India los hombres que se meten en las grandes tinas de concreto a batir el sedimento del añil, lo hacen al ritmo de un canto. A mí me sorprende que estas personas lleven a cabo el proceso sin maquinaria y utilizando grandes tinas, es una forma de rescatar los métodos tradicionales. 

Existe un poema del siglo XVI escrito en verso que se llama “El puntero”, donde se describe el proceso de la extracción y teñido a partir de la planta añil. El puntero era el personaje que a través de su experiencia indicaba el punto exacto en el que estaba listo el tinte, sin necesidad de pesar los ingredientes o medir la temperatura, porque su buen ojo era parte de una sabiduría ancestral.  

¿Tinte o pigmento?

En la prehistoria ya se utilizaban cuatro colores básicos, que como tal no eran tintes, sino pigmentos naturales. Se trata del blanco, obtenido a partir del yeso; el negro, del humo u hollín; el amarillo que se conseguía al moler unas piedras amarillas; y por último, el rojo, derivado de la tierra de siena, un mineral de color café amarillento.  

Las sustancias colorantes se dividen en orgánicas e inorgánicas. Las orgánicas son las que se obtienen de animales y vegetales, y su principal característica es que son solubles en agua, por lo que se incorporan en las fibras a través de un proceso químico natural y son llamadas tintes.

Las inorgánicas, se llaman pigmentos, son de origen mineral y no son solubles en agua, por lo tanto no se pueden aplicar de forma directa, sino que es necesario mezclarlo con un aceite. Una excepción es la planta del añil de cuyas hojas se extrae el pigmento mediante fermentación y sedimentación, que con ayuda de otros procesos se puede disolver en agua y utilizarse como tinte. 

En el proceso del teñido existen otros materiales que son importantes como los mordentes y las fibras. En el caso de las fibras se incluyen el henequén que se extrae del maguey; el algodón, que es una fibra suave y  se obtiene de un fruto, y la lana, que  se consigue del pelo de algunos animales. 

Los mordentes fijan, intensifican o cambian el color del tinte, estos fijadores incluyen desde sustancias químicas como los sulfatos hasta sustancias naturales como los orines. En la antigüedad se emplearon mordentes naturales como cal, cenizas, alumbre,  lejía (agua pasada por ceniza) y el nejayote (el agua que queda al cocer el nixtamal). Los mordentes se aplican de tres formas: premordentado, antes de teñir; mordentado durante el proceso de teñido; y posmordentado, al final del teñido.

¡En peligro por picosito!

El mangle, del que se obtiene el color ocre claro y gris está en peligro de extinción; la causa principal es la sobreexplotación y la construcción de complejos en lagunas y en zonas donde habitan estos árboles.

Al caracol púrpura la historia no le pinta muy diferente, hace poco me enteré que se utiliza en cócteles por su sabor picosito, si a esto le agregamos que para teñir las fibras se requieren cientos de caracoles, ya que cada uno genera de uno a tres mililitros de tinte, es evidente que se encuentra en peligro de desaparecer. 

Los antiguos Xinkas acudían a las costas una vez al año durante Luna Llena, a retirar de las rocas húmedas a este animalito de 7.5 centímetros, que al soplarle,  secretaba una tinta, y cambiaba lentamente del amarillo al verde y finalmente al púrpura. En el lugar se mojaban  madejas de diferentes materiales con las que luego tejían sus prendas. Una vez que se obtenía el tinte se dejaba reposar al caracol y después de un mes se volvía a ordeñar, ya que es el tiempo de regeneración de la tinta.  Actualmente ya no se sigue el ritual de recolección del caracol púrpura y en vez de dejarlo descansar lejos de la luz del sol y en lugares húmedos, se le mata para obtener su tinta. 

Existen diferentes especies del caracol púrpura y los podemos encontrar en las costas del Pacífico en México, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, su importancia se remonta a la época de Roma en la que teñían la cinta de los dignatarios, bordada en la orilla del vestido y daba un sentido de estatus. Un ejemplo de su sobreexplotación sucedió entre 1980 y 1985 cuando una compañía japonesa mandó a teñir madejas de seda a destajo lo que provocó una reducción en la población de caracoles. 

