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PUBLICACION REVISTA D

viernes, 17 de junio de 2011



NA’U TURAY
EL AVE DE LA TRISTEZA



En el cerro de la culebra vivían dos hermanos, un varón y una mujer. El hermano era muy trabajador, y además portaba un espíritu realmente bueno. Estaba siempre en el cerro y cuando regresaba a su hogar siempre le traía regalos y frutos a su hermana, además de todo lo necesario para vivir. La hermana era haragana y desordenada, le costaba mantener la casa ordenado y cuando el hermano venía cansado de su trabajo, ella nunca lo recibía como merecía.

Un día él, regreso muy agotado luego de un gran esfuerzo en el trabajo del cerro y le pidió si por favor le podía dar un poco de miel de árbol, la hermana fue a buscar el muel(recipiente de morro) pero antes de dárselo lo derramó en su presencia.
Al día siguiente ocurrió lo mismo pero esta vez con la comida. De a poco la paciencia de este muchacho se fue acabando y decidió castigar la maldad de la hermana.

Una tardecita la invitó a ir a recoger miel fresca al cerro, la llevo bien adentro. Cuando llegaron a un quebracho de copa muy grande el hermano le pidió que subiera para ir por la miel, juntos lograron llegar hasta lo más alto del árbol, entonces fue allí cuando el hombre comenzó a descender, desgajando el árbol a medida que iba bajando, cortándole todas las ramas, de manera que su hermana no pudiera bajar. El hombre se bajó y se alejó, la hermana quedó allí en lo alto del árbol con mucho miedo.

Al caer la noche su temor se trasformó en terror. Con el correr de los minutos, horrorizada notó que sus pies se convertían en garras, sus manos en alas y que el total de su cuerpo estaba cubierto por plumas.

Y se le apareció el Dios que le dijo: Yo soy el “teheteme” y he venido a darte lo que mereces, por la desgracia que trajiste a la vida de el “na’u” que te fue dado, quien solo hizo bien hacia vos, pero vos siempre le diste pena y desgracia, ahora te he de dar un regalo, a partir de hoy serás “Na’u”, el Dios se fue y la dejo ahí.

Desde entonces, el pájaro sale sólo de noche, sufre el abandono y clama por su hermano rompiendo el silencio de la noche de los cerros. Su grito desgarrador es de “¡Na’u…Turay!”, que en Xinka quiere decir “¡Hermano…te extraño!”