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PUBLICACION REVISTA D

sábado, 11 de octubre de 2014

NUESTRA HERENCIA XINKA



Los Xinkas somos un pueblo milenario que ha desarrollado a lo largo de más cinco mil quinientos años, hijos de las civilizaciones más antiguas de la tierra y con origen autónomo.

Actualmente tenemos una cultura mestiza, porque llevamos quinientos años de recibir influencias culturales e idiomaticos de otros pueblos.

Tenemos influencia de los españoles, africanos y medio oriente; culturalmente, durante los cuatrocientos años de colonia recibimos la influencia española, en el siglo pasado la francesa y en este siglo la de los Estados Unidos.

Sin embargo, en la última década y debido a los fenómenos de la globalización, el desarrollo de las comunicaciones y el libre comercio, estamos sujetos a influencias culturales de casi todo el mundo.

Este fenómeno no es ni bueno ni malo, es sólo una realidad de la humanidad, que pude tener aspectos positivos y negativos.

Para educar a nuestros hijos en el turbulento siglo XXI. Para prepararlos como “hábiles marineros” de los tormentosos mares de la globalización, debemos de dotarlos de una brújula y de un ancla.

La brújula son los CONOCIMIENTOS y el ancla la IDENTIDAD CULTURAL. En efecto, las sociedades de vanguardia están basando su desarrollo en la información y el conocimiento. Debemos preparar a los jóvenes académicamente de manera eficiente, luchar para que cada día su educación escolar contenga mayores niveles de excelencia.

Pero al mismo tiempo, debemos de educar a nuestros hijos en los valores y principios que heredamos de nuestra civilización “Madre”, en su profunda esencia humanista y espiritual.

No podemos seguir ignorando y desvalorizando lo que es en verdad “único y propio nuestro”. Somos hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, la Civilización, representa nuestra cultura “madre”, ella está presente sin darnos cuenta en nuestro mundo material y espiritual, llenando todos los espacios de nuestra cotidianidad.

La sociedad guatemalteca, aunque lo ha tratado de negar durante quinientos años, es una sociedad “indígena por dentro”; en lo filosófico, en lo ontológico y en lo espiritual.

Los Xinkas tenemos dos valiosas vertientes que nos alimentan y nos vitalizan. Una es la del Originarios, la otra es de Occidental.

En estos quinientos años se ha creado un sincretismo que nos ha dado una Identidad Cultural vigorosa, que nos permite tener “un rostro propio y un corazón verdadero”. Pero debemos de reconocer que la parte más antigua y sólida se encuentra conformada, en su mayor parte, por la Cultura Madre.

Debemos esforzarnos por hacer de nuestros hijos dignos herederos de la herencia dada por los abuelos y abuelas, por los grandes Señores y por nuestro esencialidad. Orgullosos de sus raíces, orgullosos de sus antepasados, orgullosos de sí mismos.