Desde finales del siglo XVI hasta principios del XIX los tintes que se obtienen de cochinilla, añil y palo campeche se cultivaron, explotaron y exportaron en cantidades importantes, lo que constituyó una fuente de ingresos para Guatemala. Sin embargo, por diversas circunstancias políticas, económicas y sociales, fueron reemplazados por tintes químicos y, en consecuencia, decayeron el cultivo, la exportación y  la utilización de los tintes naturales.

El tema de los tintes naturales ha resurgido, se imparten cursos y se organizan congresos internacionales, por lo que el cultivo y la no sobreexplotación de las plantas y animales  tintóreos son prácticas que deben renacer. 


CUIDADOS DEL CABELLO: PRACTICAS PREHISPANICAS XINKAS


CUIDADO DEL CABELLO
PRACTICAS PREHISPÁNICAS XINKAS


Empezaré diciendo que si hay un cabello hermoso, sedoso, brillante y cuidado es el de las mujeres Xinkas y en la mayoría de los casos en la actualidad ellas siguen sin usar los productos químicos ni los artefactos que nosotras usamos: shampoo, cremas, planchas, secadoras, tintes, peróxido, etc…

La mayoría de estos productos se realizan a partir de derivados del petróleo – por ende nos ponemos petróleo en la cabeza- eso sin contar con todas las marcas que experimentan cruelmente con animales para crear sus productos de “belleza” o “cuidado para el cabello”, la keratina causa cáncer, el peróxido lesiones, quemaduras y dermatitis y los tratamientos para el cabello adicciones para nuestro cuero cabelludo. 
Una vez dicho esto te contaré de que manera podemos curar a nuestro cabello en base a la forma tradicional de cuidado usado por las mujeres prehispánicas Xinkas.

Podemos hacer una analogía respecto a lo que sucederá después de comenzar este tratamiento natural; supongamos que nuestro cabello es adicto al petróleo y que el petróleo es una droga como la cocaína o el azúcar, y que de buenas a primeras lo alejamos del consumo. 
¿Qué pasará?    

Tendrá 90 días de desintoxicación para recuperar su salud; en estos 3 meses lo notarás “deprimido” y es normal, puesto que le estás quitando todas esas sustancias químicas – como pasa con la tierra cuando se le deja de echar amoniaco- es el mismo ciclo.

Pero pasada la desintoxicación tu cabello tendrá la misma belleza que el de las mujeres Xinkas. Una vez dicho esto,  les enseñaré a usar elementos naturales económicos combinados con herramientas actuales para hacer el tratamiento mas fácil y práctico:

EL LAVADO DEL MONO

Ingredientes:

-Nopal o sábila
-1 aguacate maduro
-2 cucharadas de miel pura de abeja o de Maguey
-aceite de tu preferencia (almendra, coco, etc)
-pétalos de una flor con aroma


Paso 1.-

-Corta en cuadros  el nopal o la sàbila
-Pon los pedazos a remojar en agua limpia por una día  (que se remojen bajo el sol de preferencia)

-Pasado un día cuela el contenido; usarás el agua con baba únicamente. Trata de darle un uso diferente a los trozos de sábila o nopal para no desperdiciar nada.

Paso 2.-

Machaca y pulveriza los pétalos de flor, déjalos secar en el sol también por un día.

Paso 3.- 

-Mezcla el aguacate completo (sin hueso) las dos cucharadas de miel de abeja o maguey, los pétalos pulverizados y  unas gotas del aceite de tu preferencia entre la baba. Disuelve todo hasta que tenga una buena consistencia.

Paso 4.-

-Pon la mezcla en tu cabello y déjala reposar de 30 a 40 minutos  

Paso 5.-

Lava tu cabello con agua tibia únicamente.

El resultado depende del tipo de cabello y del grado de daño que le hayas ocasionado con los productos que usas; recuerda que las plantas responden de forma diferente así que no será igual para nadie. Este tratamiento se hace 2 veces por semana, pero puedes juntarlo con otros más siempre y cuando sean completamente orgánicos, el resto de la semana debes lavarlo solamente con agua.

