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PUBLICACION REVISTA D

jueves, 24 de noviembre de 2011

INVESTIGACIÓN: ASI FUERON LOS SINGUAS(XINKAS)

ASÍ FUERON LOS SINGUAS
 (Xinka)


Los Singuas no fueron mayas. Los Singuas no fueron la consecuencia y efecto de Tuilán. Ellos ya habían rodado el continente y no venían a parlamentar con nadie sino a esperar a los “venidos del otro lado del mar”.

Es cierto,no se puede negar,en un momento aceptaron el diálogo y fue cuando precisamente,se les traicionó. Por eso se prepararon para la guerra. Tenían la tecnología,la destreza y los gladiadores correspondientes para enfrentar al invasor. Pues en sus planes quedó fuera,ya no cabían las delegaciones ni los galanteos ni nada. Y cuando el sol se puso en el cénit,estalló la guerra,los montes y las barrancas se estre­mecieron,se tiñeron de sangre. Brotaban como zompopos aquellos guerreros y se esfumaban como fantasmas en la maleza.

Y como un presagio destructivo y de aniquilamiento del adversario usaron flechas envenenadas y pusieron a prueba su destreza y engaño para el enemigo al salir huyendo como dándole a entender que le tenían miedo mientras lograban el objetivo de llevarlos al pie de la montaña donde les soltaban una lluvia de rocas.

Así se escenificó la guerra y así lo aceptaron ellos,los acorazados hispanos,en sus Cartas de Relación. Hubo un momento que don Juan Pérez Dardón,confundido y hasta lleno de pánico le expresó a sus lugartenientes Hernán Carrillo y Fernando de Portocarrero:“¡Santo Dios!,estos indios salvajes nos van acabar”.

La estrategia era así,la táctica operacional suya era esa:los movimientos concéntricos,en círculos y simulando ser muchos,cuando en realidad eran pocos,y esos pocos eran los mismos. Y por eso aquello de hacer pensar que era un contingente grandísimo. De repente…salían en estampida.

Pero como corrían muy rápido,en ocasiones,se veían obligados a botar el paso,pues quien realmente se cansaba era el castellano. El nativo no;él,en cuanto más sacrificio,más elevaba su coraje.

Bastaba un solo grito nacido de aquellas gargantas para ulular en la distancia llevando el mensaje. O tal vez una seña para multiplicarse en lontananza.

Con la velocidad que exponían en cada zancada;saltamonteando retando a la naturaleza,al exabrupto escenario,hasta ganar la distancia y vencer los obstáculos,pero de que el mensaje llegaba,llegaba. Por eso,al divisar la presencia del enemigo ya estaban allí esperando. Fue un combate descomunal,dijeron.

“Aquella parva­da de salvajes iba como susurrándole al viento o rindiéndole culto a la muerte en la vociferación de muchas gargantas que a poco se iban multiplicando entre un delirio que es mofa,ritual o culto a un Dios”.

Como canguros. Como enjambres. Como el viento que trota y es cómplice al cobijase en los guarumales. Como la orden suprema de:¡Apunten…fuego!!! Van soltando la lluvia de rocas.

Y allí murieron acorazados,lanceros e indios de a pie y soldados de caballería. Y donde a pesar…y muy a su pesar,los peninsulares se vieron obligados a dar marcha atrás. Pues un paso al frente era un paso al abismo...

De César Morales de la Rosa
Tomado de Revista Códice No. 2