LA JAGUA: TINTE ANCESTRAL


LA JAGUA 
EL TINTE DE LOS ANCESTROS


Seguramente la vida comienza a virar las señales en dirección a tus necesidades y deseos, cuando asumes que todo tu ser tiene la fuerte disposición de emprender un nuevo camino. No dudo que, en parte, esto fue lo que me sucedió pocos días antes de abandonar mi natal Cartagena impulsada por un hambre de mundo y un espíritu de aventura, o tal vez, fue gracias a ese mágico azar que gira entorno a la histórica y concurrida Plaza de la Trinidad en el barrio Getsemaní, dónde sentado en uno de sus extremos conocí a un viajero, filántropo y tatuador de historias. Él es Juan David Navarro, el artista de la Jagua.

Probablemente sea común encontrar en estás ciudades turísticas personas que hacen tatuajes temporales, como básicamente se cataloga. Son múltiples los curiosos que gustan de probar cómo luce un tatuaje sobre su piel, pero cierto es, que es más la consideración, el preámbulo de verse tatuado, que son pocos los que llegan a preguntarse de dónde proviene esa inocua tinta.


Pues bien, este hombre de mirada tranquila y aspecto andariego conocido popularmente como David Jagua, es un empírico e ilustrado artesano que luego de su primer contacto con indígenas Emberas hace 9 años atrás en una comunidad cercana a su ciudad de origen, Medellín, convirtió la jagua en su más grande pasión, y con el respeto que le profesa hizo  de ella su trabajo y su sustento.

El fruto sagrado

La Jagua o Genipa americana como universalmente se le conoce es más predominante en lo que comprende la región de Urabá en la cuenca del rio Atrato en Colombia, territorio originalmente de los Emberas Katios. Cuenta la leyenda que hace cientos de años llegó a esas prometedoras tierras una diosa conocida como: Jagua. Esta mujer que se dice, surgió de la abundancia de los frutos de un árbol y por gracia de la diosa de la noche: Maroya, joven y de exótica belleza, enseñó a ese pueblo amerindio el arte de la pesca, de la caza, de los cultivos del campo y los tejidos, les concedió secretos para perfeccionar la cerámica, curar enfermedades y obtener tinturas para embellecer el cuerpo, por cuyo hecho se consideró el fruto que ostenta su mismo nombre como sagrado.

Entre las tradiciones de los Emberas se destaca particularmente la genipa como el fruto generoso, además de atribuírsele muchas otras propiedades medicinales y curativas, los indígenas extraen la tinta de la fruta para pintar y adornar sus cuerpos ya que a través de esto expresan los estados y ciclos vitales de sus vidas y su posición en la comunidad, y al  mismo tiempo se protegen de las inclemencias del sol y de los insectos por servir como repelente y como protector solar. Además, en la actualidad, esta representación cultural es la mayor muestra de su herencia a nivel mundial.

La Tinta

Sentados en la plaza a una hora poco concurrida del día Juan David realiza el proceso de tamizaje, como se le conoce a la extracción de la tinta y en la que, por cierto, no se emplea ningún aditivo químico. Consiste en rayar la fruta verde, la limadura resultante se envuelve en una tela licra y se exprime y escurre hasta obtener un jugo descolorido. Este jugo se pone sobre un plato o una bandeja bajo el sol el tiempo que sea necesario hasta deshidratarse y resulte en una pasta persistente y de un color negruzco, parecido al betún.

Al igual que con los tatuajes, sus manos y sus antebrazos se tiñen de un color oscuro durante el proceso, ya que la tinta se filtra por los poros y se establece en la dermis por un  tiempo aproximado de 12 a 15 días hasta que se va borrando a medida que la piel va regenerándose. Ciertamente es así, como David jagua por su permanente contacto  con la  tinta, ha pasado los últimos nueve años de su vida con sus manos naturalmente teñidas y protegidas del sol.

Tal es el efecto sanador de la tinta y la inspiración que le otorgó el aprender ciertas costumbres del pueblo Embera, afirma Juan con una pasiva expresión retórica, que se ha despertado en él una actitud de responsabilidad y uso de este fruto, no solo como su medio de trabajo sino como un estilo de vida.

La cantidad de jugo que ha recolectado de su pequeño bulto de genipas y que comienza a  deshidratarse bajo un inclemente sol de mediodía Cartagenero, le será suficiente para varias semanas de trabajo. Mientras tanto él y su amada compañera de andanzas se sientan bajo la poca sombra a bocetar algunos nuevos diseños y a la espera del resultado final, la tinta para los tatuajes de jagua.

SOMOS TIERRA...


SOMOS TIERRA... 

Somos Tierra que piensa, siente y ama

El ser humano, en las diversas culturas y fases históricas, reveló una intuición segura: pertenecemos a la Tierra; somos hijos e hijas de la Tierra; somos Tierra. 

Es ahí que hombre venga de humus. Venimos de la Tierra y volveremos a la Tierra. La Tierra no está frente a nosotros como algo distinto de nosotros mismos. 

Tenemos la Tierra dentro de nosotros. Somos la propia Tierra que en su evolución llegó al estadio de sentimiento, de comprensión, de voluntad, de responsabilidad y de veneración. En una palabra: somos la Tierra en su momento de auto-realización y de autoconsciencia.

Inicialmente, pues, no hay distancia entre nosotros y la Tierra. Formamos una misma realidad compleja, diversa y única.

LEVANTA LA CARA Y SIGUE ADELANTE...


LEVANTA LA CARA 
     Y SIGUE ADELANTE...

Aun recuerdo cuando era niña veníamos al pueblo a Jutiapa, los indígenas no podíamos caminar por las aseras, eso era solo para los "PATRONES" o los ladinos, ellos nos miraban mal, era RACISMO pero nosotros no podíamos hacer nada...

Mis hermana trabajamos como sirvientas, en las casas nos maltratan, no podemos comer lo mismo, comemos en la Cocina, los gritos, las malas palabras y la desigualdad... 

En el momento no lo lloras porque tienes que ser fuerte... Pero después lo lloras en tu soledad... Es mucho PERO SOMOS INDÍGENAS, YO SOY ORGULLOSA DE SER XINKA, es uno de los pueblos mas luchadores y que mas guardan celosos su cultura... Nos obligaron a perder nuestro idioma pero TENEMOS MEMORIA ANCESTRAL... y nuestro idioma aun esta vivo, mientras NOSOTROS ESTEMOS ORGULLOSOS DE QUIENES SOMOS...

Las palabras de mii abuela Jamas se olvidaran de mi mente y eso ME DA FUERZA PARA LUCHAR... Por eso no lloro cuando alguien me grita indio, o me discrimina por ser diferente, yo soy XINKA Y vivo orgulloso de serlo.

LEYENDA DEL CIPITIO


EL CIPITIO

Según cuentan los abuelos lencas hermanos lejanos de los Xinkas en el Salvador, en aquellas noches de luna llena, a todos los ixchocos, el Cipitillo era hijo de Zigueguet, la reina de la luna, que traicionando a su esposo solo con un lucero de la mañana, recibieron una terrible castigo del Dios de los Dioses, Tiwix. 

La maldición recayo en su hijo, que seria el resultado de los amores traicioneros.

El cual nunca crecería y no seria hombre. Simbolizará el Dios de los romances ilícitos y quedaría hasta la consumación de los siglos como un cipote, es decir siempre niño, siempre Cipit. De tantas Historias y Anécdotas he aqui narraremos dos:

Cuentan que hace algunos años, cuando nuestros abuelos eran jóvenes era mas común encontrar las huellas de un niño en las cenizas de la leña del horno, cualquiera pudiera pensar que es una travesura, pero... quizá no lo sea, a el cipitillo le encanta revolcarse entre la ceniza, y hartarse mucho de ella.

Se caracteriza por un ser chiquito y barrigón con un enorme sombrero en la cabeza, sus pies son al revés, o sea que sus dedos estas hacia atras, por eso cuando la gente intentaba perseguirlo seguia sus huellas al contrario.

Era común encontrar sus huellas alrededor de los trapiches y moliendas, o en las cenizas de viejos hornos de tierra, este pequeño espíritu burlón, se escondía en los matorrales a las orillas de los ríos y quebradas para espiar a las muchachas que llegaban a lavar o a bañarse semi desnudas...

NADIE PUEDE DECIRME...


NADIE PUEDE 
DECIRME COMO VIVIR...

“Nadie puede decirme como vivir... yo soy Xinka hemos vivido por siglos en armonía con la Madre tierra con el cosmos. Si yo fuera al Presidente, al ministro o al Rico del CACIF y le dijera “váyase de su casa usted ya no puede vivir aquí” pensaría que estoy loco, y me cerraría la puerta en la cara o llamaría a su policía o sus soldados para que me apresaran...

No decimos que no queramos el progreso u otras cosas que tienen los hombres blancos. Lo que queremos es poder elegir y que el cambio no les venga impuesto, lo deseen o no. 

No estoy diciendo que esté en contra del progreso. Creo que es muy positivo cuando los blancos vienen a trabajar entre Xinkas , a enseñar a leer y escribir, y a plantar y usar plantas medicinales. Para nosotros, esto es progreso. Lo que no queremos son las empresas mineras, que destruyen las montañas nuestros cerros, o a los mineros que traen tantas enfermedades. Estos blancos deben respetar a nuestra tierra Xinka. Los mineros traen armas, alcohol y prostitución, y destruyen toda la naturaleza donde quiera que van. Para nosotros, esto no es progreso. Queremos progreso sin destrucción, VIDA Y NO MUERTE”

sábado, 17 de enero de 2015

SOMOS FUEGUITOS...



SOMOS FUEGUITOS...

Un abuelo un día pudo subir al alto cielo.A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.

Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende...

NO SENTIRÉ VERGUENZA


NO ME SENTIRÉ VERGÜENZA... 
NUNCA MAS

" Soy pobre, indigena, analfabeta, Puede que sea fea. Pero, por Dios, estoy aquí. ¡Estoy aquí! Y tengo una razón para vivir. 

...Nadie me había preguntado qué se sentía ser yo... 

Cuando conté la verdad sobre ello, me sentí libre, ellos me odiaron porque alfin encontré mi voz, y no podrán engañarme mas... 

ENCUENTRA TU VOZ Y SE LIBRE, LIBRE!!! DEJA DE TENER MIEDO... ERES LUZ... ERES PERFECTO "

HASTA DONDE LLEGA LA FE?


HASTA DONDE LLEGA LA FE 

Y DONDE INICIA LAS PRACTICAS RACISTAS, que crean estereotipos y prejuicios sobre los indígenas en Guatemala y Mexico. 

La diferencia esta en los actos...

La Fe se realiza como una acción sacral y de respeto a una deidad popular, y las practicas racistas inician cuando se utiliza el nombre de Dios para ridiculizar el arte y la Cosmovision indigena utilizando sus trajes como DISFRACES, pintado bigotes falsos y utilizando maquillaje exagerado hasta caer en lo sátiro, fingiendo ser lo que no entienden o NO PERTENECEN. Si usted es Maya y porta su traje con respeto porque representa su cultura, arte y conocimiento milenio esta CORRECTO Y RESPETABLE.

Si lo hace POR COSTUMBRE DE "DISFRAZA DE INDÍGENAS" A SUS HIJOS PARA AGRADAR A LA VIRGEN MARIA... 
LAMENTO COMUNICARLE... 

USTED ES RACISTA.

SOMOS XINKAS



Tawalak nawa Sapulika Uruxumuti iwox' hunukakila axa ilkapiya tati nani xumuka iwikulati nulnak Xinka xilpika tawuk, 'Uy, uray, Na'ru xi na'wuki tuwa il kaki xanpul powok!!! 

Cuando practicamos nuestra cosmovisión, nuestra espiritualidad... los abuelos estan presentes, estan felices porque seguimos siendo indigenas, seguimos guardando su conocimiento...en nuestras ceremonias su gran energia hace presencia... traen con ellos la energia de agua, viento, tierra, fuego y de luz.

LA LECHUZA SIMBOLO DE MUERTE


LA LECHUZA 
SIMBOLOGÍA DE LA MUERTE

En esta representación, la lechuza, o auroras como se les conoce en las comunidades Xinkas, son seres místicos y con mucho poder espiritual, tiene grandes ojos enmarcados por círculos y vuela cabeza abajo , esta tiene una intima relación con el Dios de los muertos, o Señor de la Tierra de Muerte. 

En la cultura Xinka, la lechuza y el búho de cuernitos o tecólote eran mensajeros de Dios y de los brujos, portadores de malos agüeros  y buenos mensajes y aves de los hechiceros.


La lechuza o Aurora se creía que eran brujas o Wunak con la habilidad de transformarse en animales, y que llegaban a las casas de las personas enfermas o en peligro de muerte a anunciar su partida y a robar su "espíritu" para tener mas poder. 

"En realidad las Auroras o lechuzas son seres de luz, animales místicos y poderos, que buscan a las personas con enfermedades para anunciar que la muerte esta cerca y que deben curar la enfermedad o buscar protección para no ser llevados al inframundo"  Cesar Castillo (Centro de Documentación e investigación del Pueblo Xinka).

Los Tecolotes o búhos con cuernos son mensajes de Dios o de la Madre Naturaleza y cuando llegan a visitar los hogares traen buenas noticias, salud y ganancias familiares próximas. 
Existen una clase de búho blanco con cuernos negros cuando es visto sobre los techos de las casas significa que un bebe esta pronto por llegar a una familia.

Una regla importante es no lastimar a  estos mensajes, si alguien golpea o asesina a una Aurora o un Tecolote serán malditos por el Dueño del mensaje y la muerte y desgracia llegara a su vida y la de su familia. 

Debe entenderse que los animales son seres vivientes y no deben ser dañados o cazados por una creencia o superstición.

"Las creencias ancestrales son poderosas, y tiene un significado por importante para los xinkas, quien no ve las señales de la Naturaleza y de Dios, esta perdiendo su vida". 



TRADICION DE LAS MALINCHES


PAWAH
O TETEJ SEÑORA DE LA TIERRA Y DE LA LUNA

Las “niñas” coras de la actualidad que participan como malinches en los rituales de las Pachitas (previos a la cuaresma), en la Judea y en los mitotes (durante el año celebran en sus comunidades al menos tres, que son los principales y están vinculados con el ciclo del maíz en tanto semilla, planta y elote)… 

La malinche inicia su cargo como niña y debe terminar antes de entrar a la adolescencia; de hecho, las malinches –en términos individuales, y de manera personal– están manifestando, a nombre de las niñas de la comunidad, el rito de paso emblemático de impúber a mujer. 

El atuendo de las malinches presenta algunas variaciones entre las comunidades. En Rosarito una de las malinches viste de blanco y la otra de rojo;  ambas visten de blanco pero una de ellas lleva ciertos detalles en color rojo. No obstante, en otra comunidad la malinche viste color blanco. 

La malinche vestida de blanco encarna a  Pawah o Tetej, la la madre y señora de la Tierra y de la Luna. Es importante resaltar que para los coras las malinches personifican a la diosa de la Tierra. No se trata de su representación, sino de la Señora misma.

IMAGEN: Las Pachitas es una fiesta de carácter eminentemente femenino; en esa fiesta hay unos personajes llamados Malinche Roja y Malinche Blanca. De su atuendo destacan los espejos redondos de la Malinche Blanca, que van sobre el pecho, y los rectangulares de la Malinche Roja, que descansan sobre la misma parte del cuerpo. 

LA HISTORIA DEL CACAO


HISTORIA PREHISPÁNICA DEL CACAO

El desarrollo de técnicas para el análisis químico de los residuos en recipientes de barro ha ampliado notablemente la visión sobre la antigüedad del consumo de cacao y su dispersión en Mesoamérica, en sitios como Paso de la Amada, Chiapas y cercano a la costa del Pacífico guatemalteco, se han localizado restos de cacao en una vasija de entre 1900 y 1500 a.C. 

En el área maya se han detectado restos de la semilla en recipientes de épocas muy tempranas en Cuello (1000-900 a.C.), Belice, y en Puerto Escondido (1100 a.C.), Honduras. No es casual que estas primeras evidencias se encuentren en zonas con las condiciones ecológicas propicias para el crecimiento del cacao. 

Su consumo en regiones menos cálidas (el cacao requiere un mínimo de temperatura para darse) debió pasar por un proceso en el que las elites asumieron su importancia en ciertos rituales y lo sumaron a la dieta reservada a la clase dirigente. 

Una vez que el cacao se había convertido en un bien preciado para todas las sociedades mesoamericanas, fue necesario establecer mecanismos para procurar su abasto. Un buen ejemplo de esto es Teotihuacan, estado de México, la gran ciudad del Clásico, cuyo desarrollo dependió en buena medida del comercio con regiones lejanas. 

La presencia de la metrópoli se manifestó por prácticamente toda Mesoamérica y una de las zonas en la que esto fue más evidente es precisamente la costa del Pacífico guatemalteco, sitio sin duda con las condiciones idóneas para el cultivo de cacao. 

INFORMACION: ARQUEOLOGIA MEXICANA

EL ORIGEN DEL CHILE


EL ORIGEN DEL CHILE

Cristóbal Colón buscaba una ruta a las zonas productoras de especias y aunque no la encontró propiamente, vino a toparse con una tierra pródiga en sabores y condimentos, y la historia culinaria del mundo cambió para siempre Colón, ante unos frutos de chile o Capsicum, por su fuerte sabor de inmediato los equiparó con la pimienta y los llamó pimientos de indias, denominación que aún persiste en algunos lugares, así como la de ají –bastante utilizada en España–.

Esta última derivada de un vocablo en arahuaco, una lengua del Caribe. En su indispensable obra Cocina Xinka o historia gastronómica de las ciudades antiguas Guatemaltecas, Salvador Novo señala las consecuencias lingüísticas de esta confusión: “cuando los ingleses y los yanquis hablan de ‘pepper’, los italianos de ‘pepperone’ y los franceses de ‘piment’, lo que estas palabras tan próximas a la pimienta describen, es, aunque hipertrofiado y ya insulso o manso, nuestro chile”

La escala de unidades Scoville es un sistema de medición del picor de los chiles inventada por Wilbur Scoville durante la primera década del siglo XX. 

Su objetivo era determinar la máxima dilusión del extracto del chile en la que aún fuera detectable el picor. De esta manera, si un jalapeño ha sido determinado en 4 500 unidades, significa que se necesitan 4 500 partes de solución para diluir una parte de extracto de jalapeño hasta el punto en que el picor aún pueda ser detectado; si se añade más solución, el picor ya no podrá ser detectado.

 Hoy en día se emplea la cromatografía de líquidos de alta resolución para medir el contenido de capsaicina en los chiles. Este método, mucho más preciso, mide los niveles de capsaicina en partes por millón que pueden ser convertidas en unidades Scoville. 


texto: Arqueologia Mexica.

ALIMENTACION XINKA: EL AYOTE


EL AYOTE
La Alimentación Xinka

El ayote o calabaza constituyen una de las especies cultivadas que se aprovechan de manera integral por los Xinkas en diferentes regiones de Guatemala y el Salvador, principalmente como alimento, aunque algunas partes, como las hojas y la raíz, se utilizan también en la medicina tradicional. 

De las diferentes especies se consumen los frutos tanto maduros como tiernos, y se aprovechan las semillas –popularmente conocidas como pepitas–, las flores masculinas y las puntas tiernas de los tallos. El ayote tierna es consumida como verdura, cuando está madura se utiliza principalmente la pulpa y, en ciertos casos, la cáscara sirve como recipiente. 

La flor masculina, es decir la que surge una vez que el fruto ha comenzado a formarse en las flores femeninas, es ampliamente consumida, por nuestras comunidades. 

Las pepitas son una parte especialmente útil pues pueden almacenarse sin mayor problema y poseen características que les dan un buen nivel nutritivo.